En julio, las operaciones de comercio exterior dieron como resultado el ingreso de 1476 millones de dólares, lo cual está por encima de los 950 millones de superávit del mismo mes del año pasado, informó el Indec. En siete meses, la entrada de divisas por la vía comercial totaliza 9573 millones de dólares, una mejora de casi 3000 millones en relación a los 6585 millones del período enero-julio de 2019. El superavit comercial se explica por la profundidad de la crisis nacional, que comprime importaciones de bienes de consumo, insumos y máquinas. 

La disponibilidad de divisas en el capítulo del comercio exterior es uno de los pocos puntos favorables que presenta la macroeconomía actual.  Deja en evidencia cómo se desarrolla la restricción externa en la economía local: en recesión, se relaja por el menor giro de dólares por importaciones, pero que aumenta la salida cuando hay altos niveles de producción. 

El comercio exterior está en retracción. Esta es una tendencia mundial de los últimos años, que se explica en primer lugar por el menor componente exportador de las economías de China e India, pero también por las disputas comerciales entre los Estados Unidos y China. La pandemia aceleró esta tendencia y se espera que este año el comercio global caiga un 13 por ciento. La recuperación será lenta porque en situación de crisis las economías se cierran para proteger el empleo.

En la Argentina, la caída de las importaciones se vincula con la retracción de la economía local, que arrastra a la baja la compra de bienes de consumo, insumos y maquinarias. Pero también caen las exportaciones, por la crisis global. El mes pasado, la sumatoria de exportaciones e importaciones dio un total de 8330 millones de dólares, lo cual implica una caída del 22,6 por ciento en la comparación interanual.

Las exportaciones sumaron 4903 millones de dólares en julio, una baja interanual del 16,3 por ciento. En siete meses, las ventas al exterior acumulan 32.291 millones, que representa una merma del 11,9 por ciento.

En julio, las exportaciones de todos los rubros descendieron de manera interanual. En total, las ventas bajaron 953 millones de dólares, de los cuales 510 millones se explican por la reducción de las ventas externas de manufacturas industriales, donde se destacan los autos, tubos sin costura y acero. Las manufacturas agropecuarias explicaron la caída de otros 200 millones de dólares, a partir de las menores entregas de harina y pellets de soja (-197 millones), entre otros. 

Entre las subas, se destaca el aceite de soja, leche y aceite de girasol. También bajó la venta de productos primarios, como porotos de soja, camarones, maíz en grano, limones y trigo. Entre los destinos de las ventas, el desempeño de Brasil es mucho peor al de los clientes en China y el resto del sudeste asiático.

Las importaciones sumaron 3427 millones de dólares, una caída interanual del 30,1 por ciento. En siete meses, las compras al exterior acumulan 22.718, lo cual implica una baja del 24,4 por ciento. Tanto en el dato mensual como el acumulado del año, el deterioro de las importaciones es superior al que muestran las exportaciones. A grandes rasgos, esa diferencia se explica porque la caída de la economía nacional supera a la retracción de la economía global.

Las compras externas de bienes de capital retrocedieron un 24 por ciento, mientras que el ingreso de bienes intermedios bajó un 15,9 por ciento.  Las piezas y accesorios para bienes de capital bajaron un 50,9 por ciento y los vehículos de pasajeros, un 51 por ciento. También se redujo la importación de combustibles un 54,8 por ciento y de bienes de capital, en un 16,7 por ciento. Además de la caída de la actividad, también incide en la contracción importadora la dificultad del acceso al mercado de cambios por parte de las empresas.

A nivel productos, la caída en las importaciones se explica mayormente por partes de motores (-89 millones), gas natural licuado (-87 millones), gasoil (-76 millones), gas natural en estado gaseoso (-70 millones) y automóviles (-63 millones).