“Decimos que el aborto legal es urgente porque somos militantes sociales, vivimos en los territorios, somos parte de un pueblo que sufre las injusticias y las conocemos” se enuncia desde el palco central de la Campaña, frente al Congreso Nacional, en la noche del jueves, cuando en una jornada histórica “la marea verde” acompañó el debate en Diputados por el proyecto de Interrupción voluntaria del Embarazo (IVE). “Sabemos lo difícil que es ejercer los derechos plenamente cuando existen obstáculos y discriminaciones en las leyes que nos estigmatizan”, sostuvo la voz de la Campaña sintetizando una lucha que podría tener este año, reconocimiento social y también legislativo.

Ya desde la mañana, con clima de festejo y de "aguante" la marea ganó la calle en las inmediaciones del Congreso. Con rayuelas verdes dibujadas sobre el asfalto. Con carpas que cobijaron del sol abrumador a quienes se apostaban en apoyo al proyecto que puede ser la entrada a un nuevo estándar legislativo en el país. El que asegure la legalización del aborto, gratuito y en condiciones sanitarias óptimas.

Hay gran cantidad de puestos ambulantes. Venta de pañuelos, calcos, moños verdes o mantas de bijouterie junto a puestos de hamburguesas veganas, de choris, de agua. Las militantes de la Campaña también venden tapabocas y entregan folletos. Se espera al grueso de la convocatoria a media tarde. "Cuando la gente sale del trabajo", explica Roberta Davagnino, médica de la Red de Profesionales de la Campaña que trabaja en Villa Soldati, y milita esta causa desde que comenzó a ejercer, cuenta. Para ella quedó demostrado en 2018 que la sociedad apoya este derecho y por eso lo tiene que apoyar el Estado. “Esta vez contamos con eso, no es menor", sostiene.

A su lado, y mientras en las pantallas gigantes la diputada por Tucumán Lidia Azcárate (UCR) habla de "proteger a la especie", Agustina Felice explica que con esta ley "dejaríamos de ser ciudadanas de segunda". A tono con el 37º aniversario del retorno democrático en el país, agrega: "Es una deuda que la democracia tiene con nosotras. La capacidad de gestar no puede ser motivo de criminalización, violencia y discriminación".

Agustina es abogada. "Pero sobre todo soy militante feminista", aclara. Y detalla: "Milito por el derecho al goce. ¿Es mucho pedir? Creo que no. Desde hace años me pregunto ¿por qué las mujeres o personas gestantes tenemos que encontrar en la sexualidad una condena?". Habla del derecho al placer y a las maternidades deseadas. Ese es su norte, sostiene.

Durante la tarde, a la expectativa por la votación se sumó la ansiedad por el acto que a las 21 realizaría la Campaña. Todo "en forma pacífica" señalan, ya que una distancia de cien metros separó "el acampe verde" de los grupos "celestes". Mientras, se sucedieron batucadas, juegos, incluso un partido de fútbol que a las 17 convocó a las fanáticas de diversos clubes. Cada actividad buscó promover la “ampliación de derechos” que dará la ley. “Es lo que esperamos”, confía Paloma. Su remera luce una leyenda de La Poderosa: “Feminismo villero”. Y en sus palabras, la posibilidad de salvar vidas de las niñas que hoy mueren por abortos clandestinos, materializa la expectativa del colectivo: “Apoyo la causa, apoyo la ley, para que no mueran más mujeres, para que no haya más niñas obligadas a ser madres”, enfatiza cuando el sol comienza a bajar y la sombra de los edificios brinda un poco de fresco a la tarde.

Clarisa Gambero, de Ate Nacional y secretaria de Género de la CTA Autónoma, está acalorada, pasó la tarde al sol, pero su determinación se sostiene en “esta realidad” dice, y señala alrededor. “La marea verde rebasa la organización, se sumaron las jóvenes, las hijas, eso conmueve, hemos abierto una puerta para cuestionarlo todo, y eso vale ¿por qué no?” se pregunta. A su lado, son cada vez más a los barbijos verdes dispuestos a la vigilia.

Junto a una murga del Movimiento Evita, la ex diputada nacional Araceli Ferreyra disfruta “la marea”. Lo que no pudo hacer en 2018, por estar en el recinto. “Se creció mucho, sobre todo en las argumentaciones, en el plenario pudo verse”. Rescata la ponencia de la diputada salteña Alcira Figueroa, quien contó que en algunos pueblos originarios “el aborto eran una decisión comunitaria y se realizaba con prácticas naturales y seguras, pero se impuso la colonización y el sometimiento”. Y destacó el aporte de Ayelén Espósito (Frente de Todos, Río Negro) quien “siendo médica, asistía a mujeres que abortaban y necesitaban contención”. La batucada se intensifica. “La vida está acá y esta vez, no me lo quería perder”, confía Araceli, y se ríe.

A su lado Mariel Fernández, intendenta de Moreno por el Frente de Todos, coincide en la necesidad de proveer acompañamiento a las mujeres que padecen situaciones de violencia, a la par del embarazo, y no cuentan con recursos para interrumpirlo. “Por eso vine, para estar con mis compañeras que han militado esta ley, por el derecho a la salud, para desenmascarar la hipocresía” sostiene. Junto a ella, la ex legisladora nacional por la ciudad Andrea Conde, también del Evita, sintetiza: “Es un momento histórico no solo por la ampliación de derechos, sino porque con esta ley las mujeres ganamos autonomía y soberanía” subraya.

Sobre Callao, a la tarde, se hace difícil caminar. “La marea” discurre, acompasada, entre música y reencuentros, que por imposición de la pandemia no habían tenido lugar este año. Hay muchas banderas de la diversidad. Hay madres con niños. Ema tiene un año y está en el carrito, mira atenta al gentío que la rodea. Su mamá, con ojos pintados de verde brillantina, cuenta vienen de San Martín, que siempre vino, “y ahora con ella”, la señala y sonríe. Se apura, no quiere perder a sus compañeras.

Frente a las carpas de La Cámpora, una ronda de jóvenes sentadas en el piso debaten mientras fabrican figuras de papel, verde. “Vinieron compañeras de toda la provincia, desde Bahía Blanca a Tres de Febrero” cuenta Eva Mieri, concejala de Quilmes. Está también la intendenta, Mayra Mendoza. “Es histórico que el poder Ejecutivo haya enviado el proyecto que será una señal para toda América Latina”, reflexiona Eva. “Y va a ser ley porque este es un gobierno garante de derechos”, agrega. Por eso es el festejo, dice al señalar el lugar donde Sudor Marika y La que te parió, tocarán hasta las 23, cuando se anuncie lo que “seguramente será un final feliz”, conjetura Eva.

A pocas cuadras, la carpa de Ni Una Menos marca el final del espacio en que se mece “la marea”. Isabel, de tres años, con vestido verde y un cartel que dice “Niñas No Madres” llega de la mano de su mamá, Eliana. Vienen de Merlo y usan barbijos verdes. Las acompañan Ingrid y Mara, tía y prima de Isabel, y van exultantes. “Vamos a la carpa de La Cámpora. Hoy se aprueba seguro” dice Mara. “Quizá está difícil el Senado” agrega. “Pero ahí la tenemos a Cristina, confiamos en eso”, concluye Ingrid, contundente en sus 16 años, esperanzada.