Australia es uno de los países con manejo más eficaz de la pandemia. Desde la irrupción del coronavirus suma alrededor de 28 mil casos, con menos de mil muertes. El tópico sanitario, al parecer, está controlado. Por eso el Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada, se jugará en circunstancias anómalas y contará con rigurosas medidas de seguridad para evitar mayores contagios. Los cambios más resonantes, por lo pronto, serán la fecha y las condiciones: tendrá lugar del 8 al 21 de febrero, tres semanas más tarde que lo habitual, y exigirá una cuarentena muy estricta para todos los participantes. 

Disputado en Melbourne, la capital costera del Estado de Victoria, el torneo todavía no tiene definido si podrá realizar la qualy. En caso de hacerse hay dos confirmaciones: será del 5 al 13 de enero y fuera del país. Si bien se anunciará esta semana, lo cierto es que hay distintas opciones para la sede: las mujeres podrían jugar en Dubai o en Singapur, mientras que para los varones, además de Dubai, surgen Los Angeles y Florida como alternativas. La ciudad de los Emiratos, a esta altura, pica en punta.

¿Por qué la clasificación se jugaría un mes antes del torneo? Las negociaciones entre el gobierno de Victoria y Tennis Australia, una de las federaciones más poderosas del mundo, derivaron en una estricta cuarentena obligatoria: todos los participantes, tanto los clasificados como los que tienen asegurado su lugar en el cuadro principal, tendrán que llegar a Melbourne a más tardar el 17 de enero. Y para eso el torneo encendió un plan cinematográfico: pondrá vuelos charter para que los jugadores puedan arribar a Melbourne desde ciertos puntos neurálgicos y no desde cualquier parte.

Según pudo averiguar Líbero, esos puntos serán Dubai, Singapur y Los Angeles: de allí partirán entre el 15 y el 16 de enero los eventuales 16 clasificados de cada cuadro, entre 6 y 10 alternos -jugadores que esperan una baja para ingresar- y los 104 del cuadro principal. Si Nadia Podoroska, por mencionar un caso, quisiera viajar a Melbourne desde Argentina o desde Alicante, donde vive hace dos años, no podría hacerlo. Se entiende, aunque no está confirmado, que aquellos traslados hacia las bases de salida también correrían por cuenta del torneo.

Si no se llegara a desarrollar la qualy surgen otras opciones. Como sucedió en la previa del US Open, la WTA analiza impulsar un torneo alternativo: en aquel momento fue en Praga, con un WTA 125 de 128 jugadoras que actuó como un salvataje de buena cantidad de puntos y dinero para quienes se quedaron sin jugar la clasificación.

El 1° de febrero, una vez finalizado el período de aislamiento obligatorio, podría haber uno o dos torneos previos fuera de la burbuja y otros dos para la segunda semana del Abierto de Australia, destinados a los jugadores eliminados en los primeros días. Serían eventos de categoría 250 y 500, aunque también se podría añadir algún WTA 125.

Más allá de que los protagonistas aún no tienen las confirmaciones pertinentes, la idea de la organización quedaría conformada de la siguiente manera: todos arribarían a Melbourne a mediados de enero, harían las dos semanas de inflexible cuarentena y jugarían un torneo previo desde el 1° de febrero, el Grand Slam y, en caso de quedar afuera temprano, un tercer torneo la segunda semana. Sin dudas, un torneo atípico.

Detalles de una burbuja sin precedentes

Todos los participantes del Abierto de Australia deberán cumplir una cuarentena de dos semanas, aunque el gobierno de Victoria concedió algunos mínimos permisos por tratarse de un certamen de Grand Slam. Si bien no podrán alojarse en casas privadas, sólo en hoteles dispuestos por la organización, tendrán permitido entrenarse fuera de sus habitaciones durante el lapso de aislamiento. El tiempo habilitado, sin embargo, resultaría escaso: serán hasta cinco horas por día, con dos de tenis, dos de físico y una para comer, mientras que las 19 restantes los protagonistas estarán obligados a permanecer en sus habitaciones. Desde ATP y WTA pelean por extender ese tiempo a siete horas.

La primera de las dos semanas se podrá entrenar sólo con un jugador, siempre con el mismo; la segunda se extenderá ese derecho a tres, por lo que estará permitido trabajar en grupos de cuatro. Todos serán sometidos a cinco test durante el aislamiento: al momento del arribo al país, 48 horas después, a los siete días, a los diez y a los catorce. Pasadas esas dos semanas serán "libres" de circular por donde quieran.

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