La ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, llamó a Omar Perotti y a su equipo en el área, con Marcelo Sain al frente. "Había que hacer una puesta a punto", dijo el gobernador acerca de lo que en entrelíneas se entendió la preocupación que llegó a la agenda federal sobre la escalada de violencia en Rosario, y la necesidad de controlar más la escena pública para reducir la circulación social y, por ende, la posibilidad de contagio de coronavirus.

La reunión esta vez no fue virtual. Perotti viajó a Buenos Aires con su ministro de Seguridad y el secretario de la cartera, Germán Montenegro. "Era una reunión que teníamos pendiente desde el cambio que hubo con las fuerzas federales en la provincia, y sobre todo con Gendarmería en los últimos días", dijo el titular del Ejecutivo provincial. 

La preocupación del gobierno central por la situación en Santa Fe, y en lo particular, el sur de la Bota, ya se reflejó esta semana en procedimientos de control que activó la Unidad Ministerial de Seguridad, y el celo puesto en difundir que desde octubre –cuando esa oficina se instaló en Rosario– las fuerzas federales arrestaron a 3860 personas, y secuestró más de 900 vehículos y casi 400 armas de fuego. Pero el trajín de la crónica roja en esta ciudad eclipsó pronto el despliegue de propaganda: las balaceras continúan y en menos de dos semanas de enero, Rosario ya suma 8 asesinatos. 

Perotti puso énfasis en la articulación con la cartera nacional. "Después del último decreto de necesidad y urgencia del Presidente teníamos necesidad de fortalecer controles en la nocturnidad, y era clave restablecer la estrategia y la presencia de fuerzas federales en Santa Fe. En particular, con los cambios que se van dando en el mapa, las zonas de delitos, luego de diferentes movimientos con distintas acciones liberando en la provincia", dijo textual. 

"Había que poner una puesta a punto. El deseo es mejorar el funcionamiento, particularmente en la instancia de los cambios para la circulación en la noche y hacer los ajustes necesarios para una mejor presencia, y más coordinación con fuerzas provinciales y federales", dijo el gobernador al término de la reunión que se prolongó por más de tres horas. "Se puede mejorar y mucho. Esta acción conjunta tiene que marcar un punto de inflexión en cómo veníamos funcionando en el territorio, y en Rosario en particular", renovó.

En el llano, el gobierno ya paga el costo político y acusa la demanda por la percepción social de una violencia urbana casi constante y extendida en la urbe. Mientras el jefe de la Unidad Regional II, Adrián Forni, atribuyó la escalada delictiva y de violencia al crecimiento demográfico de Rosario, el intendente Pablo Javkin pasó factura y en público emplazó a las fuerzas provinciales y federales de seguridad que "nos cuiden más".

Perotti refirió de manera tácita esos requerimientos y eligió correr el foco hacia la pandemia y la situación sanitaria local: "En Rosario trabajamos por la necesidad de tener acciones para una mayor pacificación, pero también porque en el sur provincial tenemos indicadores crecientes de casos covid nuevamente. En el norte crece y también crece en los departamentos del sur. Nos obliga a estar muy atentos, no descuidar ninguna instancia de control. Y durante el día los movimientos que tengan que ver con la recuperación productiva de cada actividad apostando a poner a Santa Fe de pie", abundó.

Por último, y sin chance de que alguien más oficie de vocero de la reunión, el gobernador instó a "trabajar hasta el horario en que se debe, y luego bajar la circulación. Ojalá que estas medidas nos permitan de aquí a fin de mes tener una situación controlada. Seguimos con fuertes testeos en distintos lugares, y vamos a sumar otros como terminales de micros, lugares de concentración de playa en la provincia, y también seguir optimizando acciones que permitan en la medida que vayan llegando las vacunas tener la provincia preparada para una mayor aplicación en el menor tiempo posible", finalizó.