Tres petardos detonados por el zonzo de la comarca avisan de la crecida del arroyo Bustos en el pueblo serrano que lleva ese topónimo. Eugenio Previgliano los elige como golpe de swing y centro auditivo de una novela panorámica tan torrentosa como el agua que se viene, narrada en una prosa que fluye por entre recovecos sorprendentes como las improvisaciones que suele regalar a les paseantes en el piano que guarda cerca de su oficina de agrimensor, en lo que constituye además su espacio de tallerista literario. 

Pueblo Arroyo Bustos (2020) es la tercera novela de Eugenio Previgliano (Rosario, 1958). Al igual que la anterior, la memoir autobiográfica La chica (2019), fue también publicada por el sello Casagrande. A diferencia de la parquedad austera que tema y trauma hacen prevalecer en aquel relato literario autónomo que además es testimonio del terrorismo de Estado, Pueblo Arroyo Bustos retoma el estilo florido, deliberadamente anacrónico y cómicamente digresivo de su novela La pelea. Transcripción de los manuscritos del Comandante Rossi (Ciudad Gótica, 2006), donde también pululan variados personajes.

José, Choique, Donata Suárez, Castillo, Matilde "Serena" Ramos, Juan el Bueno, la familia Bustos, la Zulma, la Zulmita, la señora Tíchen, Don Pibes, los Altamirano, los Mosquera Martínez, Ignacia y Enrique, Josefina y José, los dueños de los "chalés" de veraneo (el Dr. Melgratti, el ingeniero Del Cerro, el Arquitecto Viutti), doña Ketty, Don Duardo, las leyendas sobre el finado Constante (a quien llamaban Chuminga), Aurora Martinelli, Jav y Priscinta (una pareja de músicos), Alberto Jurado, Elena y Elvia, Guillermo Bonel, Sinicia y su loro Sergio, Martha Hard Neck, el profesor Misirante, Diego Lamonta, Ximena y Mario, Ingrid y Eugenio, más el narrador (una voz entre omnisciente y entrometida) componen la variopinta población. Son criollos locales, un aborigen, veraneantes y turistas, quienes oyen o desoyen los apocalípticos "cuetes" que anuncian la crecida. 

La acción de la novela transcurre en un instante, el de esos sonidos y la simultaneidad con que son oídos desde cada pequeña vida, simultaneidad que se va desplegando linealmente en el estrecho margen que la destrucción anunciada deja antes que el agua se lleve todo, es decir los lugares con sus nombres, funciones sociales e historias de apogeo y decadencia que pasan relumbrando por la memoria de los más viejos: el Canadian, el Sans Souci... el pequeño mundo del pueblo está estratificado en clases. Infierno para unos y paraíso para otros, resplandece en un último instante de peligro. 

El proyecto del libro-pueblo evoca algunas gemas modernas literarias del realismo mágico latinoamericano y quizás el influyente poemario de Edgar Lee Masters, Spoon River, donde cada texto era un epitafio cuya elocuencia excesiva dejaba traslucir ciertos secretos. A semejanza de Spoon RiverPueblo Arroyo Bustos presenta una red de vidas en rizoma, aisladas entre sí pero unidas por la coexistencia en un territorio común.

Rasgos de estilo característicos del autor son la musicalidad barroca de su prosa, el tono satírico del relato y el joyceano humor de su lenguaje, que produce efectos cómicos al jugar con la superposición de diversos cronolectos y órdenes del discurso. Al ritmo de la corriente de conciencia, las citas acuden como fraseos de algún otro tema popular en medio del fluir inspirado de un estándar de jazz. 

El tópico de la muerte como igualadora reaparece en su grotesca crudeza medieval. "La fatalidad, ha llegado a pensar Alberto Jurado en medio de alguna gran crisis, gobierna al mundo. Tan fuerte es esa convicción que Alberto Jurado considera que, aún siendo un creyente consecuente y dedicado, aún siendo un católico practicante, un espiritista creído, un judío concelebrante, de nada vale pedir a la divinidad protección, profilaxis o cobertura médica. ¿Qué clase de perversa cobertura les dio antes de la explosión la llave disyuntura diferencial, los interruptores térmicos, los fusibles de tres amperes, los cables aislados y los dispositivos de guarda? La fatalidad sopla donde quiere, es la verdadera palabra de dios, la única y primigenia naturaleza de la materia, la forma mayor de organización de la vida, el principio nóumeno de todo derecho, el componente primero de todos los sentimientos, la fuerza fuerte, potente, indomable que domina al mundo". 

Escritor, profesor de Física y saxofonista, Previgliano ha publicado además (como dice la solapa del libro) "cientos de contratapas en Rosario/12", donde colabora desde 1991; la crónica literaria ilustrada La tierra perdurable (Colección Naranja, Editorial Municipal de Rosario, 2013); los cuentos Los territorios de Bibiana y otros lugares (Gauderio, 1993), ilustrados por Maus (seudónimo de Luis Lleonart), y dos libros de poesía: Alcohol para las heridas (Ciudad Gótica, 2003) y La cuerda (Editorial del Pasaje, 2015). Administra en Facebook un grupo privado especializado en palídromos, llamado "Bergas a Zagreb".