El Banco de la Nación Argentina (BNA) firmó este miércoles el acuerdo que establece un cupo no inferior al 1 por ciento de la totalidad del personal del banco destinado a ser ocupado por personas travestis, transexuales y transgénero. “Esto es parte del cambio de prioridades, abandonar un modelo de exclusión política y cultural y pasar a uno de ampliación de derechos”, señaló el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien participó del acto en la sede central de Plaza de Mayo junto al presidente del banco, Eduardo Hecker, y Sergio Palazzo, titular de la Asociación Bancaria. 

El acuerdo, que apunta “a reconocer y reparar la histórica deuda social” con el colectivo LGTBQ+, surgió como una iniciativa conjunta, cuando la directora de políticas contra la discriminación del INADI, Ornella Infante, relató a las autoridades del banco una serie de situaciones discriminatorias que ocurrieron a personas del colectivo que habían podido acceder al programa Potenciar Trabajo. “A muchos y muchas no les entregaban la tarjeta, se las rompían en la cara. Algo tan necesario como son hoy los ingresos económicos para poder subsistir durante la cuarentena”, detalló a Página/12 Infante, y agregó que “es necesario que podamos visibilizar la vulnerabilidad a la que estamos expuestas”.

Además del cupo laboral para la población travesti y trans, el acta establece la creación de un comité que deberá capacitar tanto al personal bancario como a clientes, en cuanto al respeto de la diversidad sexual y de las identidades de género en el mundo laboral. También prevé “promover la inclusión del colectivo en espacios de capacitación”, para mejorar el rendimiento y la calidad de trabajo y poder acceder a escalafones superiores. “Por varios motivos el colectivo travesti y trans tiene una esperanza de vida de 35 años; uno de ellos es la imposibilidad de acceder al trabajo formal”, señaló Infante, y remarcó que “cada vez que se da un paso como estos, la sociedad se vuelve más inclusiva. El sector privado debería ir por el mismo camino”.

En la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados hay 12 proyectos con estado parlamentario que proponen distintas alternativas para fomentar la contratación y generar condiciones de trabajo dignas para las personas trans y travestis. El antecedente, en el que se funda el 1 por ciento que estableció el Banco Nación para su propia política de inclusión laboral, es la Ley Diana Sacayán, aprobada en la Provincia de Buenos Aires en 2015 pero reglamentada recién en diciembre del 2019 , a pocos días del cambio de gobierno.

Durante la firma del acta, el presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker, señaló que el acuerdo es “un acto de defensa del banco público, que como tal tiene que tener en cuenta los intereses y hacer cumplir los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas”.

El primer cupo

Thomas Casavieja es el primer trabajador en ingresar al Banco Nación desde la creación del cupo. Su puesto será de auxiliar en el sector de prensa, aunque, aclaró, “mi trabajo también va a ser acompañar la política del cupo, llevar adelante las capacitaciones y ver qué cuestiones se pueden mejorar”. En diálogo con Página/12, Casavieja, que además es el fundador de la asociación civil Capicúa Diversidad, señaló que “cuando la población trans no participa de las políticas que apuntan a la población trans, las cosas fallan”.

Al irse de su casa siendo un varón trans adolescente, tuvo que postergar los estudios porque la prioridad era sobrevivir. Empezó a trabajar en la implementación de sistemas de gestión y en otras tareas técnicas, como trabajador freelance. “Trabajar de forma autónoma, sin depender de la contratación de otros, es la opción que nos queda para abrirnos camino en el mundo laboral, porque incluso teniendo experiencia y formación, quedamos excluides de las búsquedas en las empresas”, relató Casavieja y agregó que “esto se profundiza más cuando la persona no tuvo acceso a la educación formal, que es la situación de la gran mayoría de les compañeres”.

En 2015, cuando se aprobó la Ley provincial de cupo laboral para la población trans, Casavieja empezó a trabajar en la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, y en los últimos años se dedicó al asesoramiento en temas relacionados con la diversidad. “Mi formación es, sobre todo, desde la militancia y el activismo”, señaló Casavieja. Sin embargo, a pesar del camino recorrido, desde diciembre del año pasado está desempleado. “Fui a entrevistas durante el verano y aun con la formación que tengo no pude acceder a un trabajo formal”, relató y agregó que “cuando empecemos a ver personas trans en todos los sectores, en todos los espacios cotidianos como puede ser la oficina de un banco o atendiendo en una cafetería, quizás la sociedad pueda ser menos expulsiva”.

Informe: Lorena Bermejo