El anuncio del Festival y Mundial de Tango en modalidad virtual no sólo no aplacó los reclamos del sector: los agudizó. Al punto que a los muchos artistas que habían aceptado la invitación a participar de esta edición, tras la multitudinaria asamblea online de la semana pasada otros muchos artistas se bajaron –en buenos términos, aseguran- de la grilla. Para los organizadores supone un problema adicional, pues entre quienes dieron un paso al costado figuran la mayoría de las cantantes y grupos de mujeres que participarían de la jornada de apertura, que justamente ponía la escena femenina en primer plano. Así, nombres como Marisa Vázquez, Karina Beorlegui, Claudia Levy o La Rantifusa ya no serán de la partida, pese a lo anunciado por Festivales del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

El rechazo y las críticas recorren todo el espectro del sector, desde excampeones mundiales o jurados de competencias de años anteriores hasta músicos en distintas etapas de trayectoria, referentes del universo milonguero, agrupaciones feministas y de musicalizadores. Desde las oficinas de Prensa de Festivales reconocen que hubo “algunos cambios en la grilla”, pero minimizan la cuestión. “Es como en todo festival, que suele haber algunos cambios previamente”, aseguran.

Entre los artistas la perspectiva es muy diferente. En una carta abierta al gobierno de la Ciudad, el bailarín Carlos Copello es elocuente: “Si antes de la pandemia el Festival era famoso por el destrato a los artistas que convocaba, pagándole varios meses después y olvidándolos el resto del año; ahora la desconsideración en tiempos de covid se manifiesta a través de torpezas y verdugueo”.

Su colega Aurora Lubiz, bailarina de enorme prestigio en el circuito y jurado en distintas instancias del Mundial en años anteriores, cuenta a Página/12 que este año rechazó la invitación antes del anuncio oficial. “Como otros, dije que no porque económica, artística y organizativamente era muy desprolijo”, cuenta. “Con los estudios de danza cerrados no podemos ensayar, ¿cómo te voy a grabar una coreo para un falso vivo?”, plantea. Lubiz explica que tras las primeras protestas del sector, hubo un viraje en la propuesta oficial, que pasó de ser mayormente ad honorem a ofrecer un pequeño cachet. Con el anuncio oficializado, Lubiz es muy crítica del modo en que se llevará adelante la competencia, en particular por la posibilidad de que haya “bailarines solos”, advierte contra las dificultades de muchas parejas, que no cuentan con espacios apropiados para bailar y filmarse en sus casas. “No se tomó en cuenta la mirada de los competidores”, apunta. “Nunca preguntaron cómo estamos, qué necesita el sector, que incluye músicos, cantantes, bailarines, organizadores de milongas”.

Facundo de la Cruz, que fue campeón mundial de tango pista/salón en 2012, también rechazó la invitación sin remuneración a “dar testimonio” en la web del Festival. En su caso, explica a este medio, el problema no era la falta de remuneración. “Es para apoyar al sector por conocer las dificultades que atraviesa, no me parece que hacerlo vaya a generar ningún beneficio a la comunidad”, plantea el bailarín. “Me representa más la gente con la que comparto mi vida en el ambiente que un festival o un gobierno, por más que yo haya sido campeón”.

Algunos dieron marcha atrás en su participación, pese a haber aceptado el convite inicial. Es el caso del Movimiento Feminista de Tango, que incluso ya había filmado un video para participar del evento. “Cuando empezamos a sentir el malestar que la comunidad manifestó como corolario de una situación insostenible de emergencia que vive nuestro sector hace cinco meses, decidimos no participar”, explica en nombre del colectivo la DJ Susana Aguilar. “Además teniamos una reunion pendiente desde la edición 2019, para trabajar conjuntamente un reglamento con perspectiva de género que atraviese en forma transversal todo el Festival y Mundial de tango debido a los hechos de violencia de genero ocurridos ese mismo año en las semifinales de tango escenario, que no se concretó”. Aguilar reconoce que se realizaron avances en este punto y en la inclusión de las nuevas expresiones en el tango, “aún queda mucho por hacer”.

Para otros sectores, el parteaguas fue la reunión virtual que organizó la Asamblea Federal de Trabajadores/as del Tango (AFTT), a la que se sumaron otros colectivos sectoriales de todo el país. El encuentro fue determinante. Así, por ejemplo, muchos se desayunaron la precaria (y abandonada a su suerte) situación que viven muchos de quienes organizan las subsedes regionales del Mundial, que funcionan como antesala de la cita porteña. Y en muchos casos hubo primeros encuentros entre actores de un ambiente sorprendentemente amplio y con circuitos paralelos que tienen poca interacción.

“Nosotros al principio habíamos aceptado participar del Festival porque no conocíamos la situación real que estaban pasando un montón de colegas de otros colectivos”, cuenta Natalia Martínez, vocalista de La Rantifusa. “Cuando el sábado pudimos escuchar cabalmente lo que pasaba, nos puso incómodas participar del Festival en esas condiciones, donde se estaba desoyendo sistemáticamente el reclamo de varios colectivos y también donde se convocaba de esa forma tan irregular”. Para Martínez, y para otros, “El Festival viene a poner un parche en un lugar donde hay un reclamo mucho más fuerte”.

La pianista y compositora Claudia Levy, en cambio, no fue convocada directamente por el Festival sino por una colega. “Al principio acepté, pero tuve una contradicción entre ayudar a mi amiga y el trabajo colectivo para que esto mejore”, reconoce. “A la vez mi colega tenía otros argumentos válidos para participar, porque por ejemplo decía que era importante que las mujeres participáramos y no nos bajáramos. Además íbamos a tocar un tema mío y decía que estaba bueno que la apertura del Festival que se iba a escuchar en todo el mundo hubiera un tango hablando de la violencia contra la mujer”. Finalmente Levy se bajó de la programación y también su amiga. Como la bailarina Lubiz, la pianista también objeta puntos técnicos. “Si en la Ciudad está permitida la transmisión por streaming, ¿por qué grabar con los micrófonos de nuestras casas, estando la Usina del Arte o el Alvear? ¿Cómo puede ser que el principal festival del mundo, con los recursos de la Ciudad, salga con menor calidad que un centro cultural barrial?”

“En esa primera gran asamblea aunamos tres puntos muy importantes –explica Martínez-, entre ellos pedir una audiencia con las autoridades, porque como colectivos queremos ser parte del armado”. El consenso general en el ambiente es que esa asamblea fue “histórica”. “Nunca nos habíamos juntado todos los que trabajamos por el tango, éramos 300 en el Zoom y 7000 mirando de afuera”, cuenta.