El gaslighting —o también llamado en español luz de gas— es una forma de manipulación y abuso psicológico que hace que quien la padezca dude constantemente de su percepción de la realidad e incluso de su memoria. En los últimos meses, una gran ola de concientización sobre este fenómeno arrasó en Instagram y muchos usuarios compartieron fotos y textos explicativos para ayudar a las personas que son víctimas de este abuso.

“¿Qué es el gaslighting?”, “¿Cómo me doy cuenta de que sufro este tipo de manipulación?”, “8 señales de que estás sufriendo gaslighting”, son algunos de los títulos que acompañan esas fotos y textos que buscan relucir la verdad sobre un nuevo fenómeno que pasa desapercibido, pero es una violencia desestabilizante y agresiva.

Una de las publicaciones de Instagram sobre el tema es de Ale Devenuta —psicóloga transfeminista— que explica ocho señales de que estás sufriendo gaslighting, donde enumera situaciones y frases que tu victimario puede decirte. El primer punto es el de cuestionar la memoria y los sentimientos con frases como “yo nunca dije eso” o “estás inventando cosas”; el segundo se trata de la invalidación del enojo, la incomodidad o el dolor con frases como “es que sos muy sensible” o “¿en serio te vas a enojar por esto?; en el tercer punto muestra que el victimario desvía el tema y el sentido de la conversación para pasar a ser la víctima y utiliza frases como “tu familia y tus amigues te quieren poner contra mí” o “lo hago porque te amo, y ¿así me lo agradecés?”. El cuarto punto es el famoso ghosting que se basa en volverse un fantasma en la vida de la otra persona, desaparecer, no contestar mensajes e incluso bloquearla de las redes; el quinto indicio de que sufrís gaslighting es que siempre cuidás de manera extrema tus palabras y expresiones por miedo a que te malinterpreten, y siempre te sentís confundide y culpable hasta terminando en ocasiones pidiéndole disculpas a tu pareja manipuladora. Estas y otras actitudes y maniobras de control se encuentran en el Instagram de la terapeuta —@psi.alejandradev—.

Catalina Martínez es una chica de 19 años que debido a un abuso sexual en su familia se vio forzada mucho tiempo a vivir con su ex pareja. Tiempo después, descubrió que fue una de las tantas víctimas del gaslight: “Yo seguía en mis redes sociales a una psicóloga especializada en abuso emocional que siempre publicaba conceptos de tipos de manipulación y ese tipo de cosas, yo las veía y me dejaban pensando, pero no me sentía completamente identificada ni lo relacionaba con lo que estaba viviendo, hasta que hizo una publicación sobre lo que era el gaslighting y dije ‘listo, esto es lo que me pasa’.” Cata sufrió esta manipulación en dos relaciones diferentes; la describe como una "violencia horrible que te hace sentir que perdés la cordura, que nada tiene sentido".

Un mecanismo en común que comparten todos los victimarios es aislar a la víctima, hacerle creer que más allá de su compañía están solas, generando así una dependencia emocional. Cata explica: “Es estar discutiendo y que me digan: ‘pero vos tenés un problema con todo el mundo’, o ‘todo el mundo te odia’. Me fue difícil darme cuenta de que no era así y replantearme ¿a quiénes se refiere cuando dice todo el mundo? ¿y con quiénes tengo un problema?”. Cuenta también que a veces, al hacerle la primera pregunta, su antigua pareja solía contestarle “yo soy todo el mundo”.

Un episodio que marcó mucho a Catalina fue una noche en la cual, antes de tener relaciones sexuales, su ex novio le pidió que fuese sin profiláctico y luego de negarse, ya que no quería exponerse a una enfermedad de transmisión sexual, su pareja le respondió: “¿Cómo puede ser que pienses que soy capaz de exponerte a una ETS? ¿Cómo puede ser que pienses que soy tan mal novio como para hacer eso?”. Catalina comenzó a pensar que ella era la “mala” en la situación, por desconfiar de su novio de entonces. Unos meses después, se enteró de que su pareja había tenido relaciones con más personas y que efectivamente podría haber estado exponiéndola a una ETS.

Decidió entonces comenzar un tratamiento psicológico con una profesional especializada en abuso emocional. La había buscado particularmente mediante redes, ya que esas especialidades le interesaban: “Había empezado un ejercicio con mi psicóloga. En el proceso de intentar desarraigarme de lo que él me había impuesto acerca de mi percepción de mí misma, la idea era aprender a diferenciar las cosas que me decía de las que eran reales. Ella me había dicho que le cuente aquellas definiciones psicológicas que él me daba —como loca o demente—, que yo me creía, y las charlábamos para entender por qué yo no era eso”. Cada vez que peleaba con su ex, Cata anotaba en un cuaderno las cosas que él le decía. En ataques de enojo, él le gritaba que ella y su psicóloga eran “unas forras”, y que “no sabían nada”.

Alfonsina Vázquez, de 18 años, otra víctima del gaslighting, cuenta sobre su relación tóxica: “Nosotros fuimos y volvimos un montón de veces, y siempre que nos separábamos me pedía perdón por todas las cosas que había hecho, me reconocía todo, me decía “sí, hice todo eso y voy a cambiar porque te amo”, y después cuando estábamos juntos de vuelta pasaba lo mismo. Yo le recordaba que me había pedido perdón y que me había dicho que lo iba a cambiar, y me decía ´yo nunca te dije eso, nunca hice esas cosas tampoco´”. Cuenta que era un delirio constante porque no podían tener ningún seguimiento de la relación ni mejorarla, ya que todo el tiempo volvían a hablar las mismas cosas.

Sobre la primera vez que sintió que estaba loca, Alfonsina relata: “Estaba bañándome y me había traído acondicionador y champú porque en su casa no había. Lo había traído desde la mía y lo había puesto en el baño. Cuando salí de bañarme, empezamos a discutir por otra cosa y de repente me dice ´encima te traje el acondicionador´. Ella le decía que no, que lo había traído desde su casa, pero el insistía en que él lo había comprado, y luego de unos minutos de discusión, ella decidió dársela por ganada ya que no le parecía algo relevante.

Uno de los escapes que utilizaba para ilustrar sus sentimientos era la escritura. Publicó en su tumblr: “Hoy no confío más en la gente/ Ni confío en mí misma/ Pero no lo tolero, no soy suficientemente fuerte/ Algún día lograré irme a un más allá prometedor/ Un más allá donde las penas no duelan tanto/ Pero hoy, hoy me libero de las mentiras/ Me libero de tus caricias frías/ Me libero de tus ataques repentinos de odio/ Me libero de tu amor falso/ Y no te veo más”.

Alfonsina se dio cuenta de que las manipulaciones de su ex pareja tenían un nombre, cuando un día le miró el teléfono y había un mensaje de la novia actual. Ella le pedía disculpas por no haberle creído a Alfonsina cuando, en el pasado, le hablaba de las agresiones por parte de su novio en la relación: “Después de cortar, mi ex se puso de novio con esta chica y unos meses avanzada su relación me habló la novia actual y me pidió perdón por no haberme creído. Siempre sentí que el problema no era yo, pero cuando ella me habló y me dijo ´disculpame por no haberte creído cuando me hablaste de eso, a mí me está haciendo lo mismo y me está destruyendo´, me di cuenta de que el problema lo tenía él.” Alfonsina pensaba que era simple manipulación pero con la divulgación de este nuevo término, gaslighting, se dio cuenta de que eso era por lo que había pasado. Siguió en contacto con la novia de su ex para ayudarla, dándole consejos de cómo pudo salir de esa situación y conteniéndola. “Se dio como una red de contención entre nosotras, que está muy buena”.