Las matemáticas y el funcionamiento de los sistemas electrónicos y de los motores apasionaban a Brian Pereson desde siempre. Al terminar el secundario la decisión estaba tomada: seguir Ingeniería Electromecánica en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Para ello debía abandonar su pueblo natal, Lanteri, una pequeña localidad rural del noreste de Santa Fe, para instalarse en Corrientes en la casa de su hermana, Florencia, estudiante avanzada de Veterinaria en la UNNE.

Con poco más 2.500 habitantes, Lanteri está en el centro oeste del departamento General Obligado, a 374 kilómetros de la capital santafesina. Dentro de esa comuna, Brian vive en la zona rural, a casi nueve kilómetros del “pueblo”, como llaman al ejido urbano, junto con sus padres y su hermano menor.

Desde chico tuvo que enfrentar el problema de las distancias. Hizo la escuela primaria en la localidad de Ingeniero Chanourdie, una comuna de poco más de mil habitantes, lindante al norte con Lanteri, mientras que la secundaria la cursó en la cabecera del pueblo. En ambos casos debía recorrer unos nueve kilómetros.

Ya en Corrientes, a principios de este año, empezó a concurrir al curso de ingresantes en Resistencia, hasta que las clases presenciales se suspendieron a raíz de la pandemia por coronavirus. Las clases se convirtieron en virtuales, y el joven decidió regresar a Lanteri, donde lo esperarían las dificultades para conectarse a Internet. Es por eso que con la ayuda de su padre tuvo que instalar una antena más elevada para poder cursar de manera virtual. “En casa teníamos una antena de cable para la televisión y la levantamos unos tramos, hasta unos veinte metros, para poder recibir señal, pero como eso no era suficiente, tuve también que ir a la casa de una tía, en el pueblo, para poder conectarme, porque la antena no era segura”, explicó Pereson al Suplemento Universidad.

El principal problema era la conectividad a Internet, “no sólo por el costo del uso de datos, sino principalmente por la falta de señal o directamente la nula conectividad y por eso intentamos con la extensión de la antena”, señaló.

Cuando las medidas sanitarias flexibilizaron los controles de circulación, Pereson comenzó a ir con frecuencia a la casa de una tía en el pueblo donde existe mejor señal y podía mirar las clases grabadas e intentar participar de algunas en vivo –aunque no siempre lo lograba–, además de enviar las actividades pedidas por los docentes.

Este año regularizó las materias del cuatrimestre Análisis Matemático, Álgebra y Geometría, Sistemas de Representación Módulo 1 y Fundamentos de Ingeniería, de las cuales promocionó dos.

“No era ésta mi idea de universidad, pero es la que nos toca y yo debo cumplir. Pese al sacrificio me estoy adaptando muy bien, aunque estoy ansioso por las clases presenciales porque sé que podré aprender y dar aún más en esa modalidad”, aseguró Pereson.