"Néstor vive en cada pibe que egresa en una universidad del conurbano y que interrumpe su destino gracias al sueño que él llevó adelante junto a Cristina. Somos hijos de esa historia de amor que nos invitó a transformar y ser protagonistas de nuestro propio destino", dice la legisladora María Bielli con la voz cortada por la emoción que la invade. Ella, junto a otros jóvenes y funcionarios, participan del homenaje en Tecnópolis a diez años de la desaparición física del expresidente Néstor Kirchner. Luego, todos se acercan a las mil flores nativas de color celeste y blanco que plantaron en el corazón del parque temático --impulsado para homenajear la ciencia, la tecnología y el futuro-- y en el medio de ellas plantan un árbol. De fondo suena la voz de Néstor y su famoso discurso en el que pronunció que venía a cumplir el sueño de reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación. Con una pala tiran un poco de tierra y las lágrimas, que ya nadie puede contener, hacen de riego natural. 

La primera fila la ocupan personas muy queridas por Néstor y Cristina y que forman parte de su historia personal: Oscar Parrilli y Carlos Zannini. También están el ministro de Cultura, Tristán Bauer, el de Ambiente y nieto recuperado, Juan Cabandié, la directora bonaerense de juventudes, Ayelén López, el creador de Tecnópolis, Javier Grossman, su directora María Rosenfeld y el filósofo Ricardo Forster. 

Bielli indica que "no seríamos lo que somos si Néstor no hubiera tendido un puente entre su generación y la nuestra. Eso nos permitió subirnos al tren de la historia entendiéndonos parte de una construcción política de largo aliento". A su vez, resalta que "nos enseñó que el futuro se construye y que para eso es muy importante la política. No solo cambió el destino de la patria, sino también el de millones de compañeros que vieron transformadas sus vidas". A su turno, López cuenta que, cuando falleció Néstor tenía solo quince años y que "lo mejor que hizo, además de devolver al pueblo la política, fue volver a poner un plato de comida en nuestras mesas". "Hoy los jóvenes plantamos estas flores y no hay nada más simbólico, porque a él le hubiese gustado vernos crecer y transformar las cosas. Nunca imaginé que yo, hija de un operario y una ama de casa, iba a poder homenajear a alguien tan grande como él", resalta.

En diálogo con Página/12, el senador Parrilli reflexiona que lo habitan "dos sensaciones contrapuestas". "Siento una gran tristeza, pero también tranquilidad porque estamos cumpliendo con las dos cosas con las que él estaba obsesionado: una era Cristina. Sin dudas Néstor estaría sumamente orgulloso de ella y de todo lo que hizo después de su partida", dice. La otra obsesión, agrega, "eran los jóvenes". "Ver que muchos chicos de aquella época hoy son funcionarios es cumplir lo que él quería. Florecieron sus flores y es hermoso ver además la gran cantidad de chicos de 20 años que lo admiran y siguen su legado", subraya. Bauer afirma a este diario que "estoy seguro de que él estaría feliz de escuchar a tantos jóvenes que lo toman como ejemplo, que siguen su camino y que no lo tienen solamente como un póster en la pared, sino como verdadero ejemplo de vida y militancia, que es lo que sembró".

No estaba planificado que Zannini tomara la palabra, pero Parrilli pidió que lo haga y los presentes lo incentivaron cantando. Comienza diciendo que estos días se siente "anulado por la emoción", y que no quiere llorar porque "él nos dio orden de que no lo recordemos con llanto y sin alegría". Luego, explica que "vi a Néstor crecer y hacerse el más importante en cada función que asumía y hoy lo miro desde esa admiración, pero a la vez lo recuerdo peleando en un partido de fútbol o tomando vino a la noche y contándonos historias". A su vez, cuenta que hoy estuvo en el CCK y que "ese sitio y Tecnópolis son lugares  de primer nivel en el mundo que demuestran su pensamiento de no creer que el primer mundo era para los otros. Siempre pensó que merecíamos lo mejor y así hay que seguir construyendo".

"Néstor era como un diamante. Cada uno de nosotros, por más cerca que estuviera, vio solo una parte y no pudo entenderlo todo. Es un rubí que se recompone si todos lo miramos, es un proyecto colectivo y tenemos que permanecer unidos para que siga brillando y siendo grande, por más que un día su cuerpo le quedó chico a esa tremenda voluntad que encarnaba", concluye.

Informe: Melisa Molina