No es noticia por renunciar a través de una carta que leyó un traductor ni mediante una conferencia de prensa en la que aseguró que se quedó sin energía. Tampoco por autodenunciarse por un comportamiento impropio ante un empleado. Ni siquiera por alguna de sus "locuras" que enloquecen a sus aduladores y que desquician a sus detractores. Marcelo Bielsa es noticia por un espectacular logro deportivo -el ascenso a la Premier League y el título de la segunda división con el Leeds -, y, valga la redundancia, eso sí que es una gran noticia. 

Hay que remontarse hasta 2004, cuando Argentina alzó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas, para encontrar el anterior éxito deportivo de Bielsa. Y hasta 1998, con el Torneo Clausura ganado por Vélez, para hacerlo en un club. Sin embargo, la grandeza de Bielsa no se mide en números. El "Loco" es un técnico que escapa los parámetros normales de su profesión y que provoca una inmensa corriente de seguidores, sin que interesen demasiado los resultados que consiga. "Deja valores, algo más importante que un título", reiteran sus incondicionales.

Pero a pesar de esa máxima, Bielsa necesitaba el ascenso con el Leeds para curar una herida que no cicatrizaba desde el año pasado, cuando el ascenso se le escapó de forma increíble, después de liderar durante casi todo el torneo. Y, sobre todo, tras haber superado el affaire de espiar rivales, necesitaba coronar su estadía en el Leeds con una meta cumplida: el hombre que no negocia sus convicciones ni futbolísticas se debía a sí mismo cambiar las imágenes de todos sus últimos finales de ciclo. Basta con repasar su carrera para notar que casi todas sus renuncias se saldaron con polémica, incluso hasta contradictorias para una persona que está convencida de que la palabra tiene mucho más valor que un documento firmado.

Bielsa, apasionado como el primer día, pese a que en unos días cumplirá 65 años. 

"Dirigir la Selección Argentina es el sueño de mi vida", le dijo en 1998 al presidente del Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, para dejar el club catalán después de entrenarlo sólo seis partidos. Tras una larga negociación, Bielsa logró liberarse del compromiso, mientras que el Espanyol pudo asegurarse la presencia de la Selección al año siguiente para los festejos de su centenario.

La "falta de energía" resultó la razón de su salida de la selección argentina en 2004, con la eliminatoria rumbo al Mundial de Alemania 2006 encarrillada. "Si las eliminatorias no eran favorables, no hubiera tomado esta decisión. Las dificultades dan energías", aclaró en aquel momento. Las versiones no oficiales de aquel hecho indican que su renuncia partió de un enojo con la AFA por haber permitido que algunos clubes europeos no entregaran a sus jugadores para un partido, por más que se trataba de una fecha FIFA.

"La ausencia de confianza" fue el argumento que esgrimió para alejarse selección chilena en febrero de 2011, apenas días después de que asumiera Sergio Jadue como nuevo presidente de la ANFP. "Sergio Jadue actuó para que yo entendiera que no debía confiar en él. Hizo que llegara a los medios de prensa información diferente a la real. Es exactamente así", aseguró Bielsa en una larguísima conferencia de prensa de despedida, cuando todavía tenía un contrato firmado por cuatro años más.

Sobre el dirigente en el que está basada la serie de Amazon El Presidente, que refiere a los hechos de corrupción en el fútbol sudamericano, Bielsa dijo en aquel momento que "deformó la realidad para disponer al público en contra mío. El objetivo fue desgastar mi imagen pública, engañar a través de los medios de comunicación y predisponer al público del fútbol en contra de mi persona". Durante su estadía de tres años y medio en Chile, el DT descartó alojarse en hoteles lujosos y prefirió vivir en Juan Pinto Durán, el predio de la ANFP en Santiago de Chile. Allí llevó adelante una auténtica revolución a partir de las exigencias que impuso, entre ellas la posibilidad de brindar charlas de liderazgo cuyo elevado caché estaba destinado a costear las reformas y mejoras del campo de entrenamiento de la selección de Chile, que él mismo supervisaba.

Una exigencia similar casi le cuesta el puesto en el Athletic de Bilbao, con el que había llegado a la final de la Europa League. En una rueda de prensa convocada a título personal y sin el permiso del club, Bielsa acusó de "robo, estafa y engaño" a la empresa que estaba al frente de las obras de remodelación en Lezama, la ciudad deportiva del equipo vasco. "El trabajo no es que no se terminara, sino que se hizo mal sabiendo que se hacía mal. Cuando vi cómo estaba, me indigné", contó el rosarino, que sorprendió al contar la manera en que concluyó el incidente: "Con una denuncia autoinculpándome por el maltrato hacia el ingeniero encargado de las obras, al que traté como un salvaje". La dirigencia del Athletic desautorizó sus dichos y avaló a la empresa, situación que casi termina en su renuncia, algo que finalmente no sucedió. Sin embargo, la relación ya no fue la misma y Bielsa dejó el equipo al final de la campaña.

Su salida del Olympique, mediante una carta que leyó su traductor, tampoco quedó clara. El diario marsellés La Provence explicó que como la renovación del contrato se prolongó de mayo a agosto sin haberse firmado, en el medio quedaron unos 300 mil euros que Bielsa no reclamó por entender que no le correspondían, pero a cambio propuso que se invirtieran en la creación de un departamento para el reclutamiento de jóvenes talentos. El presidente del Marsella, Vincent Labrune, estuvo de acuerdo. Sin embargo, en el encuentro final para sellar lo hablado, Bielsa descubrió que aquel dinero ya no figuraba.

Su otra experiencia francesa terminó con un despido del Lille, que lo echó por una supuesta falta grave, cuando el DT viajó a Chile para visitar a su amigo y ex preparador físico Luis Bonini, que estaba atravesando una enfermedad terminal. Y en Italia, ni siquiera llegó a dirigir un partido en la Lazio, después de que el presidente Claudio Lotito no le contratara ninguno de los siete refuerzos que le había prometido antes de iniciar la pretemporada.

Aquella famosa rueda de prensa de la autodenuncia en Bilbao también dejó una frase que refleja otra faceta de la personalidad de Bielsa: su desconfianza hacia el periodismo. "Yo tengo muy mal concepto del periodismo y de los periodistas. Pero para que se queden tranquilos: tengo peor concepto de los entrenadores", afirmó, aunque el mensaje tenía destinatarios claros, y no precisamente sus colegas.

Su relación con la prensa quedó marcada a fuego tras la primera gira con la Selección Argentina por Venezuela y Estados Unidos. A esa altura ya había decidido no brindar entrevistas personales para no favorecer a ningún medio, teniendo en cuenta que en su visión era tan importante el canal con derechos de TV que una FM local. Por eso, en esa gira programó un "off the record" de varias horas con los enviados especiales para explicar sus ideas sobre táctica, jugadores y posibles citaciones. Uno de los periodistas, quien no participó del encuentro ni sabía las condiciones impuestas, contó por una radio de Buenos Aires los detalles de la charla, lo que generó que Bielsa jamás volviera a tener un contacto de ese estilo.

Desde entonces, sus únicos vínculos públicos con los medios pasaron a ser sus conocidas y extensas conferencias de prensa, ya sea para brindar explicaciones futbolísticas como para justificar renuncias. Ahora, en la próxima del domingo, lo hará para celebrar una gran conquista, situación que a esta altura de su carrera es una gran noticia.