La imposibilidad de agruparse para manifestaciones y reclamos hace menos patente un elemento que se está desarrollando en la actualidad como la conflictividad laboral, basada tanto en los despidos y reducciones salariales, y también en la potenciada necesidad de contar con elementos de seguridad e higiene al momento de concurrir al trabajo. 

De acuerdo a datos de la AFIP, 285.000 trabajadores registrados perdieron su puesto laboral durante los últimos dos meses. El informe “Impacto del aislamiento en el mercado de trabajo”, elaborado por el Centro de Economía Política (CEPA), sumados los casos de ruptura contractual o riesgo de ruptura contractual, se registraron 12.609 casos de despidos y suspensiones entre el 15 de marzo y el 15 de abril.

Otro informe, “Procesos de conflictividad laboral en el marco de la pandemia de la covid-19 en Argentina (marzo-mayo 2020)”, elaborado por los investigadores del Conicet y Flacso Victoria Basualdo y Pablo Peláez, plantea que en una etapa inicial, entre el 20 de marzo e inicios de abril, los conflictos tuvieron relación fundamentalmente con la necesidad de que los trabajadores pudieran cumplir con el aislamiento. Es decir, que los trabajos a los que eran convocados fuesen efectivamente esenciales, así como también que se cumplan las debidas condiciones de higiene y seguridad. 

El CEPA señala “que la representación sindical tiene, en esta etapa, un rol trascendente, que ha permitido el abordaje de las diversas situaciones”. Pero de acuerdo a los investigadores del Conicet, el “punto claro de inflexión” fue el despido de 1450 trabajadores de la construcción por el grupo Techint el 28 de marzo, pues dio inicio a un segundo período en el cual “las estrategias empresariales para transferir los costos de la crisis sobre los trabajadores tomaron la delantera”

Existió un salto en la cantidad de trabajadores afectados por despidos, suspensiones y rebajas salariales “y la conflictividad laboral comenzó a orientarse a frenar estas tendencias”. 

Un caso emblemático fue el de la UOM y las cámaras empresarias metalúrgicas, que acordaron la suspensión de despidos por 120 días a cambio de reducir el salario un 30 por ciento. Basualdo y Peláez sostienen que muchos de estos acuerdos fueron discutidos por seccionales y organizaciones de trabajadores de base, pese a lo cual dan cuenta de un nuevo período, entre el 11 y el 25 de mayo, marcado por una continuidad de despidos, suspensiones y rebajas salariales, así como de presiones para la vuelta a la actividad, aún con riesgos.

El decreto 329, publicado el 31 de marzo, prohibió los “despidos sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor por el plazo de sesenta días contados a partir de la fecha de publicación del presente decreto en el Boletín Oficial”.  Norma que se extenderá hasta fin de año. Resulta un importante respaldo para los trabajadores aunque debieron, en muchos casos, resignarse a reducciones salariales.

También comenzó un ciclo de cierre de empresas. De acuerdo a datos de la AFIP, en abril los aportes a la seguridad social fueron realizador por 539.000 empleadores, mientras que en mayo fueron 520.000.

La pandemia está haciendo estragos en el mundo del trabajo, y difícilmente puedan adjudicarse esta situación a las políticas implementadas, que en el caso sanitario en la Argentina están teniendo relativo éxito. Un artículo del New York Times del pasado 8 de julio sobre Suecia, país que eligió sostener abierta la mayoría de las actividades económicas, concluye que ese país “sufrió una tasa de mortalidad mucho más alta y no obtuvo los beneficios económicos esperados”, pues “las empresas suecas están atrapadas por las mismas condiciones que produjeron la recesión en otros lugares”, debido a la limitación al consumo impuesta por el miedo. 

Otro documento del CEPA, “Crisis económica local y global: ¿es la pandemia o la cuarentena?”, realiza un análisis de todas las economías occidentales, concluyendo que la caída económica de Argentina durante el presente año, cercana al 10 por ciento, estará en línea con lo que sucede en otros países. Concluye: “De manera sencilla: la pandemia del nuevo coronavirus genera crisis económica, las medidas de aislamiento salvan vidas”. 

@JBlejmar