La historia de los libertarios con Macri es la de una desilusión express. Si bien nunca formaron parte de la Alianza Cambiemos, la llegada al poder de un gobierno que después de 12 años no respirara populismo, despertó en los entusiastas del libre mercado una esperanza de renovación. Sin embargo, el affaire duró un suspiro; al expresidente no le perdonaron haber sido “tibio en el ajuste” y aprovecharon cada minuto en la escena pública para hacérselo saber. Cómodos bajo la lógica del minuto a minuto televisivo y el barro de las redes sociales, los huérfanos del macrismo saltaron de las pantallas a la aventura electoral. ¿Cómo se organizan quienes corren por derecha a Juntos por el Cambio? ¿Representan una verdadera amenaza en las urnas?

El mapa político libertario se divide hoy en dos pequeños bloques: por un lado, un espacio antisistema encabezado por los economistas José Luis Espert y Javier Milei y, por el otro, una vertiente institucionalista, liderada por el exministro de Economía Ricardo López Murphy y el exsecretario de Cultura Darío Lopérfido. La grieta que los separa no es doctrinaria sino de ubicación: cuán lejos o cerca estar de Mauricio Macri. El diagnóstico respecto a la fallida experiencia de Cambiemos reúne consensos, no así las posibles alianzas electorales con la principal coalición opositora.

“Fueron un fracaso como gobierno y lo son como oposición. No queremos ser parte de ese capitalismo corporativo y prebendario de siempre”, afirma a Página12 José Luis Espert. El Frente Despertar no está dispuesto a negociar acuerdos ocasionales con Juntos por el Cambio. Incluso su energía está puesta en competir en cinco distritos claves para el macrismo: provincia de Buenos Aires, donde el propio Espert va a encabezar la lista de diputados nacionales; Ciudad de Buenos Aires, territorio que tendrá a Javier Milei peleando también por una banca en la Cámara Baja; Mendoza, escenario en el cual insistiría el periodista Luis Rosales --fue candidato por el PRO en 2013--; Córdoba y Santa Fé, distritos en donde definirán estrategias y nombres junto al Partido Libertario y la histórica UCeDé.

¿Cuál es el espíritu del Frente? “Somos antisistema”, responde Espert y agrega: "La política tradicional le miente a la gente. Nosotros no le tenemos miedo a la pérdida de votos. Por eso decimos que hay que reducir el tamaño del Estado. ¿Eso implica echar empleados públicos? Sí, claro. Porque en realidad no son empleados, son punteros, ñoquis que usurpan puestos en el Estado”. La premisa no es para nada novedosa, simplemente una reversión más brutal de “la grasa militante” de Alfonso Prat Gay. ¿Y en términos de seguridad?, se le consulta. “Delito de adulto, pena de adulto”, señala a modo slogan tuitero. Espert bucea en las mismas aguas que Patricia Bullrich, coincide en la necesidad de bajar la edad de imputabilidad y repite el libreto de la doctrina Chocobar: “Hay que darle apoyo al policía para que use su arma reglamentaria sin miedo".

Las coincidencias entre el macrismo y los libertarios existen, claro. También las diferencias. “El PRO intentó incorporar a estos actores en la medida de lo posible, pero su orientación más pragmática que programática hizo que esa relación fuese dificultosa desde el principio”, explica Gabriel Vommaro, doctor en Sociología por la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS), París.

Los grandes temas que movilizan a las derechas en los últimos tiempos, indica el autor de Mundo PRO, giran en torno a la legalización del aborto y a las políticas de género: “Los libertarios encontraron ahí una avenida más vinculada con el conservadurismo popular y católico. Al mismo tiempo, cierta contracultura de los influencers de derecha, que también se ve en Europa o Estados Unidos, prendió en alguna juventud que se identifica con este antiestablishment político. Frente a los que buscan el centro, estas posiciones reaccionarias son de rebeldía contracultural”.

En la misma vereda, pero a unas cuadras de distancia, se encuentra Republicanos Unidos. Un frente compuesto por dirigentes tradicionales de derecha conservadora como López Murphy y Lopérfido, articulados con nuevo actores como el militante antiderechos Yamil Santoro y el economista liberal Miguel Boggiano.

El espacio republicano se presenta como una alternativa a las dos ofertas electorales mayoritarias, no obstante, están dispuestos a cerrar acuerdos con Juntos por el Cambio en las provincias que elijan senadores en 2021. La intención, dicen, es unificar candidaturas para que "el espacio no populista" logre el mejor resultado posible.

De acuerdo a Vommaro, no hay que exagerar la importancia cuantitativa de estos frentes, pero sí tomar nota de la presión que le imprimen por derecha a la derecha en el debate público: “Son grupos minoritarios en términos electorales que se vuelven más amplios cuando forman parte de coaliciones más grandes; una mezcla de un nicho histórico que tiene la derecha conservadora dura, por un lado, que se siente abandonada, y por el otro, una derecha libertaria antimainstream. Su existencia genera un desafío permanente, una tensión latente, para las derechas que buscan ser competitivas y orientan su discurso hacia el centro”.

En la misma línea, el sociólogo y director de Flacso, Luis Alberto Quevedo, indica que la crítica que los libertarios le hacen a Macri es que no terminó por “desmantelar el mal de todos los males que es el Estado gigante”. En el balance final de su gobierno, en paralelo a la destrucción del mercado laboral, Macri duplicó los planes sociales. De ahí la recordada frase que lanzó la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2019: “Nos acusaban a nosotros de planeros y este gobierno tiene el doble de planes sociales”. “Kirchnerismo de buenos modales”, lo llamó Espert.

Quevedo recuerda que el pensamiento libertario no es nuevo sino que echa raíces desde el siglo XIX con la escuela de pensamiento económico austríaca. Además, resalta que es un movimiento que no se lo puede pensar por afuera de una estrategia internacional: “La novedad es que hoy existe una derecha liberal global que desató una batalla cultural en defensa de algunos principios económicos y políticos que actúan en cadena”. Según el sociólogo, tienen un objetivo político central que es “una lucha antipopulista, antisocialista”. En esa batalla cultural, trabajan universidades, fundaciones y medios de comunicación en contra de la ampliación de las funciones del Estado.

La participación que tienen en los medios tradicionales, apunta Quevedo, “está “sobredimensionada”. En las elecciones presidenciales de 2019, el frente Unite de José Luis Espert sacó un magro 1,47%, a pesar de su largo recorrido mediático. “Tienen una expresión electoral muy baja y una sobrerrepresentación en los medios. A su vez, las redes sociales no son solamente un lugar de expansión sino también un espacio para decir desefrenadamente cosas que a este pensamiento les viene muy bien, simplificar todo”, concluye.

Los armadores de Juntos por el Cambio están convencidos de que al final de la carrera, en el cuarto oscuro, el votante libertario terminará volcándose hacia la opción electoral que tenga más chances de derrotar al peronismo.

Espert no coincide. Se ilusiona en que en las elecciones legislativas “la gente no vote por el mal menor”. Es más, está convencido de poder seducir al “ciudadano común”. “Al planero hay que darle esperanza”, sentencia.