Falleció anoche a los 96 años de edad el interventor y exgobernador de Salta Roberto Augusto Ulloa. Oriundo de Pigüé, provincia de Buenos Aires, el capitán de navío llegó a Salta en abril de 1977 enviado como representante del Proceso de Reorganización Nacional para hacerse cargo del gobierno.

A pesar de que durante su gobernación de facto hubo seis desapariciones en la provincia, Ulloa insistió siempre en su versión de que en Salta no hubo represión a la “subversión”. “Afortunadamente en Salta no hubo episodios de lucha contra la subversión, tal es así que yo nunca tuve custodia”, se jactó el 28 de agosto de 2012 ante el Tribunal Oral en lo Federal Criminal que lo convocó para que declarara en relación al secuestro y desaparición del arquitecto Ramón Gerardo “Chicho” Gallardo, cometido el 5 de agosto de 1976.

Mientras vivió Doly Mabel Perini de Gallardo, “Coca”, sostuvo que en 1977, por recomendación del capellán de la Marina, Emilio Teodoro Graselli, entrevistó al gobernador de facto, para pedirle que la ayudara a encontrar algún dato del destino de su marido. Ulloa siempre alegó no recordar a “Coca”, ni la reunión, ni a Gallardo, ni a ninguna otra persona que haya sido secuestrada, desaparecida, detenida o torturada durante la dictadura cívico militar.

“El problema de los desaparecidos apareció públicamente después de terminado el gobierno militar”, aseguró en 2012 en una declaración en la que le confirió la calidad de “presidente” al dictador Jorge Rafael Videla.

Fue Videla quien lo designó gobernador dictatorial de Salta, cargo en el que asumió el 19 de abril de 1977 y que usurpó hasta hasta el 22 de febrero de 1983. En ese lapso fueron desaparecidas cinco personas en la provincia: Pedro Bonifacio Vélez, secuestrado en la ciudad de Salta el 27 de mayo de 1977; Juan José Elías Figueroa, el 21 de octubre de 1977, en Capital, Orlando Ronald Molina, secuestrado en Rosario de la Frontera el 10 de febrero de 1978 y Juan Carlos Parada, desaparecido el 17 de marzo de 1978, en Salta Capital, igual q su mujer, Martha Beatriz Cascella, desaparecida dos semanas despues. Ulloa no los recordó, como tampoco recordó al escribano Aldo Melitón Bustos, secuestrado en Tartagal el 2 de febrero de 1978, a pesar de que fue él quien le negó el registro de escribano fundándose en un informe de Inteligencia del Ejército. 

Cuando en 2012 se lo consultó sobre el arquitecto Gallardo, Ulloa apeló por un lado a la desmemoria, pero también usó otros artilugios, como recurrir a la posible responsabilidad de un fallecido. “No dudo que me haya entrevistado porque yo recibía a todo el mundo. Si la señora me hubiera entrevistado la hubiera derivado al ministro de Gobierno, que era Davids”, dijo Ulloa. Por la reunión también fueron consultados el ex diputado nacional Jorge Oscar Folloni, que fue secretario de Gobierno de Ulloa, y el ex secretario general de la Gobernación, Sergio Alvarado. Ninguno pudo recordarla, aunque Folloni sí recordó la reunión. Alvarado también descargó posibilidades sobre René Davids, que estaba fallecido para entonces.

En tren de negar responsabilidad sobre los hechos aberrantes cometidos por los golpistas, Ulloa añadió que en Salta el gobierno y el Ejército tenían actividades “totalmente diferentes”. Y la Policía “era absolutamente independiente (del Ejército), con una salvedad: que el jefe de Policía era un oficial del Ejército en actividad”. Reconoció que “operativamente la Policía podía ser puesta a las órdenes del Ejército”, pero insistió en que eso “no ocurrió” durante su gestión porque “no hubo ningún episodio en que la Policía tuviera que intervenir en la lucha contra la subversión”.

“En los años que yo estuve, de abril del 77 hasta 1982 (en realidad estuvo hasta el 22 de febrero de 1983) creo que no hubo problemas de lucha contra la subversión en Salta donde hubiera tenido que intervenir la Policía”, insistió.

Por el testimonio de Coca Gallardo, dado también el 28 de agosto de 2012 ante el mismo TOF, se sabe que el capitán Ulloa tenía la costumbre de no hacerse cargo de los crímenes de los que participaba: “Ah, dice Ulloa (cuando le pidió ayuda para averiguar sobre su marido), yo no tengo conocimiento de que haya casos acá. Yo estoy recién llegado”.

Coca recordó que por indicación de Ulloa, Folloni la recibió y le prometió averiguar algo de su marido. Luego la llamó para decirle que no tenía nada. “Yo no tengo duda de que Folloni sabía lo que pasó con ‘Chicho’, y Ulloa También”, aseguró. 

Ulloa nunca fue investigado por estas desapariciones. Solo fue imputado por falso testimonio, por estos dichos y los similares que volcó cuando lo llamaron para que declarara sobre la desaparición de Bustos, el 14 de diciembre de 2009. Pero en noviembre de 2017 la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal lo sobreseyó.

El 14 de diciembre de 2009 Ulloa declaró como testigo en el juicio por la desaparición de Aldo Melitón Bustos, a quien su gobierno de facto cesanteó, el 1 de septiembre de 1977, de su cargo de profesor de historia del Colegio Alejandro Awad, en Tartagal, y el 14 de noviembre de ese mismo año le negó la titularidad del registro notarial Nº 32, de esa misma ciudad, basándose en sus antecedentes ideológicos.

Fue la primera vez que en la provincia se le negaba un registro a un escribano que había estado previamente adscripto a ese registro y cuya titularidad había quedado vacante. Ulloa dijo que no recordaba todo esto, y que en esa época ni siquiera leía los diarios.

El capitán Ulloa quizás haya podido decir que fue un ejemplo de golpista exitoso. No solo no tuvo que rendir cuentas por sus delitos, sino que en 1991 fue electo gobernador constitucional, postulándose por el Partido Renovador de Salta (PRS), que fundó en 1982 y, a pesar de su nombre, era conservador. 

Sin embargo, este segundo mandato, con otras reglas de juego, no fue tan apacible como aquel primero (según su visión de las cosas). El derecho de huelga no estaba abolido, y los empleados estatales realizaron varias medidas, y tuvo que vérselas con una Legislatura en funcionamiento. A pesar de eso, el militar salió airoso en 1995, si bien su partido perdió la gobernación, él se aseguró un cargo como senador nacional, que ocupó hasta 2001. En 2007 abandonó el PRS enojado por la alianza con el Frente para la Victoria y se quedó con Propuesta Salteña. Una de sus últimas apariciones públicas ruidosas se dio en julio de 2018, cuando se discutía el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo y la entonces diputada nacional Cristina Fiore se fotografió en su compañía exhibiendo un pañuelo celeste.