Mike Tyson y Roy Jones no desairaron al boxeo e hicieron una exhibición con la mayor dignidad que les permitió su elevada edad. Desde luego que con uno ni otro puede aplicarse el mismo metro patrón que se aplica en el caso de los pugilistas en actividad. Tyson tiene 53 años de edad y llevaba 15 sin trepar a un ring. Jones tiene 51 y no combatía profesionalmente desde 2018. Resulta ilógico, entonces, levantarles más de la cuenta el listón de la exigencia. Por mejores que hayan sido en sus mejores tiempos de gloria.

Al final de la contienda en el Staples Center de Los Angeles, a los dos se les alzaron los brazos, más en señal de agradecimiento por el espectáculo que brindaron, que por el resultado alcanzado. La pelea no tuvo decisión oficial y el jurado de notables ex campeones del mundo que designó el Consejo Mundial de Boxeo para fallar a la distancia hizo mal su trabajo: dictaminó un empate cuando en verdad, Tyson había ganado con transparencia. Vinnie Pazienza sancionó un irrisorio 80-76 en favor de Jones, en tanto que Christy Martin dio 79/73 para Tyson. Chad Dawson entregó un salomónico empate en 76 y Líbero arribó a un 80/72 luego de haberle visto ganar al ex bicampeón mundial de todos los pesos, los 8 rounds de 2 minutos que duró la contienda.

Los pocos testigos que tuvo el pleito en el estadio californiano y los que lo vieron en EE.UU a través de la plataforma digital Triller previo pago de 49.99 dólares en concepto de pay per view, comentaron asombrados el estallido que provocaban los golpes de Tyson (99.900 kg) cada vez que llegaban sobre la humanidad de Jones (95,300). Su fiereza y la determinación para acorralar y conectar a sus rivales parecieron intactos. Aunque la potencia estuvo limitada por los guantes de 12 onzas que se emplearon, más pesados y protectores que los de 10 que se utilizan en las peleas convencionales. "Iron Mike" metió presión desde el comienzo, conectó fuertes golpes curvos, duplicó su izquierda en jab a los planos altos y en gancho al cuerpo y con eso dominó a Jones, a quien le costó sostener físicamente el peso de las acciones.

Hasta en los amarres que propuso Jones para contenerlo, Tyson lució mas poderoso. El extetracampeón del mundo en cuatro divisiones diferentes quiso pelear desde afuera a base de piernas y la izquierda en apertura, pero no lo pudo imponer y terminó agotado, casi sin aliento. "Los golpes al cuerpo me dejaron exhausto. Cuando él te pega, tu cabeza, tu cuerpo, todo se conmueve" reconoció Jones en sus declaraciones tras la pelea. Por su parte, Tyson buscó el nocaut hasta la última campanada, finalizó más entero y en sus declaraciones posteriores, adelantó que hará mas exhibiciones de este tipo. La promoción del evento, que incluyó también shows de varios raperos, corrió por cuenta de la empresa Legends Only, de la que Tyson es uno de los socios. 

"Hemos entretenido a todo el mundo. Estoy contento. Estamos ayudando a gente que es mucho más importante que ganar títulos. Hay que hacerlo otra vez" dijo Tyson proponiéndole a Jones un desquite que él dejó condicionado a la opinión de su familia. Pero es Evander Holyfield, su archirival en los años 90 y aquel al que alguna vez le arrancara un trozo de oreja con un mordiscón, al que todos quieren ver ante Tyson en algún momento de 2021 y con público en el estadio, si el avance de la pandemia lo permitiera.

La idea es avanzar en la creación de una liga de leyendas o un campeonato senior en el que los boxeadores retirados deseosos de volver al ring, puedan reverdecer viejos laureles. Y de paso cobrar buenas bolsas. Tyson y Jones no hicieron una parodia sino un espectáculo digno y respetuoso, lejos del simulacro. Fue una apuesta a la nostalgia entre dos cincuentones quienes ofrecieron la mejor versión que pudieron. Y les salió bien, bastante mejor de lo que se suponía.