Desde el inicio de la pandemia se habló bastante sobre el miedo. Ante un panorama repleto de incertidumbre, con cifras de contagios y muertes informadas diariamente a través de los principales medios de comunicación, muchas personas experimentaron esa sensación en algún momento de la cuarentena. Pero las infancias lo sufrieron de manera ostensible. Los miembros de la compañía artística Urraka registraron ese fenómeno entre niñas y niños de su entorno, y se les ocurrió abordar el tema de los miedos desde la teatralidad. El resultado es Una de fantasmas, obra de teatro audiovisual que se presentará este domingo y estará disponible durante 24 horas. Las entradas pueden adquirirse a través de Alternativa Teatral (http://www.alternativateatral.com/obra73680-una-de-fantasmas-urraka).

Cuando empezó la pandemia los miembros de Urraka no tenían idea de que iban a terminar el año con una obra de teatro audiovisual. Como tantos grupos artísticos de la escena local, tuvieron que repensar su actividad y buscar nuevas formas de seguir conectados al oficio en medio de una situación de parálisis en el sector cultural. “Empezamos a recolectar información sobre el tema del miedo de las infancias durante la pandemia. Algunos integrantes tienen hijos y otros no, pero todos rastreamos esto por amigos o gente cercana, era algo que se repetía. Descubrimos que era un tema importante para visibilizar, así que decidimos abordarlo de la manera más seria posible porque se trata de una problemática compleja”, explica Emmanuel Calderón, director de la compañía, en diálogo con Página/12.

El proceso creativo se realizó con la asesoría de Camila Oliveto Jáuregui y Mara Lizzie Hope Jones, dos psicólogas especializadas en salud mental que trabajan en el Ministerio de Salud de la Nación: “Ellas estuvieron a disposición, nos dieron una mano muy grande y fueron nuestra principal fuente de información. Nos dijeron que no están acostumbradas a recibir este tipo de consultas, así que lo celebraron. Fue un intercambio re interesante para pensar una producción cultural orientada a la construcción de una subjetividad que representara la problemática que habíamos registrado. La abordamos desde el humor porque Urraka trabaja siempre desde ese lugar, y a partir de la figura del fantasma, un mito en sí mismo porque se trata de un ser que ronda entre la vida y la muerte”, apunta Calderón.

Pero el miedo en pandemia no es algo que pertenezca estrictamente al universo de la infancia; en mayor o menor medida, gran parte de la población sintió eso: “Medio tuvimos todos porque escuchábamos en los medios esto del ‘enemigo invisible’ o el temor al contacto con el otro. Al inicio era muy fuerte toda la información que llegaba”, cuenta Emmanuel, y asegura que pensar esta creación en términos audiovisuales fue uno de los mayores desafíos porque están acostumbrado a diagramar puestas: “El grupo tiene una cabeza muy teatrera. Llevar las ideas al formato audiovisual nos costó bastante, pero decidimos enfocarnos en los miedos primarios. En las charlas con las psicólogas nos dábamos cuenta de que el miedo no distingue entre niños o adultos. Todos tenemos miedo. Yo me levanto a la noche a abrir la heladera y, si está todo oscuro, instintivamente prendo la luz, no lo hago en penumbras”.

Urraka aborda los miedos primarios a partir de una figura universal: el fantasma. En pandemia esto se resignifica y aparece el miedo a lo externo, a aquello que viene de afuera e irrumpe en la vida cotidiana. El relato presenta nueve personajes que conviven con fantasmas en una casa misteriosa y tienen distintas reacciones ante el intruso. “No queríamos dar un mensaje sobre la necesidad de superar los miedos. En realidad, no se trata de superarlos sino de transitarlos y saber que vamos a convivir con ellos toda la vida; muchas veces, incluso, nos protegen. Ese es el paradigma que intentamos cambiar”.

El proceso creativo comenzó con la filmación y continuó con la musicalización: todos los sonidos que se escuchan en la obra fueron pensados en pos de las escenas y grabados por los propios artistas. Con más de diez años de trayectoria, Urraka se caracteriza por llevar a cabo todos los aspectos de la creación de una manera artesanal e ingeniosa, con los recursos disponibles. Emmanuel cuenta que para Una de fantasmas utilizaron botellas, campanitas, llaves, tubos de PVC, chapitas de gaseosa, tachos, latas, banditas elásticas, sartenes y cacerolas. Ese universo los relaciona a grupos artísticos que tuvieron gran influencia para ellos, como Les Luthiers, y su lenguaje encuentra inspiración en actores de la talla de Charles Chaplin y Buster Keaton, o humoristas locales como Hugo Varela.

La perspectiva para el tratamiento de problemáticas vinculadas a las infancias cambió sustancialmente: hace algunos años no era usual que los medios o las agrupaciones artísticas abordaran temas como el bullying, el grooming o la construcción nociva de estereotipos; hoy se trata de un compromiso con ese público. “Creo que estamos viviendo un proceso revolucionario en ese sentido. Yo, por ejemplo, me crié viendo los programas de Cris Morena en un contexto muy diferente. Hoy se tomó conciencia de la responsabilidad que tienen los artistas a la hora de crear contenido, sobre todo si va dirigido a las infancias. Sabemos que hay que tener empatía y el concepto está en boga, pero la empatía no se genera sola, hay que construirla. Uno de los caminos para eso es el arte”, reflexiona Calderón.

Muchas veces los espectáculos infantiles tienden a aniñar sus contenidos por dirigirse a ciertos segmentos de público, pero Urraka no subestima a su audiencia: “Podemos cuidarnos en las formas de dar un mensaje, pero no aniñar un espectáculo porque estaríamos subestimando y no debería ser así. Los artistas tenemos una responsabilidad y hay que hacerse cargo”. El elenco conformado por Calderón, Agustín Alfonso, Cristian De Castro, Ludmila Gallardo, Juan Gudiño, Mariana Mariñelarena, Rocío Ricci, Lucas Rivarola y Pedro Rodríguez forma parte de la escena independiente, que vive una situación compleja porque muchas salas no pueden abrir con los protocolos actuales. “La pandemia puso de manifiesto qué es esencial y qué no, y a los artistas nos pegó en el ego no ser esenciales. Creo que tenemos que poner en agenda esta discusión –opina Emmanuel–. El arte construye identidad, entonces hay que luchar para que eso sea puesto en evidencia. Aún así, tenemos la esperanza de que todo vuelva de a poco”. Este domingo Urraka liberará a todos los fantasmas a través de las pantallas.