A menos de dos semanas de que termine el año, los sindicatos y movimientos sociales continúan sumando actores para el diseño de un ambicioso proyecto para la reactivación económica de la pos pandemia. Durante el jueves a la tarde, el rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri, recibió en la Facultad de Ciencias Económicas a referentes de las organizaciones populares, gremiales y eclesiásticas que impulsan el "Plan de Desarrollo Humano Integral", una propuesta para el desarrollo productivo inspirada en la consigna "Tierra Techo y Trabajo" del Papa Francisco. A modo de ir ampliando el marco de consensos, la institución educativa se comprometió a estudiar la propuesta y brindar asesoramiento técnico para robustecerla. 

"La propuesta va creciendo y sumando distintos sectores que nos pueden dar una mirada técnica específica y científica sobre las diferentes bases que sostienen a este plan de tipo quinquenal. Incorporar a universidades nacionales, como la UBA, nos permite darle un soporte de previsibilidad, ya que el Plan de Desarrollo Humano Integral que nosotros estamos planteando es un proyecto a mediano y largo plazo", explicó a Página/12 el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, luego de la reunión mantenida con el rector Barbieri donde participaron también varios referentes sociales, sindicales y de la Iglesia Católica, como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Ricardo Pignanelli (Smata), José Luis Lingieri (Agua y Saneamiento), Víctor Santa María (Suterh), Andrés Rodríguez (UPCN), Oscar Mangone (Gas), Juan Grabois (MTE), Dina Sánchez (Frente Popular Darío Santillán) y el Obispo Oscar Carrara, entre otros.

"La fuerza de los movimientos populares, los trabajadores formales, los estudiantes y las organizaciones ambientales, en conjunto con la solidez técnica y científica que hay en el mundo académico, está interpelando a la política para que, sobre la base de Tierra, Techo y Trabajo, podamos concretar un modelo de país integrado. Un modelo de país territorial y demográficamente mejor distribuido, con una inserción productiva que priorice el valor agregado sobre el mero extractivismo, y con una verdadera integración de los sectores de la economía popular y la economía regional", destacó el dirigente del MTE, Juan Grabois. En este sentido, resaltó que la reunión daba cuenta de "la sed que hay en distintos sectores de nuestro pueblo de encontrar una unidad de destino a partir de un proyecto que nos ponga metas mas altas que la mera administración de la miseria existente".

Por "metas más altas que la administración de la miseria", Grabois se refiere a un extenso programa que, entre varias propuestas, tiene como objetivo la creación de 4 millones de puestos de trabajo en la economía popular y de 240 mil empleos registrados regulados por convenio colectivo. Este Plan de Desarrollo Humano Integral fue presentado oficialmente en agosto como resultado de una serie de consensos entre gremios y movimientos sociales sobre algunas pautas estratégicas para el desarrollo que contemplasen tanto las realidades de quienes tienen un empleo registrado como de quienes trabajan en la economía popular. Luego de un relanzamiento en noviembre con algunas modificaciones, el proyecto volvió ahora a ponerse en marcha con la novedosa incorporación de la UBA. 

"Los gremios, los movimientos sociales y los curas villeros están trabajando en diferentes propuestas vinculadas al desarrollo humano y productivo, urbanización, y acceso a trabajo y vivienda, todo para paliar las situaciones que tienen que ver con la vulnerabilidad social. Lo que vamos a hacer nosotros ahora desde la UBA es involucrar a especialistas de las diferentes carreras, a equipos académicos interdisciplinarios con pluralidad de ideas, para que analicen el plan que nos presentaron y puedan hacer sus propuestas, observaciones y mejoras para luego traducirlo en programas que puedan presentarse a las autoridades nacionales y provinciales", detalló Alberto Barbieri. El rector de la UBA destacó que el aporte de los sindicatos y movimientos sociales a la reestructuración productiva de la Argentina era "vital", ya que mientras que las organizaciones sociales y curas villeros poseían "una visión concreta de lo que es el trabajo territorial y las necesidades de los sectores más vulnerables", los sindicatos aportaban el "expertise" de "cada una de las áreas a las que representan". "A eso nosotros como universidad le podemos agregar todo nuestro conocimiento profesional, científico y académico, así como la articulación con los sectores del mundo productivo", agregó Barbieri.  

La intervención de la UBA en particular, y del mundo académico en general, forma parte de la segunda etapa de este Plan de Desarrollo Humano Integral. Luego de la definición de las pautas principales por parte de los gremios y las organizaciones sociales, le seguía necesariamente la participación de un cuerpo técnico que le diese materialidad a estas directrices. Por último, sin embargo, queda aún que estas propuestas se traduzcan en en políticas públicas específicas a través del Congreso de la Nación y el Consejo Económico y Social. 

Informe: María Cafferata.