La conmoción internacional que provocó Nadia Podoroska durante los últimos diez días en París puede explicarse desde tres aspectos fundamentales que exceden el tenis: la apertura mental de la filosofía, el poder de la cabeza y el fuerte bloque de trabajo. En el deporte de las raquetas, por más extraño que parezca, resulta esencial hallar la paz emocional, una cualidad que le sobró a la rosarina para erigirse como la revelación excluyente en Roland Garros y desatar su propia revolución francesa.

Podoroska tiene influencia directa con la filosofía a través de su madre Irene, una amante de la materia. No hay que ir demasiado lejos para saber que es una ferviente seguidora de nuestro Darío Sztajnszrajber, a quien define como un "fiel compañero de viaje". En plena vorágine del circuito aprovecha para consumir al filósofo argentino en todo tipo de formatos: libros, radio, podcast o video. También se declara fanática de Merlí, la serie española en la que un profesor de filosofía alienta a sus alumnos a pensar a través de métodos poco convencionales.

En relación a este tema, además, en las últimas semanas leyó La sociedad del cansancio, un libro del ensayista surcoreano Byung Chul Han, de formación alemana, que expone la evaluación de las personas y su productividad más allá de los factores de afuera: uno mismo es el regulador del propio rendimiento. En definitiva, ya no se puede pensar en un mundo con límites impuestos por el exterior porque ya desaparecieron. No parece muy alejado, en efecto, de la trascendental actuación de la Peque en Roland Garros.

¿Cuál es la clave? Lo cuenta la propia Podoroska: "En el aspecto filosófico me hizo muy bien empezar a trabajar con un entrenador mental que apunta al budismo zen. Así aprendí lecciones importantes como eliminar el contexto de la instancia en la que juego. En lugar de mirar el entorno intento aprovechar cada pequeña chance y ponerme positiva".

Podoroska incorporó esta nueva herramienta de equilibrio emocional por leer a Byung Chul Han, claro, pero sobre todo gracias al trabajo diario con Pedro Merani, un coach de bowling argentino que vive en Doha y dirige a la selección nacional de Qatar. “Es una persona que se dedica a la concentración y la meditación. No tiene relación con la psicología; es un entrenamiento mental para la competencia. Tiene ejercicios de relajación, meditación y visualización. Hay como un autoconocimiento”, se explayó la rosarina sobre Merani, quien desarrolló un método para el juego mental que se sostiene con dos pilares: el bompu zen y la neurociencia. En este aspecto trabaja desde febrero de 2019.

El zen es una filosofía japonesa que transmite, en pocas palabras, la intención de vivir "aquí y ahora". El bompu zen compacta las técnicas de respiración y concentración. Y la porción filosófica de esta idea estudia el funcionamiento de la mente, la principal impulsora de los problemas cotidianos. Las técnicas de relajación buscan tranquilizar la mente para tomar otro tipo de decisiones y observar la realidad desde una perspectiva diferente. "Sólo quiero hacer lo mejor en la cancha. Me toca vivir muchas cosas acá; lo único que tengo que hacer es calmar mi cabeza y poner el próximo partido como objetivo”, explicó Podoroska. Aquí y ahora: la capacidad para mantener la serenidad en las horas más convulsionadas de su vida deportiva.

La rosarina tiene su base de operaciones en Alicante y sus entrenadores son Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi. El primero de ellos, quien la acompaña en la aventura parisina, compartió su visión acerca de Merani: "Nadia y Pedro tienen una rutina en la que nosotros no nos metemos. Trabajan en el día a día y apuntan a entrar a la cancha y enforcarse en lo que tiene que hacer. La idea es tratar de no ir más allá. La que está enfrente siempre es una rival y no importa quién sea. Suelen tener una sesión de una hora y media para hablar del día anterior y de lo que viene, pero no hacen hincapié en la ronda del torneo".

“Lo más sorprendente es que se la ve muy tranquila en la cancha. Se nota que disfruta el momento y que puede enfrentar estas situaciones que para cualquiera serían bastante más difíciles”, rescató Guzmán, pieza clave de un rocoso equipo profesional que se encarga de proteger a Podoroska en plena exposición por su actuación en París. En ese sentido, el ex 100° del ranking ATP contó: "Intentamos que le llegue la menor cantidad de información posible y que se mantenga en la misma línea de siempre”.

Podoroska es una jugadora muy responsable. Todo se lo toma muy en serio: el trabajo físico, el entrenamiento de tenis y el resto de los atributos que completan a un deportista de elite. Esa forma de ser establece un contrapeso elemental en la relación con sus dos entrenadores. "Nosotros somos bastante relajados en el trabajo y ella es un poco obsesiva, quiere que esté todo perfecto. Existe un equilibrio entre las dos cosas: ella nos empuja a estar al pie del cañón todo el tiempo y nosotros la hacemos bajar un poco", expresó Guzmán.

Está claro que la jugadora sensación de Roland Garros, quien este jueves buscará el pase a la final ante la polaca Iga Swiatek, no deja detalle librado al azar. No lo hacía antes y tampoco lo hace ahora. Todo está calculado. En su equipo, sin embargo, creen en las posibilidades de soñar todavía más: "Ahora puede pasar cualquier cosa. En este tipo de instancias cualquiera puede ganar". ¿La revolución Podoroska tendrá un capitulo más en París?

[email protected]