Frente a la imposibilidad de llenar los teatros, el mundo digital habilita nuevos formatos y lenguajes para mantener vivos los viejos rituales. En vísperas del 17 de octubre, la sala Caras y Caretas presenta una sesión de lectura online sobre textos de Pedro Saborido, protagonizada por Daniel Fanego, María Fiorentino y Gustavo Garzón. La propuesta estará disponible desde el jueves 15 a las 21 hasta el domingo 18, y las entradas pueden adquirirse a través de Alternativa Teatral.

María Fiorentino y Daniel Fanego cuentan que cuando salió el libro de Saborido, Una historia del peronismo, comenzaron a imaginar estas lecturas. La idea era hacerlo de manera presencial en teatros, unidades básicas y centros culturales, pero por diversas razones no pudieron concretarlo. “Se ve que tenía que ser en pandemia. Primero tuvimos algunas comunicaciones virtuales con Pedro, empezamos a seleccionar textos, votamos por mail hasta que finalmente hicimos un zoom con el control de Horacio David y Seba Berenguer. Podemos decir con orgullo que la calidad de imagen es insólita por tratarse de un zoom; es como si hubiera cámaras en nuestras casas”, destaca Fiorentino en diálogo con Página/12.

“La idea de las lecturas tuvo un origen político, porque en un principio habíamos pensado presentar este material durante la campaña de Alberto Fernández. Y ahora coincidió con el 17 de octubre”, explica Fanego. A propósito del compromiso político de los artistas, él recuerda su vínculo con históricos referentes como Carlos Carella y Oscar Rovito, y sostiene: “Todos opinan sobre política, incluso los que dicen ser apolíticos. Cada vez que escucho a alguien decir eso, espero después una justificación para la existencia de la derecha neoliberal. Esa suerte de apoliticidad no existe. Todos los seres son políticos, incluso aquellos que no tienen una identificación partidaria”.

A la propuesta se sumó Gustavo Garzón, quien asegura que será una fecha especial porque este año no está la posibilidad de expresarse en las calles: “Es necesario demostrar que somos muchos. La única manera de expresar nuestro apoyo hoy es a través de las redes, porque los medios de comunicación son en su mayoría políticamente afines a la oposición. Es necesario decir que acá estamos, seguimos firmes, tenemos los mismos ideales y no nos doblegan el odio, la manipulación o la mentira. Sabemos quiénes somos y quiénes nos conducen. Este es un gobierno que está con las mayorías y por eso lo apoyamos”. En la misma línea, Fanego subraya: “Uno de los grandes méritos de Néstor y Cristina fue haber acercado gente que antes no era peronista pero se sintió identificada con ciertos objetivos. El peronismo recobró su condición transformadora y su concepción integradora de la realidad, el humanismo de sus orígenes”.

Los tres destacan la destreza de Saborido y aseguran que el encuentro con sus textos fue revelador en varios aspectos: “Además de tener un gran sentido del humor, Pedro es un estudioso del peronismo al alcance de todos”, apunta Fiorentino. Y Fanego agrega: “Lo que más me atrajo del texto, además de su prosa hilarante y punzante, es que habla para afuera y para adentro. Eso es muy divertido, porque el movimiento peronista es muy amplio: uno se pregunta cómo puede ser que convivan Néstor Kirchner y Carlos Menem. Los textos son fantásticos. Es para reírse mucho y reflexionar; el capítulo que habla sobre los Perones, por ejemplo, es de una hondura muy interesante. No se trata de evangelizar a los no peronistas; esto es para que los peronistas nos divirtamos, pensemos y observemos nuestras contradicciones. Y quienes se asomen van a encontrarse con un tipo muy agudo que tiene una prosa llena de picardía”. Garzón, por su parte, recuerda que “el primer impacto con los cuentos fue muy sorpresivo y positivo, no sólo por la risa sino por las ideas de Saborido, y supongo que a la gente le va a pasar lo mismo al ver el proyecto”.

Cuando se les consulta por la función del humor en estos tiempos, Gustavo señala: “Es fundamental para mirar las cosas con distancia y reírnos de nosotros mismos, porque el peronismo tiene muchas cosas incomprensibles. Observar esto desde el humor alivia. Ahora estamos todos juntos, pero sabemos que hay diferencias y hay que tomarlas con humor. Reírnos de nuestra propia historia me parece muy sanador para destrabar cierta solemnidad. Y en eso Saborido es un maestro”. Fiorentino comenta que el humor siempre salva porque permite cierta distancia, y recuerda una frase de Armando Discépolo: “Él decía que el humor importa siempre y cuando uno comprenda que la risa es para aliviar un dolor”.

El equipo recalca que se trata de una lectura, ya que los textos no pertenecen al campo de la dramaturgia. Fanego recuerda que una vez intentaban adaptar junto a Andrés Rivera algunos de sus textos, y cuando se los llevaron a Ricardo Bartis él dijo: “¡Déjense de joder! Acá hay que abrir el libro y leerlo, porque eso ya es arte”. En este caso, los artistas también llegaron a la conclusión de que lo mejor era leerlo antes que encarnarlo. “A los actores nos gusta mucho leer en voz alta, y es una de las cosas que más me gustaría hacer en un teatro cuando se pueda volver", acota Fiorentino. "No hacemos personajes sino que rescatamos lo que a nosotros nos parece admirable en esos cuentos. Por supuesto somos actores y es muy divertido leer, por ejemplo, a una maestra que explica la educación sexual peronista”.

Todos coinciden en que el teatro es en vivo, sobre el escenario y con público. Los nuevos formatos ofrecen una posibilidad laboral y expresiva en este impasse. “Para quienes queremos seguir ejerciendo nuestro oficio, la única que nos queda es adaptarnos. No es completo ni mucho menos; el teatro es con público. Mientras tanto, nos la rebuscamos para hacer algo y gracias a la tecnología podemos hacerlo”, dice Garzón. “Hay cosas que llegaron para quedarse, pero para el teatro no hay nada como lo presencial. Es lindo que los actores puedan tener una salida laboral grabando obras, pero el teatro es ahí con la gente cerca”, opina Fiorentino. Y Fanego apunta que el streaming evoluciona cada día más, sobre todo entre las generaciones más jóvenes: “Se está creando un lenguaje que no es teatro, cine ni TV. Uno todavía no puede definir bien qué es, pero es algo nuevo. Las circunstancias determinan los intersticios que vamos encontrando los seres humanos por este deseo de expresarnos”.

Fanego acaba de filmar una de las obras ganadoras en el concurso Nuestro Teatro impulsado por el Cervantes; Garzón da talleres a través de Zoom y Fiorentino –quien tiene un rol activo como prosecretaria en SAGAI– se mantiene conectada a su oficio revisitando la cinematografía del gran Philip Seymour Hoffman. El teatro se extraña y nada logra llenar ese vacío, pero la tecnología se presenta como un paliativo hasta el regreso. La pandemia evidenció, entre otras cosas, la importancia vital que tienen las expresiones artísticas: buena parte de la población se volcó al consumo y la recomendación de películas, series, libros o discos. Fiorentino concluye: “Por supuesto parece un tanto pretensioso decir que somos trabajadores esenciales, pero la presencia de la cultura popular y del arte con identidad son muy necesarios para mantenernos vivos y felices”.

Informe: Laura Gómez.