A solo 31 días de las elecciones, la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció su sorpresiva retirada de la carrera presidencial. La noticia se dio a conocer un día después de que la encuesta electoral más amplia realizada hasta el momento la situara en el cuarto lugar en intención de voto, muy lejos de poder disputar una segunda vuelta. Su candidatura frustrada generó duras críticas de opositores y aliados ya que había jurado que no se postularía porque solo cumpliría con la gestión transitoria que asumió luego del golpe contra el expresidente Evo Morales. "Si no nos unimos, vuelve Morales", dijo Áñez al argumentar que tomó la decisión "para cuidar la democracia". La gran incógnita pasa ahora por saber a qué candidato de la derecha irán a parar los votos de la exsenadora para darle pelea al elegido por el Movimiento al Socialismo, el economista Luis Arce, quien pica en punta en todos los sondeos.

"Hoy dejo de lado mi candidatura a la presidencia de Bolivia para cuidar la democracia. No es un sacrificio, es un honor porque lo hago ante el riesgo de que se divida el voto democrático entre varios candidatos y que, a consecuencia de esa división, el MAS acabe ganando la elección", dijo Áñez en el mensaje grabado y difundido en televisión y redes sociales. "Lo hago para ayudar a la victoria de los que no queremos la dictadura y lo hago en homenaje a la lucha que ha sostenido el pueblo boliviano para que se vaya por siempre la dictadura", manifestó la senadora que asumió la presidencia en una sesión de la Cámara Alta sin quórum, apenas unos días después de que el entonces presidente Evo Morales renunciara en medio de fuertes presiones de la policía y el ejército.

Una encuesta difundida el miércoles ubicaba a Áñez cuarta con apenas diez por ciento de intención de voto. El exministro de Economía de Morales, Luis Arce, se posicionó en el primer lugar con el 40,3 por ciento y, segundo, el expresidente Carlos Mesa, con 26,2 por ciento de intención. Mucho más abajo aparece el exlíder cívico del departamento de Santa Cruz y uno de los grandes impulsores de la violencia que derivó en el golpe contra Morales, Luis Fernando Camacho, con el 14,4 por ciento de los votos.

Resta saber qué candidato absorberá los votos de Áñez. Para evitar un triunfo del MAS, al menos la mitad de los sufragios deberían ir a Mesa para eliminar los más de diez puntos porcentuales que los dividen y aspirar a forzar una segunda vuelta. Pero Áñez fue muy dura con el expresidente en las últimas semanas. "Él está en una situación de escondite en su casa y ahora no es momento de tibieza", aseguró días atrás. Según un sondeo de Mercados y Muestras, la sorpresiva ausencia de Áñez favorecería las posibilidades de Mesa y de Camacho, aunque no les alcanzaría para disputarle la presidencia a Arce.