Memorias melódicas, deriva encarnizada por la toponimia del litoral (de la que se ofrece un vasto repertorio), diario de navegación por el laberinto de las islas del Paraná, aguafuertes urbanas de juventud y canto de amor al paisaje, el nuevo libro de poemas de la rosarina Lila Siegrist (1976) se define a sí mismo en el primer verso: “Esto es un recorrido”. Escrita a contrapelo, la autobiografía se redime en los detalles: “me oculto en cierta coquetería / disimulo mi brutalidad / mientras los miro, a todos, a los cachudos aspiracionales / mi cráneo planifica quirúrgico una conspiración”. 

El léxico de Te quiero abrazar mucho abarca varias disciplinas; además de las bellas artes (la autora es artista visual), se cuelan conceptos y jergas de la física y la geografía, la botánica y la zoología, el arte del protocolo y el de la guerra. “Distribuyamos y pulamos balas de salva para los violadores violentos / abramos nuestros esternones para los tipos que amamos en paz”, “Prendo fuego todo”, “tengo granada en misbolsillos” y “Talar, talar, talar, hacha, armas en el atrezo” son extensiones de una misma consigna: “Escribo contra algo / fallo”. El poema es una forma de la estrategia o, para decirlo con la lírica siegristiana, “las cosas se hacen para justificar la existencia de los proyectos”. En su escritura, los contrastes entre naturaleza y arte, indolencia juvenil y experiencia, magia y prestigio social se dan en simultáneo, como en el mundo de las imágenes. 

“Mi manera de trabajar es desde el lenguaje visual y en cómo se respiran las palabras”, dice la autora, que actualmente trabaja en el programa nacional Argentina Futura a cargo de Alejandro Grimson. No faltan en las páginas de su nuevo libro alusiones a las relaciones, para algunos conflictiva, entre poesía y poder. “No son dos polos, son dos ejes que se empalman en el modo de estar ante los fenómenos, es como un ejercicio de conducción ante la realidad –sostiene Siegrist-. Y habitan los estímulos y todo va a parar a la cosmogonía del trabajo en lectura y escritura, se junta leña siempre para el próximo invierno”. 

Para la escritora, conocida agitadora cultural en Santa Fe, los poemas de Te quiero abrazar mucho son “trayectos con destrezas etnólogas, naturalistas y sensiblonas en las que se mezclan las crónicas de Alcides D’Orbigny, de El Tempe argentino de Marcos Sastre, de Viaje al país de los matreros de Fray Mocho, de Oda al Paraná de Manuel de Lavardén; con toda esa arqueología armo una cuestión autorreferencial medio elíptica en verso”. Como burbujas discursivas, los poemas se organizan en capítulos que relatan episodios de materias vitales, del trabajo como arúspice estatal a las crónicas de río, al volante de lanchas o nadando como unaalazana; de una ciudad a otra y de allí al campo, “paisaje de artesanía mancomunada,maquinada, de irrigación salvaje”. El pronombre que encabeza el título del libro no designa a un amante (al menos, no a uno solo) sino a una cofradía de aves y peces, árboles y flores, obras de arte y poéticas de los demás: “los ajenos son más verdaderos que nosotros”.

En este año de pandemia, coeditó con Virginia Giacosa el libro virtual Bitacóra del virus, con textos e imágenes de 31 autores rosarinos. “Pienso que publicar libros, en toda su complejidad, con las conversaciones y aprendizajes que se dan a lo largo de todo el proceso, desde las charlas con la editorial, con Julia Enríquez o Cristhian Monti en el ajuste de los textos, o Beatriz Vignoli en el texto de contratapa, hasta la foto del río próspero en tapa de la fotógrafa Laura Glusmnan, se define un constructo generoso y diverso, que reúne fuerzas mancomunadas y que nunca llega a definirse con bordes claros pero que oriento siempre al desmadre y al abrazo”, dice sobre Te quiero abrazar mucho. Ante la dificultad de hacer presentaciones en vivo, Jimena Chaves y Virginia Molinari filmaron piezas audiovisuales, conproducción de Giacosa y Eliana Bianchi y con las voces de las poetas Alejandra Benz y Beatriz Vignoli. “También inicié una gira por las localidades que nutren el mapa amoroso del libro”, cuenta la autora. Con el paisaje como combustible de la escritura, y viceversa, la voz anfibia de Siegrist seguirá de caravana fluvial.

Te quiero abrazar mucho
Lila Siegrist
Mansalva