Uno, bien negro, no es lo que se dice una “leyenda” del blues, pero nació en la misma cuna, el delta del Mississippi, y lo toca –y canta– maravillosamente bien. El otro es bien blanco y su segundo cero en la vida ocurrió a unos ocho mil doscientos kilómetros de allí: en Baires. Pero a los dos los une la misma pasión: el padre negro del rock and roll. “Creo que los dos tenemos en común el amor por esa música y, sobre todo, una gran química cuando estamos en el escenario. Nos alimentamos el uno al otro”, dice el negro sobre blanco (Lorenzo Thompson sobre Daniel Raffo) en los prolegómenos de la presentación conjunta de este jueves a las 20.30 en la Sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037). “Volvimos a encontrarnos después de diez años por My Space y fue genial”, sigue Raffo, sobre el segundo capítulo de una relación que había nacido dos décadas atrás, cuando el guitarrista vio al cantante en el Blues Special Club, y luego tocaron juntos cuando el estadounidense vino como acompañante del sí legendario Lurrie Bell. “Compartí una cena con ambos, y fue genial, muy divertida. Es un tipo muy alegre”, se expresa el líder de King Size, que abrirá así su año musical en la ciudad.  

Los primeros encuentros generaron tan buen vínculo entre ambos, que Thompson terminó recorriendo casi toda la Argentina durante 2008. Y luego vino cuatro veces seguidas –una vez por año– entre 2009 y 2012. “Aquí, en la Argentina, la gente es súper, y su música es increíble”, opina el bluesman. “Es un lugar donde el blues está muy difundido y es algo que he podido comprobar cuando con Raffo nos subimos a buses y aviones para recorrer con nuestras músicas lugares hermosos como Bariloche, Esquel o El Bolsón”, refresca Thompson, mientras Raffo extiende la lista de lugares visitados por la dupla a Paraguay, Chile, Misiones, Neuquén, Posadas, General Roca, Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn. “Habremos hecho unos cuarenta shows juntos con diferentes bandas del país. Recuerdo en especial la primera vez en Posadas, Misiones, donde nunca había llegado un show así. La gente estaba de pie desde el segundo tema, porque el primero había sido un impacto. Y en Bariloche, donde fuimos con mi banda, la gira fue memorable, tanto que, a raíz del éxito que tuvimos, siempre me llamaban para volver a invitarlo. Fue el inicio de una andanada de visitas posteriores que provocó la aparición de incipientes e insólitos, en algunos casos, productores con otros artistas de blues que llegaron detrás de nosotros”, se despacha el guitarrista, que subirá a escena junto a Juanito Moro – hijo de Oscar– en batería; Martin “Chipi” Cipolla, en bajo; Nandu Aquista, en teclados; Jorgelina Avigliano, en saxo; y Martin Munoa, en guitarra rítmica. 

“Lorenzo es considerado un showman porque, la verdad, hace levantar a la gente de las butacas para aplaudirlo desde que aparece en escena hasta que se retira. Hay que verlo… un rato antes de salir al escenario se posesiona y queda en trance, cosa que me contagia a mí, y también a los músicos. Está como meditando, en silencio, y al aparecer frente al público se transforma en fuego. Nos vuelve a contagiar esa energía que pasa directamente al público”, detalla el argentino. “Supongo que sí, que me conocen como un hombre de demostración o un cantante carismático, porque trato de poner mis emociones en las canciones cuando las canto, y siempre estoy moviéndome,  respondiendo a la buena música que estoy escuchando y bailando”, profundiza el negro Lorenzo, que también cuenta sobre la vida blusera en Chicago, ciudad a la que se mudó cuando tenía apenas cinco años. “El blues de Chicago sigue vivo, aunque tal vez no en el nivel de antes porque hemos perdido  grandes artistas en los últimos años… sin embargo, hay otros que intentamos mantenerlo vivo”, explica. 

El recital conjunto, que decidieron llamar Let the good times roll, incluirá también músicas soul, que ambos tienen entre sus géneros preferidos. “Digamos que habrá un setenta por ciento de blues, y un treinta de soul”, calcula Raffo, y da las razones: “Es así porque creo que en una banda moderna de blues no debe faltar ese fabuloso estilo, y porque Lorenzo, como muchísimos artistas de Chicago que conozco personalmente o he visto aquí y allá, incluyen siempre una dosis de esa bendita música. Viene al caso una anécdota junto a Phil Guy, ya desaparecido, y hermano de Buddy, quien, a la hora de grabar, cantar, tocar y presentar su actuación, era aún mucho más tradicionalista que su archi famoso hermano. La anécdota es que una vez le pregunté quién era su cantante favorita ¡y me dijo Whitney Houston!”, se ríe el violero. “La respuesta me dio una felicidad grande porque me sorprendió”, sigue el hombre, que ha publicado el dvd del show que dio en memoria de B.B King, el pasado año, y que hoy se encuentra mezclando el primer cd de King Size, en vivo, además de preparar, junto a Laura Lagna Fietta, su primer disco en castellano.   

–Pasaron casi treinta años entre aquel show que compartieron en el Blues Special Club, y hoy. ¿Qué diferencias y continuidades notan entre ambos momentos o, dicho de otra forma, que podrá volver a repetirse y qué no?

 Daniel Raffo: –Estoy seguro de que se repetirán la felicidad arriba del escenario y la calidad musical, hoy reforzada por integrantes de la banda que antes no estuvieron. También por apariciones de invitadas/os sorpresa, que darán un momento de emotividad impresionante al show que, además, será en un teatro hermoso, con un sonido buenísimo. 

Lorenzo Thompson: –Cuando conocí a Raffo y toqué con él por primera vez en el Blues Special Club, pensé que este tipo estaba tocando realmente el estilo blues de Chicago. Pude sentirlo. Recuerdo que era un club de blues muy similar a los de Chicago, y pensé que estaba de regreso en casa, solo y de pié, mirando todas las viejas fotos de Muddy Waters, de Buddy Guy o el “lobo aullador” (Howlin` Wolf), pero escuchando músicos argentinos tocando blues. Bueno, eso fue en aquel entonces, y hoy creo que podemos repetir y hacer buena música juntos.