A tres años del brutal crimen de David Moreira, el joven que fue linchado en barrio Azcuénaga tras un hecho de robo, se espera la acusación para llevar a los imputados a juicio. Mientras los únicos dos sindicados por la paliza mortal al joven de 18 años esperan que la Fiscalía defina bajo qué figura penal los llevará al banquillo ‑o a un juicio abreviado‑, se reúnen elementos ante la posible imputación a un tercero. Hoy, el fiscal Florentino Malaponte se reunirá con el abogado querellante, Norberto Olivares, para avanzar en el cierre de la etapa investigativa de la causa y definir la acusación. La familia espera que sea por el delito de homicidio simple, pero desde Fiscalía aseguran que no se pudo determinar quién le propinó el golpe mortal, por lo que la calificación podría ser de homicidio en riña, que tiene una pena mucho menor.

El 22 de marzo de 2014, David e Isaías D. -que fue condenado por robo- participaron de un hecho de robo en el que Moreira quedó atrapado por una horda de vecinos que lo atacaron a patadas por todo el cuerpo. La cuadra de Marcos Paz al 5400 se convirtió en el escenario de un hecho salvaje y atroz, que lejos de generar empatía despertó el debate de la mal llamada justicia por mano propia. Los golpes dejaron semiinconsciente a David, tirado en el asfalto. La investigación dio cuenta de que la víctima fue arrastrada unos 50 metros y en ese trayecto le golpearon la cabeza con la puerta de un auto. El fiscal sostuvo que el ataque duró unos 15 minutos. David murió tres días después por los traumatismos provocados.

Apenas unos segundos del aberrante episodio quedaron registrados en un video capturado con un teléfono móvil, que muestra lo que se considera la secuencia final del ataque: David ya estaba tirado en el piso, sin ofrecer resistencia, ni siquiera se atajaba, y un grupo de muchachos le pegaban en la cabeza. Se la patean. Ni siquiera los detuvo el pedido de una mujer, que les gritaba que paren.

Por aquellos días, en las redes sociales quedaron varias pruebas: vecinos que se manifestaban "orgullosos" de convivir en el mismo barrio que los atacantes; que justificaban la paliza a los "negros de mierda"; y que advertían: "La próxima vez les cortaremos las manos en la plaza". A David lo mataron.

Tras ello, la voz más desgarradora fue la de Lorena Torres, madre de David. "Si mi hijo robó debería estar preso, no muerto", dijo. Las banderas con la cara de David se alzaron durante varios meses frente a los Tribunales de Rosario, con un solo pedido: justicia.

Seis meses después del hecho, el fiscal Malaponte ordenó la detención de  Nahuel P. y Gerardo G., de 27 y 28 años, tras una serie de allanamientos en el barrio Azcuénaga. Ambos fueron imputados por homicidio agravado, y estuvieron casi dos meses presos. Sin embargo, fueron beneficiados con la prisión domiciliaria, hasta que lograron la libertad, cuando el fiscal atenuó la calificación penal a homicidio en riña.

Desde entonces se buscó reunir más elementos de prueba y en los próximos días Malaponte podría imputar a una tercera persona. De todos modos, será la fiscalía regional -con Jorge Baclini al frente, hasta abril- la que deberá determinar qué figura penal se les achacará antes de ir a juicio, ya que no se pudo determinar quién le propinó a David el golpe mortal.

La familia -que debió mudarse a Uruguay por la presión social- pretende que los sindicados sean acusados por homicidio simple, que tiene una pena máxima de 25 años. En tanto, Malaponte apunta al delito de homicidio en riña, lo que mermaría la pena a un máximo de seis años.

Esas cuestiones serán motivo de la reunión que mantendrá hoy el abogado querellante con el fiscal de la causa. "La idea es ir cerrando el tema de la acusación y definir para ir a juicio. El fiscal me dice que ya pretende acusar", señaló Olivares.