Decenas de machotes enardecidos del grupo de extrema derecha English Defence League (EDL) se juntaron en la ciudad de Birmingham el sábado 8 para hacer sonar los meñiscos con la excusa del atentado del 22M en Londres. Enojados con lo que creen que es la peste buvónica toda ella bajo el rótulo “musulmán”, los EDL se reunieron de a cien a pesar de las alertas que siempre se prenden cuando deciden hacer yunta. Pero como el choque de fuerzas no es patrimonio de nuestro territorio y el mundo entero está envuelto en un conflicto que se trama en las calles y con los cuerpos en movimiento, la marea humana de tatuajes musculosos terminaron por rodear a una mujer que les gritaba “islamófobos”, munida ella de su velo y a quien nadie salió a proteger (aparentemente la policía es misógina en todos lados, qué consuelo). 

La English Defence League (Liga de Defensa Inglesa) es una agrupación de extrema derecha que junta los craneos de sus miembros (nunca mejor dicho porque mujeres no cuentan en sus filas) en oposición al islamismo y la sharia en el Reino Unido. Ellos mismos se definen como “defensores de la forma de vida cristiana” y son uno de los más significativos movimientos contra-jihad en toda Europa. Se llevarían muy bien con Mariana Rodríguez Varela y su “bebito” colgado de los balcones. Ian Crossland, el líder de EDL, encabezaba esa patriada hasta que Saffiyah Khan interpuso su silueta, con un porte radiante, sonriente, en una mueca que roza la ironía con la sutileza de un colibrí y la fortaleza de una pantera. Dio la vuelta al mundo la foto que inmortalizó todo ese baile, de Crossland gritándole, incluso en un momento levantándole la mano, y Saffyah, británica de nacimiento pero de origen paquistaní y bosnio, simplemente sonriendo, en silencio, como espejo rebotín de una imagen patética y obsoleta, esa demostración de poder que tanto circula en estos días como ejemplo del violento que perpetra los más nefastos delitos machistas. 

Alaridos de un poder que está en la cuerda floja, el patriarcado tambalea con representantes como Crossland o al menos se muestra vulnerable y fofo de fundamentos. Y el feminismo se fortalece cuando la sororidad hace su trabajo: no sólo Saffiyah se plantó frente a Crossland sin perder la compostura y regalando una postal de feminismo al mejor estilo “No pasarán” sino que a los pocos días se juntaron las nuevas aliadas. Zaira Zafar, la mujer de 24 años con el velo a quien los machotes rodearon, agradeció personalmente a Saffiyah y los hashtags volvieron a explotar a favor del feminismo pop y combativo, ese que responde con un gesto demoledor y a quien Las12 dedicó su tapa el número pasado en la pluma de Luciana Peker citando representantes de todo el mundo, de las Estereotipas a Barbijaputa, reivincando la militancia diversa y echando flit al academicismo blanco y europeista. En la semana en que Micaela fue encontrada ahorcada por un violador serial que debería haber estado preso y cuya militancia despertó todo tipo de respuestas y elucubraciones estigmatizantes, algo del orden de merecer la muerte por su orientación política o su entorno, la puesta del cuerpo en la calle de Saffiyah refuerza la idea de que la parodia es un arma de altísimo filo y goza de renovada salud.