En mi artículo publicado hace un par de semanas señalaba algunas medidas que deberían ser tomadas para desarrollar un modelo económico y social ideológica y filosóficamente opuesto al pensamiento neoliberal.

En nuestro país, el progresismo ha implementado algunas medidas que por su importancia y resultados han contribuido a la confrontación con las políticas neoliberales, las que han demostrado no dar respuesta a las necesidades urgentes de nuestra sociedad.

En esta oportunidad quiero referirme en particular a un aspecto del sistema de educación en el contexto de la pandemia de la covid 19 que tiene que ver con la exclusión de niñes y adolescentes de las alternativas desarrolladas por el Estado para acceder a los contenidos y procesos educativos.

A pesar de los problemas que podemos señalarle a nuestra educación, sigue siendo un ejemplo de la imprescindible presencia del Estado como fuente ordenadora y con presencia ineludible para lograr mayor equidad ofreciendo universalidad básicamente gratuita.

Muchos fueron los progresos en esta área, pero no se pueden obviar las consecuencias producidas por el accionar de grandes grupos de poder que representan intereses económicos ajenos a nuestro país y que operan sobre el sistema, desconociendo y despreciando los derechos de las grandes mayorías.

En el transcurso de la disputa, entre la mercantilización de la educación por parte de algunos sectores y el Estado que pugna por una educación gratuita y extendida a todes les habitantes de nuestro país, se ha producido el abandono y exclusión de un vasto sector de la población de un sistema educativo de calidad.

Sumado a esto hoy, pandemia mediante, alejados nuestros niñes de las aulas se deben ofrecer alternativas que garanticen la universalidad de las cursadas estudiantiles.

En este contexto, la respuesta del sistema educativo en su conjunto fue rápida, aunque no estábamos preparados para funcionar con otros dispositivos que no fueran los tradicionales y esto trajo muchas dificultades difíciles de afrontar. Entre ellas las distintas posibilidades de acceso a las tecnologías según el sector social de que se trate.

La educación a través de las vías virtuales en alguna medida pudo colaborar en reducir el atraso en la adquisición de conocimientos en lo que va del año y en este sentido son bienvenidas. El problema radica en su alcance, ya que hoy vemos que tenemos una enorme cantidad de niñes que no tienen el equipamiento herramental imprescindible para incorporarse a esta modalidad.

Este hecho particularmente grave incrementa y consolida una desigualdad que acrecienta la injusticia de la actual distribución de los ingresos. A la vez consolida un universo de clases sociales privilegiadas en un mundo que crece día a día en sus exigencias y una multitud excluida y con infinitas menores posibilidades de acceder a este mundo con trabajos que le generen un ingreso digno que les garantice su subsistencia.

Está claro que no se trata solo de proveer de computadoras modernas a todos les niñes. Su provisión debe estar acompañada de todo un plan que requiere una importante inversión en equipamientos y garantizar la conectividad.

Si bien todo esto es condición necesaria para avanzar en un sistema educativo que incluya a todes, no es suficiente. Además del acceso a las nuevas tecnologías de todes les niñes y adolescentes es necesario una actualización en la formación docente y contenidos educativos. En este sentido también considero imprescindible jerarquizar la tarea docente, comenzando con su retribución y provisión de herramientas tecnológicas que les facilite su tarea hoy fuera de las aulas, pero en un futuro dentro de ellas. También es necesario extender estos servicios educativos a los adultos que acompañan a les niñes y adolescentes en este proceso, incluidos sus padres y tutores.

No se me escapan los costos y esfuerzos para llevar a cabo esta tarea, pero tengo claro los beneficios individuales y colectivos que se obtendrán. El acceso a la educación es una herramienta imprescindible para actuar sobre la realidad y transformarla, para acceder a un futuro que de por sí se presenta muy complejo para las nuevas generaciones.

Abraham Leonardo Gak es profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires. Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.