Creado a partir de un convenio entre la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (Cecim) La Plata, el Instituto Malvinas concibe la soberanía de una manera integral, atento a las necesidades políticas, económicas, sociales y culturales del pueblo argentino, y los desafíos regionales, y ahora logró afianzarse con el traspaso definitivo de los terrenos donde se encuentra su sede.

El acuerdo que permitió su constitución fue rubricado el 8 de agosto de 2014 y consolidó la relación que la Universidad tenía con los soldados que combatieron en el conflicto del Atlántico Sur. Tras la rendición argentina, la UNLP había creado el departamento Malvinas, a cargo de la profesora Elena Noseda, madre de un ex combatiente y esposa del psiquiatra Dalmiro Bustos, quien coordinaba un grupo de contención de padres.

“Rápidamente, este departamento empezó a preparar la vuelta del estudiante combatiente a sus estudios”, recordó al Suplemento Universidad el jefe de Gabinete de la UNLP, Carlos Giordano, que también participó del conflicto bélico.

Desde esa área se “realizaban entrevistas y, en algunos casos, se contactaba a los ex combatientes con profesionales de la psicología o la salud”, detalló Giordano y aseguró: “En ese sentido, la Universidad tuvo una política inicial de contención. Después, ese departamento pasó al olvido. No hubo más seguimiento ni atención”.

En los años posteriores, la UNLP cedió un inmueble en comodato al Cecim La Plata para que lo usara como sede. “Luego, no hubo más que la presencia de aquellos ex combatientes como estudiantes universitarios. Muchos obtuvieron sus títulos, pero otros no tuvieron continuidad y ahí no hubo políticas de retención y acompañamiento”, lamentó el jefe de Gabinete de la UNLP.

Con el tiempo, el tema Malvinas volvió a resonar en algunos espacios de la Universidad. En 1997, Giordano creó la cátedra libre “Malvinas, Comunicación y Nación” en la Facultad de Periodismo, a partir de su tesis de grado. Allí empezó a plantearse la posibilidad de crear un Instituto, pero la idea no prosperó hasta fines de 2010. Bajo la presidencia de Fernando Tauber, la UNLP comenzó a dialogar con el Cecim La Plata y el entonces decano de la Facultad de Ingeniería, Marcos Actis, para retomar la iniciativa. Así comenzó a gestarse el Instituto Malvinas.

Hasta entonces, “la normativa de la Universidad no preveía armar institutos con gente que no fuera de la cuestión académica o no tuviera un grado de investigación”, recordó Actis, actual director del espacio y vicepresidente del Área Institucional de la UNLP, en diálogo con este Suplemento. La creación de una unidad de integración mixta (50/50) implicó un desafío y marcó un nuevo rumbo en el ámbito académico.

Un paso fundamental

El 9 de abril de 2014, la entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, cedió a la Universidad el uso del predio donde funcionaba el Comando de la X Brigada de Infantería Mecanizada del Ejército Argentino, en Diagonal 80 y 116, y que era propiedad del Estado Nacional para el funcionamiento del Instituto. Efectivizado el traspaso, la Facultad de Ingeniería dio inicio a las tareas de remodelación y puesta en valor del inmueble de más de 4 mil metros cuadrados.

Desarrollado bajo la órbita de la Facultad de Ingeniería, pero transversal a todas las unidades académicas de la UNLP, el “Instituto Malvinas. Investigaciones, Desarrollos, Transferencias e Innovaciones Productivas en Políticas Soberanas” tiene por fin de aportar al “objetivo constitucional del conjunto de la Nación Argentina de la recuperación plena de la soberanía política, la independencia económica y la integridad territorial”.

Asimismo, es solidario con los principios fundacionales del Cecim La Plata. Por ello, también se propone honrar la memoria de los caídos en Malvinas, colaborar con el esclarecimiento total de los hechos y responsabilidades en el conflicto del Atlántico Sur, y defender la aplicación irrestricta de los Derechos Humanos para el conjunto de la sociedad.

La cesión definitiva del inmueble a la Universidad se aprobó mediante una ley nacional a mediados de este mes. El proyecto de transferencia en forma gratuita a la UNLP había sido presentado en el Congreso por el entonces diputado nacional Daniel Lipovetzky y tuvo como antecedentes dos intentos previos, que originalmente contemplaban otros dos edificios que integraban el complejo del Comando de la X Brigada.

En declaraciones a este Suplemento, el senador Jorge Taiana, uno de los promotores del traspaso en la Cámara Alta, destacó la colaboración entre la Facultad y el Cecim La Plata, y consideró “extraordinariamente importante” esa “vinculación entre un sector académico, más formal y tradicional, y un centro formado por ex combatientes que han participado del conflicto y tenido una vocación por mantener firme el tema de Malvinas y el reclamo de la soberanía y que, al mismo tiempo, se han preocupado por los derechos humanos y el bienestar de los ex combatientes”.

Conciencia colectiva

El ex canciller afirmó que espera que ese “trabajo común” genere “una mayor difusión y conciencia en la ciudadanía argentina sobre la importancia de nuestro Atlántico Sur, nuestro mar y nuestra zona económica exclusiva”. Y agregó: “Una conciencia mayor de la riqueza renovable y no renovable que está en ese mar y esas tierras, y que se extiende hasta el sector antártico argentino”.

“En una América Latina que se destaca por la riqueza de sus recursos naturales, la defensa de éstos frente a la actitud prepotente de las grandes potencias no puede ser sólo de interés nacional, sino que constituye una causa regional, dada la importancia del control sobre los recursos naturales en el contexto global del siglo XXI”, expuso Taiana.

En sintonía con el senador, el vicedirector del Instituto Malvinas y secretario de Políticas Soberanas del Cecim La Plata, Mario Volpe, aseguró que el Atlántico Sur posee “enormes posibilidades para salir de esta pandemia de la mejor forma posible” y remarcó que una de ellas es el “aprovechamiento alimentario de la pesca incidental, conocida como descarte”.

“Argentina es un país marítimo, insular, antártico y bicontinental”, señaló Volpe a este Suplemento y enfatizó que, desde esa perspectiva, el Instituto piensa “los bienes naturales del Atlántico Sur para ponerlos en valor y agregarlos al patrimonio nacional”.