Si no se hablan de sus goles, es noticia por los millones que factura. De pocas palabras, casi inexpresivo, Lionel Messi estuvo siempre en conflicto para construir empatía con el público argentino. Ayer, el mejor futbolista de la actualidad hizo su manifestación pública más impactante de su carrera. Y lo hizo sin palabras. Messi marcó el cuarto gol de Barcelona ante el Osasuna. Como ocurre por estos días en todo el mundo, no hay gol que traiga una sonrisa. Hubo abrazo entre sus compañeros. Cuando lo dejaron solo, Messi se retiró algunos metros para ampliar su soledad y se sacó la camiseta blaugrana para mostrar la camiseta de Newell’s, Adidas, esa que Diego usó en su paso por el parque Independencia. Levantó las manos, en busca de una conexión con el ídolo que se fue, y después de unos segundos recuperó su lugar en la cancha como jugador de Barcelona. Messi mostró sus sentimientos. Como nunca, para tributo al diez.