Para Hugo Lobo la rutina hogareña no cambió demasiado con la pandemia porque su marzo comenzó con una mudanza y la cuarentena lo agarró en plan indoors. "Hago cosas todas los días: estudiar trompeta, leer libros, componer música, entrenar boxeo o usar la compu para manejar las redes sociales de mis distintos proyectos", enumera. Pero, claro, hay un detalle: "Lo que me cagó es no poder salir de gira ni tocar los fines de semana".

Ya sea con Dancing Mood (banda que este año cumple veinte) o por su cuenta, Lobo acostumbraba tocar donde y con quien fuera, literal: su plan solista se estribaba en distintas backing bands a lo largo y ancho del país, lo que le permitía ir donde quisiera tan solo con algunas pilchas en su mochila y la trompeta pocket que compró especialmente para poder moverse sin tanto bartulaje. Todo eso, ahora, está freezado hasta nuevo aviso.

Algo similar sucede con la Orquesta Vamos Los Pibes, que Hugo capitanea en la sede social de Atlanta como un espacio de enseñanza musical y de contención social para chicos de 6 a 13 años. "Arrancábamos las clases en marzo, pero no pudimos porque muchos no tienen los medios ni las posibilidades para la virtualidad. Eso a veces no se tiene en cuenta, aunque pasa bastante: no todos tienen celular con una buena cámara, o conexión wifi", explica el trompetista, quien semana por medio recorre los barrios en los que viven sus alumnos para entregar bolsones de comida y productos de higiene.

La era de la desinformación

Lo que de ningún modo se frenó es su capacidad creativa y operativa para hacer (o versionar) canciones, grabarlas y publicarlas. En lo que va de la cuarentena sacó ocho canciones con todos sus formatos y proyectos. La última salió bajo el brazo de Dancing Mood el jueves pasado y se llama Desinformation. Como es costumbre en esa banda, el tema no tiene letra ni voz, aunque el título insinúa un tanto, y el resto lo completa la gráfica: un zapato de charol con soquete cuadriculado en blanco y negro a lo ska, haciendo estallar la pantalla de un televisor a puro talonazo.

"Es una crítica a todos los loros y focas que repiten y se creen la información manipulada para las diferentes secuencias. Que sepan: no todos somos tan pelotudos", explica, por si quedaba alguna duda. "Y también tiene que ver con cómo la gente está atrapada tanto por las redes como por los medios. Nos vamos acostumbrado y dependiendo de eso. Si no te contestan un mensaje de WhatsApp por más de una hora y ya te parece raro, te preguntas qué habrá pasado, te enojás. O pelotudeces así."

Desinformation es el sucesor de Nice Feeling, publicado en julio. Mientras tanto, ya salió la pre-venta de la edición en vinilo de Dancing Groove (tercer disco del grupo, publicado originalmente en 2004), únicamente por trasferencia bancaria (es decir, sin intermediarios tipo Mercado Pago).

"Si bien saco las canciones en cierto orden que mantiene aquel espíritu conceptual del álbum, edito todo en simples porque es la manera actual de escuchar música. Hay que estar al tanto de lo que pasa y adaptarse. Pero cuidado, porque no es algo nuevo: en los '60 y '70 también funcionaba así, con vinilos de 45 RPM que traían un tema de cada lado."

El hechizero de la trompeta

En esa misma tesitura singlera-cuarentennial, Hugo Lobo también mantuvo activo el engranaje de su perfil solista adepto a featurings. "Vengo sacando un simple cada 25 días, entre cosas que hice en Inglaterra la última vez que fui y otras que fui grabando a la distancia", sintetiza. En ese amplio menú hay instrumentales propios (Some Moments), reversiones dub (The Wiz) y bipartitos como Fire, Fire, de The Wailers, junto a Lynval Golding de The Specials; o Don't Stay Away, de Phyllis Dillon (la reina jamaiquina del rocksteady), junto a Carroll Thompson.

La última fue Mo' Better Blues y le seguirá Love the One You’re With, con Sonia Savinell, que estrenará este viernes. Será la primera experiencia de Lobo con una cantante femenina criolla este año, pero no la última: planea un single en plan reggae lover junto a Ángela Leiva, con quien asegura que hace tiempo se debían una co-participación. "Va a ser una bomba", anticipa. Antes de eso, va a publicar una canción cantada por él mismo, toda una novedad en más tres décadas de carrera como músico.

Publicaste muchas canciones en cuarentena, pero aún no te animaste al vivo por streaming. ¿Qué onda con eso?

--No me agrada demasiado ni me conquista. Me parece muy momia, muy amargo. Pero nunca digo nunca, porque no sabemos lo que va a pasar. La desinformación y las falsas expectativas están a la orden del día; pasan las semanas y los meses y no se sabe qué se podrá proyectar. Ojalá que no lo debamos hacer, aunque somos músicos profesionales y vivimos de esto, no es que tocamos de hobbie porque nos sostenemos con otra cosa.

¿Y qué te parecen los shows ajenos por esa vía?

--Lo que estoy viendo es que las bandas que hacen streaming profesionalmente (no me refiero a un vivo por Instagram) son todas de compañías discográficas, así que creo que tiene que ver con eso. Porque hay algo que no se dice: es bastante costoso llevar algo de calidad por cuenta propia. Por eso nombro a discográficas o empresas que bancan la parafernalia que hace falta para hacer este tipo de cosas dignamente. Dancing Mood, o mi movida solista, siempre se identificaron por acompañar el bolsillo de la gente con el precio de las entradas. Si ir a ver a Dancing Mood a la sala Siranush salía 250 pesos y te tengo que cobrar 500 para que lo veas en la tele en tu casa, no sé si es muy coherente. Pero, repito, nunca digo nunca. La gente también tiene que trabajar y esperaré hasta tratar de ver qué pasa. Si no hay otra solución, habrá que hacerlo. No por el momento.

Hace once años tocaron con Dancing Mood en la calle, gratis, para 20 mil personas en Palermo, por sus cien shows en Niceto Club. ¿Imaginás una nueva normalidad en la que eso vuelva a ocurrir?

--Hoy es impensado… aunque en su momento también lo era y, así y todo, ¡lo pudimos hacer! Antes nuestro tocó Damas Gratis, aún los chetos no los amaban. Creo que todo eso que hicimos marcó un antes y un después en la música independiente. Y, por esa misma razón… nadie le dio mucha bola. No fue muy comentada. Fijate que le copamos la puerta a América TV, porque el show fue en esa zona, y no salió ningún móvil del canal a mostrar un carajo. Ahora, si hay dos tacheros cagándose a trompadas en una esquina, ¡están ahí, haciendo la nota!