El misterio de la muerte masiva de elefantes en Botsuana parece finalmente resuelto. Después de más de tres meses de revisión de los 330 casos reportados, los responsables del departamento de Vida Salvaje y Parques Nacionales de este país africano indicaron que la muerte de los animales está relacionada con la contaminación del agua con cianobacterias, que provienen de las floraciones de algas que se encuentran en pozos de agua.

“Los elefantes muertos sufrieron, en concreto, un trastorno neurológico severo poco después beber agua contaminada por una floración tóxica de cianobacterias en recipientes estacionales (fuentes de agua) en la región”, explicó Cyril Taolo, director interino del Departamento de Vida Silvestre y Parques Nacionales, durante una conferencia de prensa.

"Sin embargo, todavía debemos responder a muchas otras preguntas como por qué las toxinas solo afectaron a los elefantes y por qué sucedió solo en la zona del delta de Okavango. Estamos investigando una serie de hipótesis", agregó el veterinario principal del Departamento, Mmadi Reuben. 

Las cianobacterias, también conocidas como algas verdiazules, se encuentran en todo el mundo, especialmente en aguas tranquilas y ricas en nutrientes. Por lo general este tipo de bacterias no provocan problemas graves en los animales. Sin embargo, cuando por condiciones ambientales -como el aumento de la temperatura o la concentración de nutrientes- se producen floraciones repentinas o bloom de cianobacterias se puede generar un efecto adverso, al aparecer toxinas que afectan a diversos órganos de muchos tipos de animales.

Según explicaron los expertos, las muertes cesaron después de que se secaron estanques o balsas en las que se encontraba el agua con cianobacterias. En un principio, algunas de las hipótesis que se manejaron fueron que los elefantes podrían haber sido envenenados o asesinados por cazadores furtivos, lo cual fue descartado.

Botsuana, con una colonia de alrededor de 125.000 ejemplares, es el país del mundo con más elefantes. Sin embargo, en 2019, el presidente Mokgweetsi Masisi eliminó la prohibición para cazar a estos animales y argumentó que la medida "era necesaria" para mantener a la población bajo control. Las conservacionistas de todo el mundo manifestaron su indignación frente a la medida.