Desde que comenzó la pandemia, uno de los espacios que sin dudas encontró formas de reinventarse fue el Cervantes. El único teatro nacional de la Argentina supo adaptarse a la coyuntura bajo nuevas propuestas que incluyeron obras por streaming, programas de articulación entre las artes escénicas y las escuelas, y hasta un concurso federal. Ahora, la apuesta para esta atípica temporada de verano será la de trasladar sus escenarios a la explanada de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), con un ciclo de obras al aire libre que se podrán disfrutar a partir de este jueves.

“La idea del ciclo -explica Sebastián Blutrach (encargado de la parte artística de la dirección del Cervantes)- es tener presencia, seguir generando contrataciones a una comunidad artística que está muy caída -sin contratos, ni perspectivas-, y poder ofrecer espectáculos en las mejores condiciones que podamos”.

Con entrada gratuita y previa reserva por la página web de Alternativa Teatral, el programa incluye una selección de obras del concurso "Nuestro teatro", creado al poco tiempo de iniciarse la cuarentena. La iniciativa, que en su momento había apostado a generar un hecho artístico en tiempos de coronavirus, hoy se resignifica y se adapta a lo que es una salida segura, y al aire libre.

Entre las obras que se presentarán se encuentran: Civilización, de Mariano Saba, Lo sutil del desamor, de Anahí Ribeiro, Un hembro, de Rubén Sabadini, La Ilusión del rubio, de Santiago San Paulo, Esa iglesia llena de enemigos armados hasta los dientes, de Agustín Sáiz y El ojo del destino, de Francisco Estrada. Además, también se sumará un espectáculo para toda la familia a cargo del grupo Anda Calabaza. Las funciones están programadas de jueves a sábados a las 22 y los domingos a las 21, menos la propuesta de Anda Calabaza, que irá sábados y domingos a las 19.

Se trata de una coproducción entre el Teatro Nacional Cervantes, el Ministerio de Cultura de la Nación y la Biblioteca Nacional, que surge de la imposibilidad -por el momento- de arrancar con la temporada presencial en la emblemática sala María Guerrero. Parte de la nueva realidad que afecta a los teatros -tan limitante como necesaria- es la de re reacondicionar sus salas. Por eso, en este contexto, la posibilidad de concretar una producción de este tipo es de destacar, en un momento en el que la inmensa mayoría de los teatros no pueden ni siquiera abrir sus puertas.

Sobre las perspectivas a futuro Blutrach afirma que, si bien “estar abiertos es para festejar”, la situación teatral es preocupante. Aunque “el 30% de aforo no alcanza”, considera que no están dadas las condiciones para pedir más si esto efectivamente se trata de una segunda ola. Pero, “si es parte del comportamiento de diciembre y van bajando los casos, sería muy importante que se abran los teatros al 50%”. Al mismo tiempo, añade: “si tenemos 50% de aforo van a venir producciones más atractivas y va a ser mejor para que las salas independientes también puedan abrir”.

Con respecto a lo que se espera para el Cervantes en lo que sigue del año, -salvo que las cosas vayan cambiando con el estatus sanitario- Blutrach manifiesta: “iremos cumpliendo con los compromisos del año pasado que no pudimos estrenar y que son los que había dejado la gestión anterior”. Y augura: “esperamos poder completar la programación y que de a poco se vayan abriendo las otras salas”.