Canticuénticos anda de estreno. Y las novedades vienen por partida doble, porque el reconocido grupo santafesino de música infantil lanzó en todas las plataformas digitales su quinto álbum A cocochito, y un octavo libro de la colección Canticuénticos en papel (co-editado por Gerbera Ediciones), con el texto de la canción que da nombre al disco y con ilustraciones originales de Estrellita Caracol.

Siempre con la impronta de hacer bailar a pequeños y grandes con ritmos folklóricos locales y regionales, el nuevo repertorio de 15 canciones combina cumbias, candombes, merengues y huaynos, y viene a coronar una discografía que crece desde 2009 cuando se editó Canticuénticos embrujados. Luego llegaron Nada en su lugar (2013), Algo que decirte (2015) y ¿Por qué, por qué? (2018).

“Después de ¿Por qué, por qué?, empezamos a pensar canciones nuevas con el objetivo de darle continuidad al trabajo y durante parte del 2018 y el 2019 estuvimos componiendo, haciendo arreglos y grabando. El comienzo de la pandemia nos encontró con el material muy avanzado y mucho tiempo en casa para dedicarle a lo que faltaba hacer. Y la verdad es que quedamos muy felices con este disco”, cuenta Ruth Hillar, una de las voces principales del grupo.

Hillar además de cantar y componer, toca la flauta y el acordeón. Y en los escenarios la acompañan Daniela Ranallo (voz), Laura Ibáñez (voz), Gonzalo Carmelé (bajo, contrabajo y coros), Daniel Bianchi (guitarra, charango y coros) y Nahuel Ramayo (batería, percusión y coros). Y a ellos se suma Sebastián Cúneo (composiciones, coros, videos y organización), Darío Zini (asistencia de escenario, aerófonos, charango y percusión), Javier Escandell (sonido) y Cintia Bertolino (voz invitada y asistencia de puesta en escena). Una auténtica familia musical al servicio de las infancias.

“Pañuelito Blanco”, “Zamba para aprender a caminar”, “Vamos a plantar”, “Si viene de la tierra”, “Firulé” y “¡Qué suerte, que risa!” son algunas de las canciones que ya circularon por las redes durante los últimos meses, como anticipo del lanzamiento. “El público lo recibió con un cariño enorme. Esto de ir brindando el disco como si fuera por capítulos buscó acompañar permanentemente a las familias, niños y niñas en estos complicados tiempos y mantener el contacto frecuente”, comenta Sebastián Cúneo. “El resultado fue muy positivo, hubo mucha retroalimentación y material producido por los niños y niñas, docentes, familias y escuelas. La música puede ayudar mucho en los momentos difíciles a crear, imaginar, jugar, bailar, a sentirse acompañado y a imaginar otros mundos posibles”.

De la mano de la música, Canticuénticos decidió explorar también el camino de la literatura, y cuenta con su propia colección de libros Canticuénticos en papel, que ya lleva editados 60 mil ejemplares. El mamboretá, El monstruo de la laguna, Noni-noni, ¿Por qué, por qué?, Quiero para mí, Hay secretos (material tomado para la ESI) y Pañuelito Blanco son los títulos que anteceden a A cocochito.

“La idea de empezar con esta colección se apoya en la convicción de que los libros son muy buenos compañeros de vida”, expresa Hillar. “En una gran cantidad de escuelas usan nuestros libros como material didáctico, y muchas nenas y nenes están aprendiendo a leer con ellos. Pero lo que más nos emociona es cuando nos cuentan que, de a poquito, empiezan a hacerse el hábito de irse a dormir con estas lecturas”.

-En su nuevo disco, con “Pañuelito Blanco” realizan un homenaje a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. ¿Cómo apareció la idea de este tributo?

Ruth Hillar: -Ya veníamos pensando en componer una canción homenaje a las Madres y Abuelas, pero fue Sebastián el que me propuso que la canción fuera festiva y enérgica, que celebremos que la memoria sigue viva, que cada vez somos más quienes seguiremos cuidándola y buscando a los nietos y nietas que faltan y que podemos cantar y bailar un huaynito sintiendo la emoción compartida y viendo cómo vuelan los pañuelos en todas las plazas. Nos parece importante que las nuevas generaciones se apropien de esa lucha para que el “Nunca Más” sea para siempre.

-En los casos de “Si viene de la tierra” y “Vamos a plantar”, invitan a reflexionar sobre el cuidado del medio ambiente y la naturaleza. ¿Por qué deciden abordar este tipo de temáticas?

R.H.: -Pensamos que son temas que necesitan estar dentro de los más visibles, y que deben entrar siempre en la discusión y en los reclamos. La única posibilidad de sobrevivir que tenemos como especie es cuidando al planeta y a todas las demás especies que lo habitan. Y las chicas y los chicos van a tener que vérselas con el mundo que estamos haciendo los adultos. Es urgente que reaccionemos. Creo que cada uno, desde su lugar, debería estar dando esa pelea: consumiendo responsablemente, descartando la basura de la mejor manera, reciclando y movilizándose para exigir las leyes necesarias. Estas canciones buscan concientizar y sensibilizar. Creo que el arte, en general, puede acompañar fuertemente ciertos procesos positivos de cambio.

-¿Cómo vivieron estos meses de aislamiento, siendo que el contacto con el público es parte esencial de su trabajo?

Sebastián Cúneo: -Se extraña muchísimo el contacto permanente con el público. Pero lo enfrentamos trabajando. Teniendo la restricción de no poder tocar en vivo, nos enfocamos en crear, componer, grabar, producir y hacer crecer los Canticuénticos en papel, comenzando con una colección de videos que llamamos la “Cantiteca”. Mantuvimos el contacto con el público de diversas maneras, a través de las redes, recibiendo y mandando mensajes, videos y saludos a jardines, escuelas, instituciones, cumpleañeros y cumpleañeras. Y hasta compusimos una nueva canción de cumpleaños con ritmo de candombe para festejar a la distancia durante la cuarentena. Ahora estamos encaminados a tener todo listo para volver a tocar apenas se pueda, priorizando las visitas a todos los teatros que quedaron pendientes de reprogramación en el país y las giras postergadas a Uruguay, Chile, Ecuador y Colombia.

-¿Qué imaginan de ese reencuentro con su público?

S.C.: -Yo creo que va a ser muy emotivo. Lo vamos a valorar todavía más que antes, y vamos a tener mucho material para compartir. Un concierto en vivo es mucho más que eso, es como una fiesta compartida donde el público es parte tanto como nosotros. Creo que eso, después de habernos extrañado tanto mutuamente, se va a potenciar y celebrar.

-¿Por qué buscan difundir los ritmos folklóricos argentinos y latinoamericanos?

R.H.: -Los ritmos y géneros folklóricos de Argentina y Latinoamérica son parte de un patrimonio cultural riquísimo que muchas veces se desconoce. Pensamos que vivenciar y asumir como propias esas músicas desde temprana edad puede fortalecer la identidad colectiva. Sentir orgullo por la propia cultura puede proteger del avasallamiento causado por la industria global del entretenimiento. Desde cada región de Latinoamérica podemos compartir con nuestros vecinos continentales nuestra riqueza musical y a la vez nutrirnos de la de ellos, ya que, pese a nuestra gran diversidad, tenemos una historia común y problemáticas y anhelos parecidos.