“El peronismo como sustancia y misterio”, dice el prólogo de Juan José Giani. “Como espesura cultural de una comunidad y como renuencia a ser apresado por algún concepto eficiente. La historia luego entregará nuevos interrogantes, cargados alternativamente de drama, épica y tragedia. Distintos rostros de una identidad que en su metamorfosis persistente confirman la raigalidad del peronismo pero acentúan la dificultad para encasillarlo”, continúa.

El texto abre las páginas del libro Peronismo: Sus desafíos 2020. Macrisis y pandemia (Paso de los Libres), que Giani presentará hoy a partir de las 18 –por streaming, desde la cuenta www.facebook.com/corpuseditorialydistribuidora- con las participaciones de Eduardo Jozami, Dora Barrancos, Agustín Rossi y Esteban Mestre. 

“El espíritu del libro es el de pensar la singularidad de este momento en la Argentina y en particular del peronismo; es decir, el peronismo vuelve al poder, a ser gobierno luego de cuatro años de macrismo. De alguna manera, parto del supuesto de que no se puede entender este momento y el liderazgo de Alberto Fernández sin reconstruir las causas de la derrota del kirchnerismo. Es como un supuesto que atraviesa todo el texto. Hay que mirar con detenimiento lo que pasó, por qué se perdió, y por qué el macrismo llegó al gobierno y gobernó como lo hizo”, explica Giani a Rosario/12.

El autor entiende que las singularidades del momento que atraviesa el peronismo están personificadas en “un nuevo liderazgo, que es la figura de Alberto Fernández, absolutamente inesperada. Cuando cualquiera de nosotros, tanto analistas como dirigentes y militantes –y no sólo del peronismo-, se preguntaban por el futuro de Argentina en abril o mayo de 2019, ninguno ponía en primera línea a Alberto Fernández, a nadie se le pasaba por la cabeza que podía ser Presidente, cuando todo estaba orientado a la fortaleza y debilidades de la candidatura de Cristina. Nadie tenía en su horizonte la posibilidad que finalmente ocurrió". 

"Existe un nuevo liderazgo -señala- y eso implica pensar sus características, que para mí no son asimilables a otras, en una Argentina y en un mundo muy diferente a los que conocimos. A eso se le agrega una novedad que es a la que más le prestamos atención en estos días, la pandemia, pero igualmente había toda una serie de características que era importante pensar. Pensar nuestra coyuntura implica saber cómo movernos de la manera más adecuada. Ése fue el criterio con el cual armé el libro. Si bien la mayor parte de los textos son míos, invito a otras personas a escribir. Ésta es una situación que recién estamos analizando, está en proceso de desarrollo y es importante que abramos la palabra a otros para pensarlo juntos”.

-A partir de las y los invitados al libro, ¿qué cuestiones distintivas surgieron?

-Creo que cada cual le fue poniendo una impronta. Hay una selección que no es antojadiza: hay intelectuales y dirigentes políticos, pero sin estar exclusivamente embanderados en un determinado sector, para mostrar una perspectiva diversa de aquellos que provenimos de la cultura nacional y popular, y que tenemos una relación histórica con el peronismo. Hay miradas más teóricas, otras histórico culturales, y otras más de gestión. Se trata de integrar tres formas principales: una, la económica, por la herencia de Macri; otra, la teórica, en el sentido de pensar una especie de larga duración del peronismo por el cual llegamos a Alberto Fernández; y una tercera más política, de gestión, sobre cómo resolver desde el gobierno los desafíos del presente.

-¿Cómo ves la gestión del gobierno nacional?

-Me parece que cualquier análisis que hagamos debe tomar en cuenta una serie de cuestiones. La primera, como decía Perón, es que la política primero es política internacional; es decir, uno no puede analizar ningún proceso interno sin tener en cuenta el contexto geopolítico. El contexto geopolítico al cual llega este gobierno es muy diferente de todos los anteriores que conoció el peronismo. Ése es para mí un dato muy fuerte. No es el contexto del ‘40 ni del ’70, que fue un poco el de Perón, el de un “tercer mundo” en construcción con el peronismo desempeñando un rol protagónico; tampoco el de Menem, con la globalización neoliberal, el Consenso de Washington, las relaciones carnales y Estados Unidos como potencia militar; y tampoco es el de Néstor Kirchner, de 2003, de crisis del neoliberalismo y auge de ciertos procesos a nivel continental de experiencias nacionales, populares y progresistas. Ahora se trata de un contexto de reflujo ideológico, de avances de las derechas en América Latina. La experiencia nacional, popular y progresista de Alberto Fernández y de Cristina está como en soledad, lo indica por ejemplo lo que acaba de suceder con el BID, donde ante una avanzada de Trump queda por presidente un norteamericano, un anticastrista, que llega con el apoyo de gran parte de América Latina. Me parece que la orientación general del gobierno es la correcta. Pero navegando en aguas internas también distintas. En Argentina hoy hay una oposición política potente, que no tuvo el kirchnerismo durante sus 12 años. Hay un contexto geopolítico que no es favorable y una oposición interna que es respetable. En ese contexto, el gobierno está haciendo las cosas básicamente bien, la orientación general me parece correcta, lo cual no quiere decir que uno no advierta cosas por mejorar e intensidades por corregir.

Como corolario, hay una síntesis que dice bien sobre el libro y la situación política del peronismo. Por un lado, Giani señala la importancia de “recuperar y revisar el pensamiento de Perón, a propósito de entender el devenir actual del peronismo. Me interesa volver a adentrarnos en la herencia doctrinaria de Perón, vinculándolo al proceso actual”. 

Por el otro, “Cristina es otra particularidad de este momento. Si bien es cierto que el liderazgo es del Presidente, convive con una figura muy potente. Y eso es rarísimo en el peronismo, nunca tuvo un esquema así. Es un desafío, y creo que es una química que está funcionando bien. Desde su origen, el peronismo siempre tuvo dos dimensiones, una comunitarista -hoy llamada dialoguista-, donde tomar decisiones que logren interpretar a la totalidad social, y otra más conflictivista, un poco la idea de ‘nosotros contra ellos’. Uno puede pensar la relación entre Alberto y Cristina como la necesaria convivencia entre esos dos aspectos, la dialoguista y la más antagónica, que si se articulan correctamente son provechosas”.