La fórmula “Psicoanálisis y Salud Mental” propicia hace décadas debates y controversias entre sus agentes involucrados. Ahora bien, ¿por qué asumir con tanta prisa que se trata de dos campos, antes que de una praxis y un campo?

Reconocemos la potencia del campo de la salud mental argentino, ponderando sus aportes y discusiones desde una concepción en salud colectiva, evitando así triviales e inconvenientes extravíos, esto es, absteniéndonos de disputas corporativas. Dicho de otro modo, interesa revisar la escisión entre una “salud” y una “salud mental”: sus efectos en la producción conceptual, en las formas de concebir los cuidados singulares y colectivos.

En el mismo sentido, se involucra en dicha fórmula un tercer término, al modo de un horizonte político: derechos humanos. No dudamos en concebir este movimiento como una subversión genuina, en tanto permite reelaborar preguntas de antaño e inscribir una serie de novedades urgentes en lo atinente al quehacer clínico.

Reivindicamos los amplios y potentes legados de psicoanalistas de nuestro país en instituciones del campo de la salud mental, en la discusión en materia de normativas y derechos humanos, como en la propia formulación de políticas públicas. Recuperar críticamente dichas tradiciones implica en sí una actualización, ética y política antes que doctrinaria, dentro de un escenario menos novedoso que complejo como el que estamos atravesando. Un tiempo que nos compele a producir seria y colectivamente pensamiento, reflexión y acción desde hipótesis frágiles, en lo atinente a las grandes discusiones, clásicas pero urgentes: la defensa de la vida, la singularidad y la apuesta lo colectivo, la ética del cuidado y el deseo.

En ese sentido, ¿cuáles son los efectos clínicos y teóricos de un psicoanálisis atravesado por los derechos humanos? ¿Qué tensiones y problemas del cruce entre los marcos normativos vigentes, las políticas públicas y la apuesta del acto analítico? ¿Qué desafíos y discusiones resultan necesarias para la enseñanza, en la universidad pública, de un psicoanálisis subversivo en su rigurosidad y en el marco de la conflictiva propia de un campo de prácticas como el de la salud mental, en este tiempo y en nuestro territorio?

Todo lo anterior se reúne, siguiendo la ética freudiana, en la potencia de una ilusión para el porvenir: un psicoanálisis que al tiempo de unir a su horizonte la subjetividad de época se abstenga de suponerse “extraterritorial”. De allí, y como horizonte, invitamos a reflexionar y discutir críticamente sobre el cruce conflictivo, y por ende interesante, entre psicoanálisis, derechos humanos y salud colectiva.

Alicia Stolkiner y Julián Ferreyra son psicoanalistas.

Texto introductorio al Simposio internacional en el marco del Congreso de la Facultad de Psicología de la UBA, que fue coordinado el viernes 27 de noviembre pasado por Alicia Stolkiner y tuvo como disertantes a Jorge Alemán, Julieta Calmels y Julián Ferreyra.