Algunos sectores quieren instalar el relato que el Frente de Todos no “sabe nada” del agro ni del negocio de la soja. ¿Si Glencore se queda con Vicentin es normal? ¿La normalidad es que los préstamos de los ricos, los pagamos los pobres? ¿Cuántos créditos les rechazaron a productores mientras les prestaban a Vicentin?

Se escribe mucho construyendo el relato de que es normal que unos pocos ganen mucho y repartan las sobras. Algunos “hacen como los teros, para esconder sus niditos, en un lao pegan los gritos y otros ponen los güevos”. Hablan de cuidar a las y los productores, de ser independientes y apolíticos, pero ¿dónde ponen los huevos?

Un poco de historia

A mitad de 1997, Oleaginosa Moreno, uno de los principales complejos productivos del país, repentinamente se encontró en una grave situación financiera. Su presunta iliquidez sacudió el mercado. Nadie lo esperaba. Llamaban del exterior incrédulos de que el Grupo Moreno anduviera con dificultades.

La Nación titulaba “Cómo es la evasión en el sector de los granos” , con el subtítulo “Oleaginosa Moreno salió a pagar con ayuda de Glencore”. Daba cuenta del rescate de la multinacional Glencore, que intervino la gestión de las empresas del grupo: Oleaginosa Moreno, Oleaginosa Oeste y Sucesión Antonio Moreno.

¿Qué intereses se defendían en aquella nota? ¿Los de un país que sufría la evasión impositiva o la legitimidad del “rescate” que hacía la multinacional Glencore?

Veinte años después

En diciembre de 2019, Vicentin se declaró en quiebra por una deuda de 350 millones de dólares. Socia de Glencore en la planta Renova -el mayor establecimiento de molienda del mundo- y justo antes, el 2 de diciembre, Vicentin le vendió el 16,67 por ciento de las acciones. En abril de 2020, Glencore ofreció 325 millones de dólares por el restante 33,3 por ciento de Renova, en principio rechazada por el juez de la quiebra y la empresa. El lunes 8 de junio, el presidente Alberto Fernández anunció la intervención y el envío de la ley de expropiación de Vicentín.

Pocos mencionan de los 21.000 millones de dólares que evaden por año las agroexportadoras en Argentina, según el instituto Wider, dependiente de las Naciones Unidas. Se centran la discusión en la propiedad privada de una empresa que recibió préstamos por 18.000 millones de pesos del Banco Nación, mientras se fundían miles de tamberos, cerraban miles de pymes y la mitad de las y los niños quedaban debajo de la línea de la pobreza.

Hay equipo y hay conocimiento

Cristina Fernández de Kirchner conoce perfectamente el rol geoestratégico de Argentina en la alimentación del gigante asiático. Alberto Fernández confía plenamente en sus ministros (Kulfas y Basterra) y en el interventor (Delgado), tres funcionarios de alta experiencia en el sector agropecuario e industrial. Y Anabel Fernández Sagasti se encuentra bien asesorad, a pesar de que algunos pretendan hacer creer de lo contrario.

El Presidente de la Nación, la Presidenta del Senado y sus equipos conocen perfectamente que estamos ante la oportunidad histórica de construir un modelo agroalimentario productivo y sustentable. Con YPF Agro+Vicentin la capacidad de disputar mano a mano con las trasnacionales agroexportadoras es una realidad. Un modelo que incluye y piensa en quienes producen, quienes trabajan y quienes consumen desde la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, más el conocimiento de nuestra biodiversidad y biosfera.

* Matías Strasorier es médico Veterinario, director del Centro de Estudios Agrarios.