"Una metida de pata", así definieron en la Casa Rosada las declaraciones que había realizado el canciller Felipe Solá sobre el contenido de la conversación que el presidente Alberto Fernández había mantenido con Joe Biden, el mandatario electo de los Estados Unidos. Los colaboradores del presidente le dijeron a Página/12 que para Fernández el tema "ya está terminado". En tanto, en Cancillería prefirieron no hacer declaraciones.

El hecho de que Fernández diera por superado el episodio no evitó el enojo presidencial. En Gobierno comentaron que se trató de "una metida de pata grave" porque el canciller "mezcló lo que le contaron con una impresión suya", y aseguraron que la referencia al representante norteamericano del Fondo "es una expresión de él".

El problema surgió porque Solá no participó de la charla que Alberto Fernández mantuvo el lunes con Biden. Sin embargo, en una entrevista radial posterior el canciller afirmó que se le había pedido al mandatario electo "la colaboración y buena voluntad del director de los Estados Unidos en el FMI" en las negociaciones para reestructurar la deuda porque, según Solá, el gobierno de Donald Trump "no está teniendo las mejores actitudes".  Los dichos de Solá trascendieron y generaron malestar en el Fondo porque, según trascendió, en la charla con Biden el tema del FMI sólo surgió cuando Fernández dijo que el papa Francisco lo apoya en sus negociaciones con el Fondo y Biden le dijo que admira al jefe de la iglesia católica.

Todo indica que el malestar que se había generado en el FMI ya se superó y en la Rosada advirtieron que a pesar del error la Cancillería sigue a cargo de Solá.