Hace unas semanas, un documento de la Red de Salas Teatrales de la Provincia de Buenos Aires dejó en claro algo: que el foco sobre el cierre de espacios culturales no debe estar puesto (sólo) en la Ciudad y que en los municipios bonaerenses la realidad es peor o igual de dura que en CABA. “Estamos frente a una realidad desesperante con riesgo de cierre definitivo”, alertaron las más de cien salas independientes y autogestivas que sumaron sus experiencias para conformar este colectivo surgido en pandemia. Esta semana se reunieron con autoridades culturales provinciales pero todavía no hay un plan concreto para sostener a los espacios. Frente a este panorama, la organización que nuclea a más de mil trabajadores de forma permanente se declaró en “estado de emergencia, alerta y asamblea permanente”.

La Red está conformada por un circuito vasto que abarca toda la extensión de la provincia, por lo que tiene una inscripción territorial total. Una de sus primeras acciones fue realizar un censo para conocer de primera mano el estado de situación, algo que ninguna autoridad oficial ni ningún organismo había hecho con anterioridad. Los resultados fueron contundentes: de las cien que la integran, solo un 25 por ciento recibe apoyo del Estado Nacional, que sin embargo no llega a cubrir ni el 20 por ciento de los gastos. Por otra parte, la mitad alquila y asume gastos mensuales de entre 50 mil y 150 mil pesos, adeudando al día de hoy y en la mayoría de los casos, entre tres y cuatro períodos a causa de la pandemia y el cese de la actividad.

“Las ayudas no alcanzan”, sostiene a Página/12 Laura Torres, una de las responsables de la sala Baldío que integra la Red. “Sólo el 15 por ciento de las salas cobraron el subsidio de funcionamiento del Instituto Nacional del Teatro el año pasado y este año, si bien lo solicitó más del 30 por ciento, solo se les ha aprobado a un tercio de ellas pero ninguna lo cobró. Por otra parte, el Fondo Desarrollar solo le llegó a diez espacios en su primera convocatoria y el programa Puntos de Cultura, a tres. Y si bien más de la mitad fue beneficiada por el Plan Podestá, en la mitad de esos casos el apoyo no ha llegado y en los casos en que sí, la ayuda dada en marzo quedó lejos”, detalla.

Tras su conformación, la organización tuvo una primera reunión en junio con las autoridades culturales de la provincia, que esta semana los volvió a recibir. Con la presencia del Subsecretario de industrias creativas e innovación cultural, Nicolás Wainszelbaum, los funcionarios se comprometieron a armar una mesa de trabajo y a promover que la repartición de los fondos provinciales para el sector turístico y cultural no quede librada a la discrecionalidad de las autoridades municipales y se contemple al sector independiente. “De todos modos, la realidad es que no hay todavía un plan concreto para sostener a las salas independientes y es un poco decepcionante”, contaron a este diario desde la Red.

Mientras llevan adelante propuestas virtuales para sobrellevar la catástrofe y esperan medidas concretas del gobierno provincial, les integrantes de los distintos espacios organizan actividades solidarias para los que están en riesgo inmediato de cierre sin dejar de pensar en el día después. “Aunque todavía no sea claro cómo y cuándo iremos retomando, ya comenzamos a pensar circuitos de actividades para ser generados desde la Red con la idea de potenciarnos más allá del contexto.Las salas teatrales independientes son espacios que durante años se han arraigado en sus comunidades a fuerza de trabajo y convicción. Su defensa debe ser política de Estado”, sentencian.