Carlos Daniel Barros, de 32 años, fue imputado ayer por el femicidio de Lorena Riquel, cometido el sábado a la madrugada, en Rueda al 5500. La fiscal Georgina Pairola lo acusó también de haber abusado sexualmente de la víctima y haberle robado las zapatillas. En la audiencia realizada por sistema Zoom, le atribuyó "haber interceptado a Riquel en Rouillón y Godoy, mientras ésta se encontraba junto a sus compañeras, y valiéndose de la confianza de la víctima con quien se conocían previamente, logró apartarla del grupo hacia calle Rueda al 5500 donde, tras mantener una discusión en la que le exigió dinero, abusó sexualmente de ella, para luego darle muerte en forma brutal, con reiterados golpes con bloques de cemento". El juez Nicolás Vico Gimena ordenó la prisión preventiva sin plazo para el acusado que fue detenido tres días después del hecho, el martes pasado.

Pairola le endilgó a Barros la calificación legal de femicidio, abuso sexual con acceso carnal y hurto calamitoso. La acusación de la fiscal --que hoy brindará más detalles de la investigación-- agrega que tras haber cometido el femicidio, el acusado aprovechó la situación para apoderarse de las zapatillas de la víctima y huir por Rueda hacia calle Teniente Agneta. 

La imputación expresa también que el detenido interceptó a Riquel en una zona "donde se ofrecen servicios sexuales"; y que el suceso mediante el cual le dio muerte fue advertido por al menos dos testigos. En la investigación consta también que hubo una comunicación al 911 alertando sobre la situación. 

Las evidencias dan cuenta que cuando personal policial llegó al lugar el cuerpo de Riquel estaba tendido en el césped, cerca de un corralito de Agua Santafesinas, con el rostro tapado por un pañuelo. A los pocos metros se encontraron algunas de sus prendas de vestir. Al lado del cuerpo había dos bloques de cemento, con manchas rojizas.

Alrededor de las 3.45, vecinos escucharon ruidos en la calle. Algunos testigos pudieron observar a un hombre de alrededor de 1.70 metro, golpeando a una mujer, mientras ella se quejaba. "¿Por qué viniste a trabajar?"; "dame la plata", son algunas de las frases que se desprenden de los relatos que constan en el expediente. 

El femicidio de Lorena generó una movilización de organizaciones sociales y feministas el lunes pasado, ya que era militante de la Corriente Clasista y Combativa. Cuando la mataron acababa de cumplir los 39 años --el jueves anterior-- y tenía tres hijes a cargo. "Era feriante, trabajaba en las ollas populares. Era una luchadora", la describieron sus compañeras de la CCC. De la manifestación participaron también dirigentes e integrantes de la Asociación de Mujeres Meretrices (Ammar), quienes exigieron justicia mientras alzaban entre las manos carteles con el rostro de Sandra Cabrera, la exlíder de la organización asesinada en 2004, en un caso que está impune.

El acusado que ahora quedará en prisión preventiva mientras avanza la investigación, fue detenido el martes pasado luego de una serie de testimonios que permitieron construir su apariencia física e identidad. Algunos de los relatos indicaban que tenía una lágrima tatuada en una de las mejillas. Tras ser llevado a rueda de reconocimiento, el resultado fue positivo, por lo que Pairola decidió imputarlo.