El gobierno convocó a los trabajadores de la economía popular a sumarse al Plan Federal de Ferias, que busca enlazar el consumo de los barrios a la producción popular de alimentos. El funcionamiento de estos espacios tuvo una prueba con muy buenos resultados en el verano, cuando se creó la tarjeta Alimentar y en varios puntos del conurbano fueron instalados puestos de lácteos, carne y verdura a precios más baratos, al ir directo del productor al consumidor. La pandemia obligó a interrumpir la experiencia cuando recién comenzaba. La intención, ahora, es ir retomándola en los municipios del AMBA que ya habilitaron la venta al aire libre, con todos los protocolos de cuidado.

La secretaría de Economía Social realizará un encuentro virtual, por zoom, para referentes de organizaciones sociales, iglesias, clubes de barrio y sociedades de fomento para este miércoles a las 10.00. Los interesados deben inscribirse previamente haciendo click en este link, difundido por la Dirección Nacional de Políticas Integradoras.

“Queremos armar circuitos locales, porque sabemos que por cada puesto de feria se genera trabajo para dos o tres personas: el que produce, el que lleva la mercadería, el que vende; nuestro planteo es que se haga de manera asociativa. Lo que va a hacer el Estado desde el ministerio de Desarrollo Social es fortalecer con generadores eléctricos, gazebos, mesas, sillas y por supuesto con una mesa de articulación que permite agrupar a los productores locales”, explicó Rafael Klejzer, a cargo de esa dirección.

Las ferias ya fueron probadas en enero y febrero, pero algo novedoso para mirar ahora es que ya está en funcionamiento el Registro de Trabajadores de la Economía Popular, una herramienta pensada para ir implementando políticas destinada a la franja de argentinos que debieron inventarse su propio trabajo. A partir de estar inscriptos en el Renatep, por ejemplo, los feriantes podrán emitir facturas. 

Dos preguntas que hacen a la seguridad alimentaria se vinculan a las políticas que se vayan creando en base al registro. Una: ¿como mejorar el acceso a los alimentos de los sectores con menos ingresos? La segunda: ¿cómo hacer que los sectores populares consuman los alimentos producidos por la economía popular?

El gobierno está analizando, en este sentido, la posibilidad de modificar los topes de facturación para la economía popular. Esto responde al reclamo de que los topes de facturación de los monotributos sociales son muy bajos, por lo que con pocas ventas obligan a cambiar de categoría, lo que hace que los monotributistas, y en especial las cooperativas, tengan que pasar a pagar montos más  altos.  De acceder a una regulación específica, la carga impositiva de estos trabajadores autogestivos se aliviaría, facilitando su integración al mercado formal.

“Hay que tener en cuenta que en la economía popular en lo producido se suma el esfuerzo de toda una familia, o de varias personas” ,señaló Klejzer. Este es un problema mencionado frecuentemente entre los productores de la agricultura familiar.

Otra de las ventajas de estar dentro del Registro es que los inscriptos pueden bancarizarse. Esto abre una posibilidad de que accedan a créditos a tasas no usurarias, que es lo que les sucede hoy porque su única posibilidad de financiamiento es ir al prestamistas que opera por fuera del circuito bancario. 

“Queremos trabajar respaldando los emprendimientos comunitarios que ocupen mucha mano de obra y producción local. Desde enero hay una enorme transferencia que hace el Estado Nacional con sus programas sociales, por ejemplo a través de la Tarjeta Alimentar. Necesitamos de un trabajo conjunto que haga síntesis para que esos recursos se queden circulando dentro de cada localidad y entren en un circuito virtuoso",  señaló el dirigente social. 

Los permisos para habilitar estos espacios de comercialización al aire libre están a cargo de las municipalidades. En el AMBA ya hay algunas con protocolos acordados; Almirante Brown, Cañuelas y Ensenada podrían ser las primeras en abrirlas, tal vez también algunas zonas del Gran La Plata.  En los meses previos, impedido por la cuarentena,  el Plan Federal de Ferias tuvo una etapa de vinculación más institucional con los municipios y autoridades provinciales, para coordinar cuestiones de bromatología y sondear el interés de cada localidad. Ahora la expectativa es que se vayan habilitando despacio, con el protocolo sanitario en la mano.