A partir de los primeros resultados del proyecto “Prevención y Monitoreo del COVID-19 en municipios del conurbano bonaerense desde una perspectiva multidimensional”, seleccionado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, es posible hacer una serie de consideraciones sobre los efectos recientes de la pandemia en las condiciones productivas y el empleo de los 24 partidos que conforman ese territorio.

En primer término, la emergencia sanitaria profundizó tendencias ya presentes, agudizando el cuadro de situación existente. El marco recesivo heredado, con una caída sostenida de la economía desde abril de 2018 en adelante, incrementos de los niveles de pobreza y en la tasa de desocupación del Gran Buenos Aires (que según la estadística oficial, para los dos últimos trimestres del 2019, era del 12,1 por ciento y 10,8 por ciento respectivamente), establecería un escenario pre-pandemia complejo y dificultoso. Así, entre marzo y abril del 2020, el empleo registrado según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), del Ministerio de Trabajo nacional mostraba una variación mensual negativa del 0,4 y 0,6 por ciento para el principal aglomerado urbano del país.

La información obtenida en la investigación, con 35 entrevistas a referentes institucionales y empresariales durante los meses subsiguientes, destaca el contexto particularmente difícil, de fuerte impacto inicial de la enfermedad. Luego de una primera etapa de cuarentena con un funcionamiento que involucraba sólo un tercio de la actividad de las empresas (vinculadas a rubros esenciales como alimentos y salud), se pasó gradualmente a una operatoria que abarcaría más de las dos terceras partes de la firmas, aunque con restricciones. Las acciones desplegadas en los municipios han sido múltiples. Además de la implementación de los protocolos y viabilizar los instrumentos crediticios y de asistencia productiva a nivel nacional y provincial, se han desarrollado acciones de articulación institucional –con cámaras, sindicatos, universidades y otros actores del sistema científico-tecnológico- e iniciativas de capacitación laboral, digital y comercialización a Pymes y apoyos específicos para sectores afectados por la pandemia.

En términos de empleo, se señala que las empresas han ido acompañando los sueldos con fondos nacionales -entre un 70 y 80 por ciento de las empresas consultadas tomaron el programa de ATP-, si bien diversos establecimientos han suspendido o desvinculado personal. Se resalta en general que la situación productiva y laboral en los municipios es compleja y heterogénea, variando según el sector y también por tamaño de empresa.

En cuanto a las ventas de las firmas, en los primeros tres meses de la pandemia, cayeron un promedio de 40 por ciento. Esto llevó primero a acumular stocks y luego a la suspensión del personal. Hubo reducción de horas extras, adelantos de vacaciones, y en algunos casos, para aprovechar al personal ocioso, se realizaron tareas de mantenimiento de las instalaciones. Respecto al teletrabajo, se aplicó en un 70 por ciento en tareas administrativas y de comercialización, y un 10 por ciento en la producción. Se destaca también el rol de los sindicatos en la aplicación de los protocolos al interior de las firmas

La información reciente sugiere que se están alcanzando niveles de utilización de capacidad instalada mayores a los que había en el mes de marzo o a finales del 2019. Ello, igualmente, no alcanza a todas las firmas y ramas, en una reactivación paulatina pero variable. Así, se pueden apreciar algunas situaciones exitosas, con casos de reconversión, incorporación de tecnología e inversiones (como por ejemplo, en el sector alimenticio, distribución o en relación a la atención sanitaria), si bien predominan las firmas con dificultades y restricciones (en ciertos casos, con rebrotes de contagios ante la mayor actividad). Será necesario así desarrollar estrategias de apoyo claras mientras llega la vacuna.

*Investigador-docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento/CONICET.