Cuando este lunes 14 se celebre en el Museo Nacional José Antonio Terry de la ciudad de Tilcara la recuperación de su identidad institucional, la gestión de la museología a nivel nacional habrá hecho un nuevo aporte a la construcción histórica sobre las prácticas culturales. En este caso vinculado al relato que las dictaduras militares han impuesto sobre lo popular en Argentina y en América Latina. Sucede que, a contramano de que siempre se pensó, y confirmaban los libros de historia y las actas fundacionales de dominio público, no fue el presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu quien propició el nacimiento del museo: fue el gobierno democrático de Juan Domingo Perón.

Fue a través del histórico Plan Quinquenal del primer gobierno peronista, destinado a obras de infraestructura, que en 1948 tuvo lugar el nacimiento institucional de este museo, hoy emblemático en esa localidad de La Quebrada jujeña. Y fue el mismo Perón quien lo refrendó el 14 de diciembre de 1953, cuando aun estando pendiente el pago y la toma de posesión de la casa donde vivía Terry con su esposa Amalia, quien firmó el decreto 24.218 que reafirmó la creación del museo. Perón además, amplió el presupuesto un 50 por ciento, para la adquisición del edificio y de la obra de Terry.

Así pudo constatarlo su nuevo director, Juan Ignacio Muñoz, nombrado en marzo de este año por el Ministerio de Cultura de la Nación. En el marco de la pandemia Muñoz decidió utilizar la pausa en la atención al público para incursionar en los archivos del museo. Su director anterior, Francisco Tinte, estuvo en el cargo 44 años, pero la revisión histórica no fue su prioridad. Muñoz en cambio, fue directo a la documentación.

“A partir de una hipótesis de investigación decido revisar la historia, suponiendo que se había creado antes de lo que se contaba”, cuenta Muñoz. Entonces surgió el dato, detalla en forma exclusiva a Página/12, por un indicio bibliográfico y periodístico que escapaba a la información presentada en diarios de época y tesis académicas donde se explicaba que “el museo se había creado en 1956, a partir de un decreto de Aramburu”.

Así la historia decía que “el Terry se había creado en dictadura”, cuenta Muñoz, para luego explicar: “En el archivo leo un artículo de 1953 de un diario de Mar del Plata y me llama la atención que en ese año entrevistan a Terry y a su esposa, ya que él era sordo y Amalia intermediaba en la entrevista, y ella dice que Terry ‘está contento’ porque Perón había comprado la casa y la obra para hacer el museo”. A partir de esa noticia Muñoz revisa y resignifica el archivo. “Y logramos ubicar que verdaderamente, el primer instrumento legal de creación del museo es la Ley 13.491 del Congreso Nacional de 1948 ¡Esto cambia la historia del museo!”, enfatiza.

La apropiación de identidad es una marca de las dictaduras y los regímenes de facto. Para sostener el sometimiento tergiversan, confunden, roban la identidad de niños, cambian nombres de calles, falsean la historia de las instituciones. La sociedad argentina lo sabe muy bien. El hallazgo de Muñoz, aporta el dato: “Se trata de un museo creado en democracia por una ley, y no por un decreto de un gobierno de facto”, detalla. “Ese dato habla de la apropiación de la identidad del museo”. Si bien hay un decreto de Aramburu -que asume con la dictadura de 1955, que clausura el Congreso-, ese decreto es de 1956 “y retoma la gestión ya iniciada”, indica. Ese documento solo confirma el pago estipulado por ley, a los herederos de Terry, en 1958.

La ley establece la adquisición de la casa y la obra del pintor José Antonio Terry para "crear el Museo Regional de Pintura", con su nombre, el que mantiene hasta el día de hoy. En 1954, con la muerte de Terry, se dificultan los trámites administrativos para concretar la operación, que recién podrá realizarse una vez finalizada su sucesión. Allí radica el origen de la historia que la dictadura del ‘55 utiliza para instalar su versión.

“Existe entonces una apropiación de la identidad del museo que de alguna manera es parte de un ‘modus operandi’ de la dictadura porque no solo le pasó al museo, ha pasado con otros edificios públicos, se ha cambiado el nombre de escuelas y de calles", señala Muñoz. "Las dictaduras han tenido como mecanismo de resignificación la apropiación, como forma de borrar la memoria popular, en este caso de una institución creada en democracia por un gobierno peronista, que se termina recreando como un museo creado en dictadura por un gobierno de facto”. Por más de 40 años se omitió su marca fundacional y se construyó una historia a partir de ocultar esa verdad.

Para el nuevo director del Terry es importante ver que el nacimiento de museo “se enmarca en el Plan Quinquenal que implica una cantidad increíble de infraestructura en todo el país”. En Jujuy se crean “estaciones de ferrocarril, puentes, rutas, escuelas, bibliotecas, hospitales, diques –enumera-, y le da a la provincia una infraestructura pública importantísima, eso cambió la forma de vida de la gente, por eso la podemos pensar como una política cultural, porque cambia es la cultura de la zona”, subraya.

En Jujuy “que el museo sea parte de ese proyecto es muy importante”, agrega a propósito de la actual construcción sociocultural. “Es una guía, señala el camino y nos dice que, si ese es el origen, ahí tenemos un futuro”, sostiene. Al recuperar su identidad, el museo pase a ser “de la gente, del pueblo de Tilcara”. Su objetivo “es que los pobladores sientan al museo tan propio como al puente o la escuela”. Muñoz sabe que los museos se han alejado de la vida cotidiana. “Nadie piensa dos veces si tiene derecho o no cruzar el puente o a sentarse en la plaza, uno sabe que ese derecho le pertenece, pero los museos… la gente piensa que no les pertenecen”, reflexiona.

La pandemia cerró puertas, pero abrió otras instancias de socialización. La recuperación identitaria del Terry lo expresa. En una ciudad como Tilcara, con siete museos y 10.000 habitantes, el desafío es que “el Terry” se viva como “un espacio común”. Esta concepción permite que hoy los jóvenes tilcareños realicen para esta celebración, un encuentro de hip hop y charlas donde se destaca una “entre una coplera y un rapero”. La gestión con la comunidad “es incómoda porque muchas veces no pasa lo que esperamos”, describe Muñoz. Pero ante el hallazgo sobre su creación se impone “que el museo es de todos, y para eso vamos a gestionar”, augura.


¿Quién fue José Antonio Terry?

El pintor José Antonio Terry pertenecía a una elite cultural y política de comienzos del XX. Su padre fue ministro de hacienda de Roque Sáenz Peña y de Julio Roca. Terry, que era sordo como sus dos hermanas, por los arqueólogos que excavaban el Pucará, conoce La Quebrada. Se instala allí y desarrolla una obra pictórica que recrea la vida tilcareña, los campesinos, las mujeres chicheras. Junto a su esposa Amalia Amoedo, se compromete con la vida del pueblo. Ella gestionó becas a estudiantes que se mantienen hasta hoy, y la transformación de su casa en museo. Allí vivieron y desde allí “gestionaron que pase a ser un museo público” detalla su nuevo director, Juan Muñoz, promotor de la “identidad recuperada” del Museo Terry.