El Pantano (Rojst) es una de las típicas series europeas desarrolladas para las plataformas de streaming que tienen como punto de partida un crimen ( en este caso dos) y como escenografía un misterio bosque del centro-norte de ese continente. Sin embargo, esta producción polaca de sólo cinco capítulos tiene condimentos particulares que la destacan por sobre la probada fórmula de la industria de series (evidentemente efectiva) que con el paso del tiempo las ha vuelto previsibles, repetitivas y consecuentemente menos interesantes.

El Pantano se desarrolla en una ciudad pequeña de Polonia a principios de los años 80 donde sus habitantes prefieren no hablar de los traumáticos hechos ocurridos en el final de la Segunda Guerra Mundial. 

Un periodista cercano a su jubilación cuyo único deseo es dejar el país tiene que enseñarle el oficio a un novato que se suma a la redacción de El Mensajero. La aparición sin vida en el bosque del presidente del partido socialista y una joven prostituta dispara una trama atractiva que, a diferencia de la mayoría de las series del género, no abusa de la manipulación del espectador.

El joven periodista desafiará el consejo de sus jefes, quienes saben que no es gratuito contradecir a los que dispusieron que el doble crimen estaba resuelto a pesar de que el asesino no es el que está detenido. 

Es muy interesante en El Pantano la construcción de los personajes. Adultos hastiados pero resignados a la opresión del sistema, donde cada uno se la rebusca como puede, la censura es moneda corriente y es un secreto a voces la inmoralidad de quienes son parte del poder.

A su vez, una juventud que crece bajo un sistema político en descomposición, la censura, el temor a la autoridad y los deseos reprimidos. Juventud que reproduce lo mejor y lo peor de la generación que se crió en la postguerra y tras la cortina de Hierro. Están los optimistas que apuestan al esfuerzo por un futuro en el que no es fácil abrirse paso, adolescentes que experimentan la libertad a escondidas y a través del arte, los que son superados por el escepticismo y los que reproducen la violencia casi quirúrgica de sus mayores sobre los que piensan o actúan diferente.

El Pantano se puede ver en Netflix