El socialismo sabe que en Santa Fe no hay grieta de Cambiemos con el kirchnerismo. Sabe, sobre todo, que el enfrentamiento electoral será cuerpo a cuerpo con el Frente Progresista. Por eso ha empezado a desmarcarse tibiamente de las posiciones más radicalizadas que está tomando el presidente Mauricio Macri. El paro del 6 de abril fue un límite incluso para los funcionarios que no serán candidatos en octubre. El gobernador Miguel Lifschitz y la intendenta Mónica Fein aseguraron que "hay que escuchar los reclamos" y que el gobierno nacional debía "prestar atención a las manifestaciones" que están pidiendo por el empleo, los salarios y la economía interna en general.

El socialismo, como Sergio Massa y Margarita Stolbizer a nivel nacional, sabe que la grieta los esmerila y tratan de escapar de esa estrategia. Por eso Lifschitz, consultado esta semana sobre las presiones de algunos sectores para que se despegue más de las políticas nacionales, eligió responder: "Estoy acostumbrado, también estuve tironeado durante el gobierno anterior cuando yo era intendente". Ni para un lado, ni para el otro. Como en 2015, cuando el PS determinó su neutralidad en el balotaje. ¿Qué sentido tenía optar por un lado u otro cuando la estrategia es cosechar de donde se pueda para la contienda en la provincia?

Al gobernador de Santa Fe le costó mucho tiempo y esfuerzo salir de la línea de fuego del gobierno nacional. Las sospechas mutuas eran muchas y costó hacerle entender al PRO que no era un enemigo para desperdiciar tantos cartuchos. Aquella única reunión a solas de Lifschitz con Macri en Olivos terminó de sellar el futuro de la relación cuando el socialista se comprometió a la obediencia debida. No tenía otro camino si quería gestionar más o menos en paz la provincia. Y sobre todo, si quiere recuperar los más de 30 mil millones de pesos que el fallo de la Corte Suprema le otorgó finalmente a Santa Fe como acreencia. Por ahora no hay ni cifras, ni fecha, ni plazos para el cumplimiento de esa obligación.

 

Alberto Gentilcore

 

Lifschitz intenta que se noten las diferencias, no tanto en lo discursivo como en los hechos concretos. "A veces no hay que hablar tanto y hay que hacer más", dijo en una entrevista en Canal 5 y detalló que su gobierno tuvo entre el año pasado y éste "más de 150 intervenciones en empresas que estaban en crisis. Para que no cierren sus puertas, para que no haya despidos".

Otro punto de referencia fue la paritaria docente. Aquí hubo tensión con los gremios pero nadie acusó a Amsafe y Sadop de ser "kirchneristas" o intentar "desestabilizar" al gobierno provincial. Hubo duros cruces pero entorno a los porcentajes y nada más. Hoy Lifschitz está confiado en que los docentes acepten finalmente la propuesta tras el recálculo del incentivo docente que aporta la Nación.

De cara a octubre, entre el desbande peronista y la sola certeza que significa la candidatura de Agustín Rossi; todos calculan un escenario con dos frentes en pugna. Nadie arriesga nombres pero se sabe que en Cambiemos Luciano Laspina ha ganado posiciones por sobre el radical José Corral para la candidatura a diputado nacional. Todavía no se sabe si habrá interna entre los sectores pero sí se conoce que el posicionamiento que quedó ratificado en la Convención Provincial de la UCR, no le cayó muy bien a Macri y debilitó al intendente de Santa Fe. En ese cónclave oficial se ratificó lo que ya todos sabían: el radicalismo seguirá jugando a dos puntas con el socialismo y con el PRO. También hay que decir que Cambiemos no ha hecho demasiados esfuerzos para que los radicales santafesinos rompan lanzas en el Frente Progresista. Después de todo, tienen más cargos y mejores posicionamientos en Santa Fe que a nivel nacional.

Con todo, Cambiemos y el Frente Progresista son los que más recursos tienen a la hora de una elección para diputados nacionales en Santa Fe. Otro elemento no menor frente a fuerzas políticas que tendrán que hacer malabares financieros a la hora de publicitar a sus candidatos. En este turno se elegirán 9 diputados por la provincia y las coaliciones gobernantes son las que pelearán por repartirse la mayoría de las bancas.

Por su lado, el Frente Renovador pugna por un espacio en la provincia que le devuelva el protagonismo que aquí le otorgó la postulación de Alejandro Grandinetti, como intendente primero y como diputado nacional después. Pero no hay otras figuras de esa gravitación en el firmamento massista y encima apareció Amalia Granata para embarrar el terreno. La panelista televisiva tiene incursiones semanales en el territorio provincial y apariciones en medios nacionales donde ha dicho cosas como "estuve en Rafaela y es increíble, la gente vela a sus muertos en sus casas porque no hay salas velatorias". O también "el ciclo del socialismo está terminado, más después de haber llevado el narcotráfico a Santa Fe". La mediática mantiene el mismo discurso que en los paneles de los programas de chimentos en los que participa, sin saber claro que en el terreno político las consecuencias pueden ser muy otras. El propio Grandinetti es el que desmiente la candidatura de Granata: "No habló con ningún responsable del espacio. No es candidata del Frente Renovador", repite. En su entorno y por lo bajo creen que la aparición de la modelo en escena es "parte de una operación política".

El resto del panperonismo provincial sigue sin arriesgar nombres. Caída la posibilidad de un respaldo explícito del espacio creado por senadores, intendentes y presidentes comunales a la jueza Alejandra Rodenas; la incertidumbre volvió a reinar. Aún no hay estrategia a poco más de 50 días para el cierre de listas. Todos miran a Omar Perotti, el hombre de los votos en la provincia que sigue sin dar pistas y no está convencido de correr riesgos mayores que lo puedan complicar de cara a su gran objetivo de 2019 como candidato a gobernador, una vez más.

Si para el oficialismo nacional estos comicios serán la evaluación de la gestión de Macri en este primer año y medio de administración; para el socialismo el período evaluatorio será más largo y mezclará también a los últimos años de gobierno en Rosario. El Frente Progresista consiguió cuatro años más en la ciudad y en la provincia por escaso margen. Habrá que ver si en estos meses ha mejorado la percepción del electorado y si la polarización con el macrismo en el territorio termina por beneficiar a los candidatos del partido gobernante en Santa Fe.