Quienes anduvieron por la zona de Congreso durante el mes de marzo fueron testigos. Una serie de fotos de políticos conocidos los interpeló. Seguramente hubo personas que soltaron una sonrisa y otras que contuvieron una mueca de rechazo. Felipe Sola, Axel Kicilloff,  Federico Pinedo, Ricardo Alfonsín y Néstor Pitrola aparecieron hablando en el recinto del Congreso Nacional con gesto más o menos compenetrado en su discurso. Pero todos, eso sí, con la calcomanía de una boca de labios rojos sobre la suya. “La voz de una mujer tiene el mismo valor que la de un hombre. Las mujeres avanzamos, la política no” decían los afiches de una campaña gráfica lanzada por Amnistía Internacional Argentina y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género con el objetivo de sostener agenda la necesidad de que se apruebe una ley de paridad de a las mujeres las mismas posibilidades de ocupar un escaño que a los hombres.

Los carteles, que se retirarán en los próximos días, están distribuidos en las principales calles y avenidas en las cercanías del Congreso y las imágenes se difunden a través de las redes sociales de las organizaciones. “El objetivo de la campaña es desnaturalizar la idea de que los varones están mejor calificados que las mujeres para ocupar cargos legislativos. Además, se busca interpelar a la ciudadanía vinculando la demanda por la igualdad en la política con la superación de otras formas de discriminación hacia las mujeres”, comunicaron las organizaciones.

De los legisladores “intervenidos” alguno lo tomó con humor, otro lo compartió en su twitter para el 8 de marzo; solo Federico Pinedo había votado en contra durante el debate de la paridad en el Senado que se dio el año pasado.

Difícil mantenerse al margen del tema en 2016, cuando diputadas de gran parte del arco político impulsaron la reforma que otorgaría igualdad real de ser elegidas para cargos electorales a las mujeres. Hubo campañas de distintos sectores en este sentido. #UnayUno proponía una impulsada por la diputada del Frente para la Victoria Cristina Alvarez Rodríguez. Las ong lanzaron #MujeresAlaPolítica, otro slogan que circuló con fuerza por esos meses. Hubo debates que trascendieron el ámbito puramente político, llegando a escuelas, universidades, entre otros. La asociación IDEA Internacional, el PNUD y ONUMujeres presentaron un Indice de Paridad Política en el que Argentina quedó a medio camino de alcanzar la paridad en los distintos poderes del Estado. Midió un 44,7 por ciento mientras que el ideal es del 100.

A fin de año, el proyecto que iba a colarse en medio de la discusión por la reforma electoral nacional finalmente no fue aprobado. Sí se consiguió en la provincia de Buenos Aires, Salta, Chubut y Neuquén, que se sumaron a las provincias que ya contemplaban la paridad para cargos legislativos: Río Negro, Córdoba y Santiago del Estero.

En la apertura de sesiones ordinarias de este año, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, no hizo referencia al tema. Las elecciones legislativas previstas para la segunda mitad del año hacen difícil llegar a consensos amplios como los que necesita esta ley. Sin embargo, y por eso mismo, las ongs insisten en que la paridad es una deuda pendiente. De destacar la propuesta de Agustín Rossi, quien ya lanzado a la campaña para ser candidato a diputado nacional por Santa Fe dijo que tendrá paridad de género en la lista que encabezará. Este anuncio desnuda la magnitud de las prácticas machistas que rodean este debate. La paridad no está prohibida por ley.

Si bien el país fue precursor en la sanción de una ley de cupo femenino que estableció que las mujeres debían ocupar un piso del 30 por ciento en las listas eleccionarias, ese porcentaje se transformó en un techo, e incluso lograr que se cumpla sigue siendo un trabajo arduo que recae en candidatas y organizaciones de la sociedad civil. En las últimas elecciones legislativas de 2015, por caso, más del 10 por ciento de las listas oficializadas en las Primarias Abiertas y Obligatorias (PASO) no cumplían con esta ley, según un relevamiento de ELA. 

Natalia Gherardi, directora ejecutiva es organización, dijo que “la paridad es un compromiso ético y político” y que “asegurar la diversidad en la integración de los cargos públicos, en particular en el Legislativo, que es el ámbito deliberativo por excelencia, mejora la calidad del debate público y fortalece los valores de la democracia”.

Por supuesto que el debate de la paridad va más allá de lo que suceda en los cargos electivos. De hecho, en el índice ya citado, el Poder Judicial y el Electoral se llevan las peores notas (16,7 por ciento). “La igualdad en la composición de los órganos públicos es aún una deuda pendiente  que compromete los derechos humanos en nuestro país”, dijo Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Argentina. “El principio de igualdad y no discriminación, reconocido en la Constitución Nacional y en los diversos instrumentos internacionales de derechos humanos que la integran, obliga al Estado a promover la paridad en la conformación de espacios de poder político”, agregó.