El Gobierno oficializó esta mañana la venta de inmuebles públicos, entre ellos una serie de terrenos ubicados en Puerto Madero que estaban destinados a la construcción de una escuela pública y que ahora servirán para financiar el Paseo del Bajo, una gran autopista de siete kilómetros con carriles subterráneos y en altura. Semanas atrás, el oficialismo había logrado aprobar en la Legislatura porteña la desafectación de dicha parcela -de más de once mil metros cuadrados- la última libre en Puerto Madero para autorizar la construcción de nuevas torres.

El inicio de obra fue anunciado por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el 12 de enero pasado, dos meses antes de que el proyecto se aprobara en la Legislatura. Según el anuncio oficial, el Paseo del Bajo incluirá una gran autopista subterránea exclusiva para el tránsito pesado y ocho carriles en superficie para el resto de los autos, conectará las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata y estará acompañado por nuevos parque y plazas, bicisendas y comercios.

“Esto beneficiará muchísimo a la gente que viene a trabajar al centro, a los vecinos del barrio que hoy quieren caminar de un lado al otro, a la gente de la provincia que entra a la Ciudad por el norte y el sur porque descongestiona mucho el tránsito y al comercio exterior, dado que facilitará la entrada y salida del puerto”, vaticinó entusiasmado el jefe de Gobierno porteño, junto al presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal que también participaron del acto.

El proyecto tal como lo presentó Rodríguez Larreta, incluye la venta de una sección de la Manzana 1Q, ubicada en el Dique 4 de Puerto Madero, entre las calles Juana Manso, Emma de la Barra, Avenida de los Italianos y Trinidad Guevara. Tiene una superficie de 11.933,74 metros cuadrados y está dividida en tres parcelas. En una parte está el campo de deportes del Colegio Nacional de Buenos Aires; el resto es propiedad del Estado Nacional y la Corporación Antiguo Puerto Madero, una sociedad anónima en manos del gobierno nacional y la administración porteña. En estas últimas parcelas, y con una superficie mínima de diez mil metros cuadrados, debía haber una escuela. Así lo estipuló la resolución que creó Puerto Madero a través de la ordenanza Nº51.495/97, hace veinte años.   

“La misma ley que crea el Paseo del Bajo modifica la capacidad constructiva de esos terrenos, que tenían una altura máxima construible de nueve metros y ahora es de 140 metros; o sea más torres en la última parcela libre de todo Puerto Madero. La escuela pública en dicho terreno es una deuda histórica, pero ahora el Gobierno la pone en venta, privatizando más tierra pública para financiar obras que no tienen ningún fin social”, explica a Página/12 Jonatan Baldiviezo, director del Observatorio del Derecho a la Ciudad.  

Para Baldiviezo, las obras que encaró el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, a cargo de Franco Moccia, en esa zona de la ciudad representan un “plan sistemático de privatización y negocio inmobiliario”. “El círculo está clarísimo. La Ciudad le da capacidad constructiva para habilitar el negocio, la Agencia de Bienes del Estado remata las tierras sin pasar por el Congreso y luego son compradas por fideicomisos inmobiliarios casualmente integrados por Costantini, Quintana y Caputo, todos empresarios amigos”, sostiene el abogado, que ya presentó dos denuncias penales y prepara una tercera por la venta de inmuebles públicos sin que pasen por el Congreso de la Nación.   

La noticia de la venta de un predio destinado a una escuela pública llega en medio de la crisis educativa por la falta de vacantes. En 2016, las autoridades educativas porteñas reconocieron que más de once mil chicos se quedaron si vacante, la mayoría del nivel inicial. Junto a Puerto Madero se encuentran dos barrios vulnerables: la villa 31 y la Rodrigo Bueno.

“Es gravísimo que un predio destinado a educación no se utilice. La falta de vacantes es mucho más grave en los barrios pobres porque las familias no pueden pagar el jardincito privado y los chicos directamente no van a la escuela”, opina Eduardo López, secretario general de UTE. Como docente de primer grado, López remarca la diferencia entre un chico que empieza el nivel primario habiendo ido al jardín y otro que no. “Es muy probable que el chico que no fue al jardín no aprenda a escribir en primer grado o tenga problemas en el desarrollo del aprendizaje”, señala.

En la villa 31 la falta de vacantes se siente también en el nivel primario. “A muchos chicos de primaria del barrio les dan las vacantes en escuelas alejadas y hay que llevarlos en micro hasta ahí. Un micro que se consiguió por orden judicial. También hay escuelas con el plan Alumnas Madres y cuesta muchísimo conseguir las vacantes para los hijos de esas alumnas”, sostiene López.

Desde la Corporación Puerto Madero intentaron hacer frente a las críticas por la venta del terreno destinado a la construcción de una escuela pública. “Dijeron que ellos tenían la voluntad de construir un colegio y que parte de lo recaudado por la venta lo iban a usar para eso pero no dijeron dónde. ¿Dónde lo van a hacer si Puerto Madero ya no tiene tierra?”, finaliza Baldiviezo.