A través de una obra de enorme potencia y al mismo tiempo gran delicadeza y belleza, León Ferrari siempre denunció la violencia, la tortura y la policía moral de la religión.

Dos de los momentos más importantes de su carrera le sucedieron después de sus ochenta años: el primero fue la impresionante retrospectiva de 2004/2005 en el Centro Cultural Recoleta. Decenas de miles de personas vieron esa exposición y un grupo casi marginal pero muy poderoso de integristas reaccionarios atacaron las obras, destruyeron algunas y lograron en primera instancia que un tribunal censurara y cerrara la exposición. Una instancia superior de la justicia, por supuesto, reabrió y permitió que siguiera la muestra. Fue un momento de gran felicidad, de combate artístico contra las formas más autoritarias de la vida argentina, en el que León ganó y todos los que disfrutamos de su obra, ganamos.

El segundo momento más importante de su carrera fue cuando en 2007 ganó el León de oro en la Bienal de Venecia. Fue algo celebratorio. Yo estaba ahí y compartí con él esos momentos. Ibamos a comer juntos con otros amigos y algunos parientes italianos de León. Esa especie de mini retrospectiva que presentó en Venecia, por invitación del curador general, estaba ubicada en el sector introductorio de la Bienal, y fue de las muestras más visitadas. Oleadas de público la recorrían. Fue también uno de los artistas más entrevistados. León recibió el premio veneciano con una mezcla de incredulidad, humor y sabiduría. Era divertido ver cómo León llamaba a algunos amigos a Buenos Aires y les decía “¿Vos tenés esa obra mía que querés vender? Mirá, ahora con el premio y como estoy viejo y me falta poco –se reía- mi obra pronto va a valer más, así que vendela un poco más adelante…” También les ragalaba obras a ciertos amigos, para que saldaran sus deudas.

León era una persona enormemente generosa y alegre y esto contrastaba con la terrible historia del desgarramiento familiar que sufrió, a lo que se sumó el exilio en San Pablo.

A lo largo de los años, entre fines de los ochenta y hasta poco antes de su muerte, tuve muchos momentos para compartir con él. En algunos casos era porque me convocaba para que escribiera sobre algunas de sus muestras. Como él sabía que lo que más me interesaba era su obra escrituraria, sus textos, sus grafismos, un día, con el pretexto de hablar de trabajo para pedirme que le hiciera un prólogo para el catálogo de una exposición, me invitó a almorzar para regalarme una de las obras con sus grafismos.

Otra de las etapas en la que nos veíamos muy seguido fue cuando me tocó ser el curador del envío argentino a la siguiente Bienal veneciana, la de 2009, cuando elegí a Luis Felipe Noé. Entonces, entre fines de 2008 y comienzos de 2009, almorzábamos muy seguido con León, Alicia, Yuyo Noé y Nora. Y León nos daba consejos y nos sugería lo que podíamos hacer para la Bienal.

León Ferrari vivía con gran alegría su lucha en contra de la religión y de la violencia y a favor del arte y de la política como poética, y de la estética como ética. León vivía la militancia con alegría. (*)

Noé Jitrik (escritor): "Despues de muchos años de relación con Ferrari, personal y con su obra, llegué a una especie de conclusión de que era un renacentista, pero al revés: a los grandes pintores del Renacimiento -italiano sobre todo-, él los consideraba propagandistas de la Iglesia. Y si digo “al revés”, es porque él empezó a ser una especie de propagandista de la anti Iglesia: a combatir, serena y denodadamente todos los desafueros, todas las complicidades, todas las infamias que la Iglesia había cometido a lo largo de su historia. Inclusive elementos y situaciones que encontraba en los libros sagrados del cristianismo, del catolicismo. Ahí hay otro elemento, otra razón, por la cual puedo considerar ese rasgo en León: y era el compromiso de León con una causa. Así como lo habían tenido los pintores del Renacimiento. Solo que su causa era diferente: una causa que se ligaba más a grandes problemas o situaciones contemporáneas, especialmente relativas a las dictaduras, a la explotación, al sometimiento, a las luchas que podemos llamar, de una manera convencional, la liberación de los pueblos, la liberación nacional". (*)

Nora Hochbaum (Directora General del Parque de la Memoria): "Haciendo un esfuerzo, voy a recordar a León como él era, con una sonrisa. Por ahí me cuesta, me emociono, porque siempre que hablo de León no puedo evitar algo corporal. León fue un ser único, muy importante en mi vida. En mi vida profesional, en mi vida personal. Juntos, con él, con su familia, con Andrea Giunta, con Liliana Piñeiro, con un montón de artistas, atravesamos juntos lo que quizás fue el acto cultural más importante que tuvo la Argentina en las últimas décadas, que fue su retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta. Ese momento, esa muestra, ese hecho histórico, para el arte y para la cultura argentina, me permitió conocer a un León que no conocía, a un León a título personal, a su familia, a Alicia, a sus hijos. Esas noches en su departamento de la calle Reconquista, esas largas noches whisqueras, hablando de lo que nos sucedía y de lo que pasaba con una gran retrospectiva que hicimos, ese gran homenaje en Recoleta y todo lo que eso suscitó. Tendría miles de anécdotas que contar, trágicas, graciosas. Desde disfrazarlo a León para que ingresara al Centro Cultural, hasta los llamados a las seis de la mañana, durante cincuenta días, para ver qué iba pasando día a día." (*)

Ticio Escobar (Director del Centro de Artes Visuales- Museo del Barro, Paraguay): "Más allá de la gran amistad personal que mantuve con León sobre todo en sus últimos años; amistad que se tradujo no solamente en una rica correspondencia, en un anecdotario lindo, sino también en el trabajo que hicimos juntos en la Bienal de Valencia, y la generosísima donación que él hizo al Museo del Barro, de un lote muy importante de obras suya, quiero recuperar un aspecto que siempre me ha intrigado de su obra, que me ha producido admiración y curiosidad especial: y es cómo Ferrari enfrentó una de las cuestiones más complejas del arte actual, cómo conciliar y confrontar la potencia de temas muy fuertes y muy directos con la consiguiente consistencia formal y estética, como para impedir que la obra caiga en un mero literalismo del tema, o en un mero denuncismo, que en su caso son temas altamente políticos, que a él siempre le interesaron. Generalmente lo político es trabajado desde lo micropolítico (y no digo que Ferrari haya ignorado este aspecto), pero muy al sesgo, muy indirectamente, muy cuidadosamente, de nombrar demasiado radical y casi brutalmente en muchos casos, situaciones que suelen atrapar la forma e impedir despegar la mirada con la suficiente distancia como para que ese objeto o ese hecho devenga una obra. Y León podía hacerlo, lo hizo siempre, con mucho desenfado, con mucha libertad, con mucho riesgo." (*)

* Fragmentos de los testimonios por el centenario de León Ferrari. Versión completa, disponible en www.bellasartes.gob.ar

En qué consiste el Homenaje a León Ferrari del MNBA

Con motivo del centenario del nacimiento de León Ferrari (1920-2013), desde hoy el MNBA difundirá material audiovisual con testimonios, un documental y publicaciones digitales, entre otras iniciativas dedicadas a evocar la vida y la obra del artista argentino.

Noé Jitrik, Silvio Rodríguez, Ticio Escobar, Tamara Stuby, Nora Hochbaum y Fabián Lebenglik serán algunos de los primeros en compartir sus recuerdos en testimonios que podrán verse en www.bellasartes.gob.ar, en el canal de www.youtube.com/MNBAdigital y en las redes sociales del Museo. Más adelante se sumarán más de treinta voces, entre muchas otras, las de Luis Felipé Noé, Diana Dowek, Néstor García Canclini, Regina Silveira, Luis Camnitzer y Eduardo Grüner.

Desde hoy podrá verse gratuitamente en la web y en YouTube la película documental sobre León Ferrari “Civilización” (2012), dirigida por Rubén Guzmán.

La exposición antológica “León Ferrari. Recurrencias”, con curaduría de Cecilia Rabossi y Andrés Duprat prevista para abril pasado, debió postergarse a causa de la pandemia y abrirá la temporada 2022 del Museo Nacional de Bellas Artes.

En el hall de acceso al Bellas Artes, visible desde el espacio público, se exhibe la pieza emblemática de Ferrari “La civilización occidental y cristiana” (1965), que formará parte de una muestra que itinerará por el Museo Reina Sofía, de Madrid; el Van Abbemuseum, de Eindhoven; y el Centro Pompidou, de París, para luego regresar al MNBA, donde ocupará un lugar central en la exposición de 2022.