En la infinita cartelera virtual organizada para las vacaciones de invierno, el Festival Tchaikovsky sobresale como una de las propuestas más creativas y completas. Nacido de la colaboración entre la Asociación Arte y Cultura, Fundación Konex y Ciudad Cultural Konex, y en el marco de la 30º edición del ciclo “Vamos al ballet”, el proyecto se inspira en la vida y obra del compositor ruso Piotr Ilyich Tchaikovsky, a 180 años de su nacimiento, y ofrece una serie de contenidos originales que pueden disfrutarse de forma gratuita en vamosalballet.org.

Concursos de danza, cuentos coreográficos, juegos, audiocuentos, actividades para descargar, tutoriales para aprender en casa, una playlist de música del compositor y hasta la aparición de un simpático muñeco llamado PIT (en alusión al nombre del músico), son parte de los atractivos de esta iniciativa que comenzó a pensar Juan Lavanga, el presidente de la Asociación Arte y Cultura y reconocido productor que trabaja desde hace décadas acompañando el arte de la danza clásica en el país.

“Teníamos programado para este año un gran espectáculo de El Cascanueces, en Ciudad Cultural Konex. Pero nos agarró la pandemia, y tuvimos que suspender todo, aunque no queríamos perder la continuidad, y entonces surgió la idea de festejar los 180 años del nacimiento de Tchaikovsky, porque consideramos que es un músico emblemático del ballet y que creó una obra que es universal”, señala.

Precisamente, el productor se dedicó en la última década a adaptar para el público infantil los tres clásicos fundamentales del compositor como La Bella Durmiente, El lago de los cisnes y El Cascanueces, obras que tuvieron amplia repercusión en el Konex, y que hoy pueden verse sintetizadas en la web del festival, junto con tres bellos cuentos coreográficos dirigidos por la bailarina y coreógrafa Andrea Servera, que versionan de forma libre y divertida aquellas piezas.

“Estamos atravesando una situación que es atípica donde todo tiene que tener un contenido social y además tenemos que ver cómo podemos ayudar económicamente”, comenta Lavanga en relación al espíritu de la propuesta que incluye dos concursos de carácter federal: uno de ballet, destinado a niños y niñas entre 12 y 14 años, que otorgará a los ganadores ocho becas de estudio, y otro de danza contemporánea, danzas urbanas y folklóricas, que extiende la edad hasta 25 años, sin edad mínima, y que premiará a 20 participantes con un monto de 12 mil pesos. En cualquier caso, el plazo de participación será hasta el domingo 9 de agosto.

“La idea es acercar la música y la danza clásica a chicos que quizá de otra forma no la escucharían ni la bailarían”, cuenta Servera, que coordina la convocatoria de danza contemporánea. “El objetivo es que quienes bailan con otros lenguajes se acerquen a estos otros sonidos que son muy inspiradores, para que podamos romper con las estructuras a las que estamos acostumbrados. Eso siempre es interesante y da resultados que están buenos. Y confío mucho en eso, porque tuve muchos años una compañía que lo que hacía era trabajar sobre la diversidad y la mezcla para construir una nueva poética”.

Según apunta, además, el concurso tiene como finalidad acompañar a los artistas más jóvenes en un momento especialmente crítico para la cultura: “Tenemos ganas de que nos lleguen videos de todos lados, bailando donde están y con lo que tienen. Queremos apoyar la vocación y la pasión que tiene un chico que está recién empezando y que quiere ser bailarín. Y buscamos que esto sea un incentivo para que sigan bailando y confiando en esta profesión”.

Gran parte del trabajo de la coreógrafa se orientó también a producir y dirigir los tres cuentos coreográficos que se lucen en la plataforma digital, basados en los clásicos de Tchaikovsky. “Convoqué a bailarines de hip hop, folklore y danza contemporánea, de distintos lugares del país. Y fue un aprendizaje re lindo, porque para todos es nuevo trabajar así, a distancia”, dice acerca del proceso creativo que fue tomando forma a través de Zoom y WhatsApp. “Trabajamos en equipo con ganas de que a los chicos se les contagiaran las ganas de bailar y de inventarse mundos”.

Afianzar el vínculo de los más chicos con la danza y la música clásica es uno de los objetivos que el Konex pone en su agenda todos los años. Y ese trabajo dio sus frutos. “Hace diez años, Luis Ovsejevich, presidente de la Fundación Konex, me convocó para que me ocupara de la sección `Vamos al ballet´, y fue increíble ver cómo las entradas para las funciones de los domingos, que se hacían a las 11 de la mañana, se agotaban. Hemos llegado a hacer doble función, y en vacaciones de invierno las obras se hacían todos los días. Lo que ocurre es que el público infantil está muy ávido de ver estos espectáculos, y los padres y madres también impulsan para que los chicos sean frecuentes espectadores. Este es un logro que Fundación Konex tiene desde hace muchos años, y lo han manejado muy bien. Y si el año que viene podemos hacer El Cascanueces, no queremos descuidar la actividad virtual, porque eso nos permitió llegar a un público más lejano, para el cual es difícil asistir al Konex un domingo a la mañana”, sostiene el gestor cultural que descubrió su pasión por la danza en su adolescencia.

“Yo empecé alrededor de los años 80, adaptando un primer argumento para ballet con La doncella de nieve, y después tuve a mi cargo un ciclo de `Aprendamos a ver ballet´, que se desarrolló en el Teatro Nacional Cervantes, donde cerca del mediodía los micros de los colegios eran tantos que en la Avenida Córdoba se interrumpía el tráfico”, recuerda con satisfacción.

Y ese interés hoy se replica en las nuevas generaciones de chicos, no sólo como espectadores, sino también como intérpretes, tal como advierte Servera en su condición de maestra de danza. “En los últimos años, veo que los niños bailan mucho más que antes. Hay una liberación de los cuerpos y de esos prejuicios que sostenían que el varón juega al fútbol y es la nena la que va a danza. Tenemos una oportunidad enorme para que ese lenguaje se desarrolle muy fuertemente en los niños y en los jóvenes, porque el deseo de bailar está más expandido. Y ahora bailan todos y todas”.