En el barrio de Flores, en la zona de las ferias de Avellaneda, se alcanzan altos grados de concentración comercial especialmente en esta avenida y Nazca. En las imágenes, sobre la calle Bogotá y Helguera, una multitud se amontona con motivo de las compras por las fiestas de fin de año, como si la pandemia de coronavirus fuera una anécdota lejana. La gente camina sin barbijo, agolpada en los comercios o en las veredas.

El lugar y el momento traen el histórico enfrentamiento entre los manteros, que ocupan la acera ubicando sus mantas con sus productos para sobrevivir, y los comerciantes, que tienen sus locales en las veredas y se sienten perjudicados por una competencia que denuncian como ilegal. De un lado y el otro tienen sus argumentos.

Pero la tremenda crisis económica que dejó el gobierno de Macri, a la que se agregó la gravedad del parate que provocó la pandemia, dejó exhausta la economía social. "Con un mercado informal destrozado como el de los buscas y manteros y con los formales que tienen locales con empleados en blanco e impuestos y no salvan los gastos, el panorama es mucho más complejo", describió a Página/12 un comerciante del rubro textil de la zona.

"Esto pasa siempre para estas fechas. Pero con la pandemia se potenció todo, porque todos se quieren salvar con la venta de las fiestas. Es más de lo mismo pero potenciado en un contexto de rebrote y miseria espantosa", agregó el comerciante. "Pero lo más grave igual es la concentración de gente, el riesgo sanitario es enorme".

El Gobierno de la Ciudad habitualmente tiene como respuesta la vía de la persecución policial a los manteros. 

Pero ahora, todo se agrava porque la aglomeración, como se ve en las imágenes, abre un enorme riesgo de contagio de coronavirus.