Los investigadores del femicidio de Silvia Saravia, asesinada el sábado por su marido, el empresario Jorge Neuss comenzaron a analizar los dispositivos electrónicos secuestrados en la casa de Martindale donde fue cometido el crimen el sábado pasado. Se trata de teléfonos celulares y computadoras, cuyo contenido (mensajes, llamadas, registros de audio y video) podría brindar pistas para establecer el móvil del asesinato, explicaron fuentes de la causa. A la vez, la fiscalía también debe evaluar el contenido de las declaraciones brindadas como testigos por las dos empleadas domésticas de la familia, que estaban trabajando en el lugar del crimen el sábado cuando ocurrió.

En tanto, esta mañana los hijos del matrimonio encabezaron la ceremonia de despedida de Saravia y su femicida en el cementerio de Recoleta. En el ingreso de la necrópolis, donde se concentraron amigos y familiares, un retrato de la mujer y Neuss abrazados presidía la ceremonia desde un atril.

El martes, las dos empleadas domésticas de la casa del country declararon como testigos ante la fiscal María José Basiglio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Pilar. Ambas estaban trabajando en el lugar cuando Neuss atacó a Saravia. Horas antes del crimen, señalaron, Neuss había desayunado en la habitación, como era "habitual".

Saravia había salido por la mañana porque tenía "muchas actividades", recordaron las testigos, que señalaron que aunque no la vieron salir sí la vieron al regresar, cuando subió a la habitación, mientras ellas trabajaban en planta baja. Estaban allí, en un sector opuesto al dormitorio del matrimonio, cuando una de ellas escuchó dos estruendos y preguntó a su compañera si había escuchado lo mismo, informaron fuentes de la investigación. 

La otra mujer creyó que era "el camión de la basura", pero la empleada que escuchó los disparos dijo que ese camión había pasado hacía ya un rato. Por eso subió a planta alta y golpeó la puerta de la habitación; como nadie respondía, intentó abrir pero no pudo porque estaba trabada, declararon las empleadas. De allí que resolvieran dar aviso a los hijos de la pareja, todos ellos residentes también en Martindale.

Las trabajadoras llamaron por teléfono a la hija de Saravia y Neuss, quien a su vez dio aviso a sus hermanos, uno de los cuales, Patricio, llegó primero al lugar. Fue él quien empujó la puerta de la habitación hasta abrirla. Los cuerpos de Saravia y Neuss estaban en el piso, ensangrentados; el hombre tenía los ojos abiertos y respiraba.

Patricio Neuss llamó a uno de sus hermanos, Juan -el joven cuyo reciente diagnóstico de cáncer fue esgrimido, en un inicio, como posible móvil del crimen, algo que él mismo descartó, según los investigadores-, que vive a 200 metros de la casa del crimen; con él llamaron al 911, una ambulancia y a los familiares. 

Las autopsias

Las autopsias confirmaron que Neuss asesinó su esposa de un único disparo en la cabeza luego de un forcejeo que dejó signos de defensa en la mujer y un roce de bala en una mano del propio femicida.

"Está prácticamente descartada la hipótesis de un pacto suicida. Las autopsias y lo que se vio en la escena nos hacen pensar en que Neuss sorprendió a su mujer cuando ella fue al baño, luchó, la dominó tomándola del cabello, la asesinó y luego se disparó en la cabeza", dijeron fuentes judiciales. El arma en ambos casos fue un Magnum calibre .357 que quedó tirado a los pies de Neuss y en cuyo percutor quedaron alojadas dos balas.

En el caso de Saravia, el disparo ingresó por la región posterior lateral derecha del cráneo (por detrás y arriba de la oreja), salió por detrás de la oreja izquierda, volvió a ingresar al cuerpo por el hombro izquierdo y el proyectil quedó alojado en el brazo, de donde fue extraído con una gran deformación. 

Los peritajes establecieron que Neuss apoyó el arma en la cabeza de Saravia y le disparó cuando ella tenía la cabeza reclinada sobre su hombro izquierdo. Además, la mujer tenía heridas defensivas, lo que indiga que Neuss la  sorprendió cuando ella estaba en el baño. "Tenía algunos hematomas y signos de defensa en las manos y los antebrazos", señaló una fuente.

Neuss se disparó minutos después en el vestidor-antesala del baño en suite, mirando el cuerpo el su mujer; murió dos horas después en el Hospital Austral de Pilar. El disparo suicida ingresó por la sien derecha, su trayectoria fue de derecha a izquierda y con una inclinación de abajo hacia arriba; salió por el lado opuesto del cráneo y se incrustó en el lateral izquierdo del techo a dos aguas de madera de ese sector de la habitación.