–¿Le parece bien que de ahora en más deban pagar ganancias solo los jueces y empleados judiciales nuevos, y que el resto siga exento?

–La solución de que paguen los nuevos la más adecuada. Porque no crea reducciones de sueldo que sean cuestionables constitucionalmente. En Estados Unidos se hizo así,  tardaron cincuenta años en que se generalizara.

–¿Pero no genera situación de inequidad?

–Puede ser, pero el juez nuevo sabe que entra en estas condiciones. Nadie está obligado a ser juez. El decreto que publicará el Gobierno se supone que servirá para precisar algunas cuestiones. La ley dejó sin resolver si el que ya está en el poder judicial y se convierte en juez empieza a pagar, permite interpretaciones.

–Cuando dos jueces laborales fallaron a favor de la paritaria bancaria , la respuesta del gobierno fue juicio político? Una jueza exige la paritaria docente, y dicen que la van a recusar. ¿Qué opina de esto?

–Creo que las decisiones judiciales no son motivo de juicio político. Por lo menos las decisiones que no constituyen delito. Si no les gusta lo que dice el juez, se apela. Y si no es parte, mala suerte.

–¿Ve una escalada represiva, a partir de situaciones como la represión a los docentes? 

–Creo que hay una política diferente en materia de protestas. Pero como soy otro poder del Estado, respeto las decisiones políticas. Todos los poderes deberían respetar las decisiones de los otros. Es cierto que el poder judicial pone límites, pero con la Constitución.

–En un reportaje con este diario usted había asegurado que se jubilaría a los 75 años ¿Qué la hizo cambiar de parecer?

–Eso fue hace tiempo. En un momento pensé que me iba, me conviene porque no tendría pérdidas, pero quiero completar las políticas de género. Hubo organizaciones de mujeres  que me han pedido que me quede. Sé que es algo que no se termina nunca, pero mientras tenga fuerzas…  aunque no soy (Carlos) Fayt, y en algún momento quiero retirarme.