“Dame a un niño hasta los siete años y te mostraré al hombre”. La frase, originalmente atribuida a Aristóteles, se repite incontables veces en las nueve entregas de la serie de documentales conocida como Up. Mucho antes de que Richard Linklater llevara con Boyhood una idea similar al terreno de la ficción –y casi al mismo tiempo que el dúo de realizadores integrado por Barbara y Winifred Junge concretara el mismo concepto en Alemania del Este con la extensa serie Los niños de Golzow, exhibida en la Sala Lugones en 2017–, en 1963 la cadena de televisión británica Granada le dio luz verde a un breve film de 30 minutos, sin saber que se transformaría en el primer paso de una saga que atraviesa, hasta el momento, seis décadas. 

Seven Up! (1964) fue una emisión del programa periodístico World in Action en la cual un grupo de catorce niños y niñas de siete años, de diversos orígenes y estratos sociales, describían su vida en el presente y los deseos para el futuro. En el equipo de producción, un joven llamado Michael Apted – quien luego dirigiría largometrajes como La hija del minero, Gorilas en la niebla y Gorky Park– oficiaba de investigador; siete años más tarde tomaría la posta en una secuela, 14 Up (1970), para nunca más abandonar la serie en el rol central del director.

A partir de ese momento, cada siete años exactos, Apted y sus colaboradores volverían a acercarse a los sujetos originales para conocer los cambios que habían operado en su vida personal, reflejo a su vez de las mutaciones de la sociedad británica y el mundo. A partir de este lunes, la última entrega de este monumental desafío documental, 63 Up (2019), será emitida en tres entregas consecutivas por la señal Film & Arts. 

Aunque no resulta muy conocida en nuestro país, la serie de documentales Up es extremadamente popular en su país de origen y parte de Europa, según confirma Claire Lewis, productora de todos los episodios de la serie desde 28 Up (1984), en comunicación con Página/12 desde el Reino Unido. Lewis se involucró en el proyecto cuando comenzó su carrera como periodista en Granada Television, a comienzos de los años 80. “Antes de eso había trabajado como maestra de escuela de niños pequeños y, como parte de mi entramiento en la docencia, nos proyectaron una copia de Seven Up! Es una película que se usa mucho como parte del proceso de enseñanza a los futuros docentes”. De los catorce participantes originales, sólo uno murió, Lynn, poco después del estreno de 56 Up. Y solamente una persona, Charles, dejó de participar por completo luego de 21 Up (1977). “En otros casos, alguno de ellos estaba atravesando un momento personal difícil y no quería estar en la televisión, pero en la siguiente entrega volvía a aparecer”, detalla Lewis.

-¿Podrías describir los cambios que fue transitando la serie? El film original de 1964 es muy representativo de la escuela documentalista social de tu país, pero eso fue variando con el correr de las diferentes entregas y la edad de los participantes, que hoy tienen 63 años.

-Seven Up! fue dirigida por Paul Almond, un director canadiense ligado al cine dramático. La tarea de Apted fue central a la hora de elegir a los chicos y chicas. Es un film de treinta minutos completamente diferente, desde lo visual y en otros aspectos, a las entregas que vendrían después. A partir de 14 Up, también conocida como 7 Plus Seven, el eje narrativo pasó a estar centrado completamente en los testimonios personales de los participantes. No en lo que hacen, sino en lo que dicen. Seven Up! fue un film que retrató a los niños de una manera completamente nueva, sin adultos a la vista, sólo los pequeños hablando, filmados con cámara en mano. Fue realmente algo muy novedoso tanto a nivel visual como en contenido. La idea era hacer una película que observara a chicos de distintos orígenes y se preguntara que ocurriría en el futuro.

-En 63 Up se habla precisamente de cómo era el Reino Unido en 1964 y cómo es ahora. ¿Ha cambiado ese aspecto ligado a las posibilidades individuales teniendo en cuenta la clase social?

-Bueno, diría que ha cambiado y que no ha cambiado. Uno de los protagonistas, Tony, quien sigue siendo taxista, dice en 63 Up que quienes nacieron con una cuchara de plata en la boca siempre estarán mejor. También afirma que, aunque muchos consideren que las cosas están mejor, en Inglaterra el origen social sigue determinando la manera en la cual se desarrollará tu vida. Es algo de lo cual es muy difícil escapar. Diría que la situación es un poco mejor de lo que solía ser, pero así y todo no resulta fácil.

Sue, una de las protagonistas en diferentes etapas.

-¿Se mantienen en contacto todo el tiempo? ¿Es difícil volver a encontrarse siete años más tarde y que todos acepten participar?

-Cuando me pidieron que participara en 28 Up fue terrible, porque nadie había estado en contacto con ellos los siete años previos. No había notas ni direcciones ni teléfonos, las mujeres se habían casado y cambiado su apellido. Me llevó cuatro meses hallar a Neil, que en ese entonces vivía en la calle. Esto fue antes de las redes sociales, era periodismo como solía hacerse: una oficina con un teléfono. Algunos de ellos fueron relativamente fáciles de hallar, otros muy difíciles. Finalmente, al comenzar a trabajar en el rodaje de 28 Up, hice el juramento de que nunca los perdería de vista. Y decidí también que la serie era tan notable que quería seguir en ella. Formé una relación muy fuerte con todos y para mí, ahora, es como tener una segunda familia. Nos vemos seguido, nos mantenemos en contacto. Es importante porque ellos me importan. Se transformó en algo más que una serie de documentales.

-¿Cómo encaran el rodaje de las entrevistas en cada entrega? ¿Es muy dificultosa la selección del material en la mesa de montaje?

-Desde 28 Up el equipo de producción es esencialmente el mismo. Michael Apted, desde luego, pero también el director de fotografía y el sonidista. Lo mismo el montajista. Esa es una de las razones por las cuales el proyecto ha sobrevivido, porque no se puede reemplazar lo que hace que todo funcione: las relaciones personales. Hay un mínimo de dos días de rodaje con cada persona, aunque a veces puede ser más largo. No hay guion en un sentido estricto y nunca ensayamos las entrevistas, que suelen ser bastante largas y las realizamos entre Michael y yo. Nunca se sabe cuándo alguien va a decir algo interesante, ya sea para la entrega en cuestión o la que vendrá en siete años. El montajista, Kim Horton, también está con nosotros desde 28 Up, por lo que conoce el material de todas las entregas de memoria. Sería casi imposible hacerlo con un editor nuevo, le llevaría demasiado tiempo.

* La primera parte de 63 Up se emite el lunes 9 a las 22 horas. Los capítulos 2 y 3 los lunes 16 y 23 en el mismo horario.